lunes, 28 de diciembre de 2009

Lo que se gana cuando se pierde

Otro año que no se quiere ir, pero no vamos a hablar de eso... bueno, un poquito sí. Creo que este año de mierda ha sido magnífico. ¿Por qué digo eso? Hasta hace cinco minutos me parecía un año de mierda, pero de pronto mi cabeza quemada se iluminó: no lo fue. Por el contrario, fue uno de los mejores años que tuve. ¿Por qué? Bueno, eso no está del todo claro, pero puedo decir algunas cosas que podrían ser la razón, aunque no lo sean.

Este año descubrí un nuevo mundo sin uniforme, al menos sin uniforme blanco - que dicho sea de paso tiene muy poca onda y está re trillado - en el cual la gente tiene preocupaciones muy irreales. En este mundo a casi nadie le preocupa que no le falte nada a sus hijos, porque casi nadie los tiene; a casi nadie le importa lo que dice su recibo de sueldo, porque casi nadie tiene recibo ni sueldo, y podría seguir, pero creo que se entiende la idea. En este año sabático encontré que un mismo lugar físico desde dos enfoques muy distantes representa dos lugares completamente distintos. Un lugar de paso se convierte en una suerte de mala casa, un café pasa a ser un ritual. El día no empieza a las 5 ni a las 6 ni a la hora que te levantes: empieza dos o tres horas después que abrís los ojos.

Este año descubrí algunas cosas más. Me sorprendí, me interesé, se despertó un poco mi curiosidad, por así decirlo. Pero esa es una cuestión abierta para el 2010, el 2011 o el que sea. En mi cabeza se plantean situaciones, se plantean conflictos; como siempre, se plantean cosas que no hace falta plantear. Innecesariamente hago análisis de fantasías, construyo mundos y los derrumbo. También es un poco peligroso, porque hace que me aburra de realidad antes que sea realidad, sacándole toda oportunidad. En fin, hubo un par de cosas hasta hace quince minutos malas, que vistas detenidamente fueron las mejores del año... lo que se gana cuando se pierde. Hubo cosas que ya etiqueté como buenas contra todo pronóstico, y no se hasta qué punto lo fueron: lo que se pierde cuando se pierde. Por otro lado, puedo decir que hubo cosas, lo cual ya es algo.

Este año todavía no se fue, y no se va air hasta los primeros días del que viene. La parte buena sí, ya se fue, pero se fue para volver... quizás. ¿Qué me depara el próximo? Ni puta idea. ¡Feliz año! Y aún más, sigan felices.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La claque descalza no aplaude y la audiencia a 60 va a mil

Tantas realidades en tan poco espacio. Él representa una escena clásica de capricho, tirándose al suelo, frenando, escapando unos pasos y de vuelta a empezar, tiene 3 o 4. Ellos son dos de los tantos espectadores indiferentes. Tienen 4 o 5, 5 o 6, en primera fila y ni vieron correrse el telón. Descalzos y de sus brazos tirando unos hilos, de una cuadra, o cuadra y media, manipulados por titiriteros con caretas, ajenos a sus muñecos. Los muñecos más expresivos, con caras de resignación, sosteniendo como columnas el peso de esa realidad mal estructurada.

Hay otro mirando desde la platea, a 60 por hora. Usa binoculares y tiene la espalda rota. Conoce el peso de otra realidad, y no vale la pena intentar comparar. Distintas realidades compartiendo un mismo espacio es un espectáculo que resulta raro al ver, pero daría igual que fuera otro espacio, la interacción entre ellas, para lo que importa, no pasa de ahí. Hablen los que saben del gran plano de las cosas, no es lo que me interesa ahora.

A nadie le gusta cargar un peso en la espalda, a nadie le gusta vivir una realidad que no le satisface. Pocos ven la belleza de la suya, pocos entienden lo que importa, porque no saben lo que vale. De cualquier modo no pueden compararse entre ellos, no pueden compararse desgracias, malos pasares ni logros. No pueden compararse hechos de distintos mundos sin caer en la opinión, en la filosofía del espectador. ¿Esto es mejor? ¿Esto es peor? ¿Esto importa?

La audiencia tras la ventanilla dedica unos segundos a mirar, unos minutos a pensar y se olvida por un rato. Da su atención entre una realidad y un sueño, en medio de la batalla por distinguir con cuál quedarse, como si eso tuviera algún sentido... y falta paz, la prueba de las 36 horas ya más que doblada. Una habitación vacía, un gusto amargo, una charla para decirle a quien no entiende y escucharse a uno mismo. Escucharse con una ilusión, que como siempre no se cumple. Una ilusión simplemente triste. Ninguna de las cinco palabras regentes resuena. Sin embargo, hay otro espectáculo. ¡Sigan felices!

jueves, 29 de octubre de 2009

Crónica de un sueño desperdiciado

Él era medio hippie en el alma y recio en el corazón, corte desprolijo y era un cagón. Ella una princesa sin padre, sin tierra y sin postor, no había azul ni celeste, un gris a oscuro de vez en cuando. No les cuento una historia de amor, no hay historia, hay amor. Corrían en ese tiempo los días de la vida, la vida les corría los días, los días los corrían y ellos no se movían. Él no sabía ni dos más dos; ella sabía decir cinco, no hacía falta ni preguntarle.

Vivían en el mismo castillo de cristal. Él se escondía en el sótano y ella miraba por el balcón. Desde afuera las paredes eran ventanas, desde adentro estaban tapiadas. En el centro una frágil torre de papel por la que se deslizaba una cuerda de la que él tiraba constantemente, y el tañido de las campanas ensordecía a todos alrededor, excepto a esos ciegos que no querían escuchar. Pero en el país de los ciegos el tuerto es rey, y en el de los idiotas, el rey, es el rey de los idiotas, tuerto o no. En este país había un solo castillo.

Afuera el invierno se hacía primavera y ya estaban en verano. Adentro el tiempo estaba congelado, no pasaba nada, y el tiempo no existe donde nada pasa. Pero se iban los años y ellos seguían buscando... a veces se movían, a veces esperaban, a veces se quedaban, pero la luz nunca se hace si no hay nada que ilumine, y así como Godot nunca llegaba, nadie alumbra si no es capaz de notar la oscuridad, no hay respuestas donde no hay preguntas.

La falta de comprensión duró una vida y los días dejaron de correr, Romeo y Julieta no se conocieron hasta el lecho postrero, sin veneno y sin Shakespeare. El castillo se derrumbó y los añicos de una maravilla perdida les enseñaron en un instante la vida que no tuvieron. Supieron que es mejor vivir enfrentando un futuro incierto que morir añorando el pasado que nunca fue. Bastó un instante para que sufrieran la tortura de una vida. En un solo instante aprendieron lo que nunca se atrevieron a saber. Pero lo entendieron, ya habían perdido.

¡Sigan felices!

miércoles, 21 de octubre de 2009

La brisa y el vendaval

Aquellos viejos tiempos. Cuando unos golpes nos divertían por semanas, cuando lo malo era tomar ese vaso y esa cuchara, y el dolor de la semana. Cuando nada preocupaba, nada que preocupe ya. Cuando no eras y no brindaba. Y sigue caminando, saliendo de la línea, hacia una abstinencia caótica. Sonó Pink Floyd todo el día, la mayor parte sin volumen.

Cuando la acidez brotó y empezamos a ser yo. Dice que hoy los tiempos van a mil, digo que siempre van a mil, digo que a veces paran y dejan mirar, nada más que mirar. Pero el que sabe se conforma, pero de conformarse hablaban Charly y Nito. Thank you.

Entonces pisamos sobre tierra un poco más firme y realista, tragamos arenas más suaves, sin tormentas, apenas una brisa, que quiere ser ventisca de vez en cuando, con el cuando del vendaval que trae el resto del sur. Aprendí a disfrutar, a alegrarme como nunca. Aprendí a aceptar que no importa nada más, que no importa quién ni cuándo, no es exacto, y acá sin existencia en la parte real aseguramos unicidad en la imaginaria (no es matemática, no le busquen sentido por ese lado que no van a tener suerte).

Tengo mucho que decir, pero siento que acabo de decir gran parte. Es mentira, ya lo se, nadie lo puede entender. Seguramente en unos días ni yo entienda lo que dice. Pero la verdad es la verdad después de todo. Y yo no soy actor, ya hay bastantes para fingir. Sigan felices!

sábado, 10 de octubre de 2009

Life is what happens to you while you're busy making other plans...

Se me pasó un día, ya lo se, es que ayer estuve algo ocupado, pero no me olvidé (ni mi profesor de numérico, que notó la remera). Ayer se cumplieron 69 años del nacimiento de John Lennon y creo que está bueno recordarlo con una idea suya: Love



Es una forma de recordarlo, nada más. Aparece mucho Yoko Ono, sí, obviamente, era la mujer que él amaba y tenía, es natural que aparezca. Supongo que es parte de las cosas que dejó. Sigan felices!

lunes, 14 de septiembre de 2009

Puro love baby!

Lunes 11:30 am. Un colombiano irrumpe en mi vida; él dice que todavía hay amor en mi, que sigo pensando en ella y los buenos momentos que pudieron ser. En un principio lo ignoré, me alejé de él, quise decirle que no la necesitaba, que mi vida sin ella estaba bien. Él solamente miraba a unos metros, miraba mi actuación como quien ve una comedia en el cine, alguien de fácil carcajada aguantándose para no llamar la atención. Creo que mi farsa duró dos minutos, hasta que volví a él y lo invité a venir conmigo. No había mucho que perder con probar.

Lunes 1:30 pm. Junté coraje con la ayuda de mi nuevo compañero y la enfrenté. Desnudé mi alma ante ella y bajo la mirada reconfortante de aquel que me decía que eso que estaba haciendo era lo correcto. Fueron unos minutos de pelea y se hizo el clic en mi mente. Bastó que la tocara, como debí hacer desde un principio. Una caricia y eso fue todo. Estalló el amor a presión, una relación renovada, amor nuevo, o viejo... como si los años no hubieran pasado, como si no hubiera sido tiempo perdido. Yo supe vivir sin ella, y ella se escondió de mi. No nos entendíamos y yo actué de manera cruel y dije esas cosas feas aquel 6 de mayo, pero hoy, les digo a todos ustedes, esto es amor. Y le digo a ella, esto es puro love baby!

Así que, espresso colombiano de por medio, me despido. Sigan felices! Yo tengo mis buenos minutos.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Mentime que me gusta

Primero pensaba escribir esto como post, pero me pareció que no valía la pena. Después empecé a escribirlo como comentario del post anterior, pero empezó a ser demasiado extenso. Así que lo pongo como un post que solamente pretende ser una pregunta al aire, ya que en realidad lo único que me surge es una pregunta: ¿qué tan cobarde hay que ser para convertirse en un mentiroso?

Realmente no entiendo, porque es obvio que los mueve la cobardía, pero no llego a comprender el valor de sus miedos. ¿Le temen a cómo los vean, a pasar vergüenza, a lastimar?¿Necesitan engañar a los demás?¿Necesitan engañarse a ustedes mismos?¿Realmente necesitan mentir para sentirse seguros? Y si el problema anda por alguno de esos lados, ¿no le temen a quedarse solos, convertirse en personas en las que nadie confíe?

Yo soy un tipo bastante tolerante creo, pero realmente odio cuando la gente me miente. Siento que intentan tomarme por idiota o que simplemente les importo un carajo (lo cual a veces no significa nada y a veces si). Me parece que deberían ordenar mejor sus miedos, las mentiras no llevan a un lindo destino. Pero bueno, esto es solamente una opinión que se me cruzó por la cabeza decir por acá en este ratito que no estoy haciendo nada. Lo que digo es que no viene a nada, no es algo personal, es simplemente un pensamiento de esos tantos que tengo y que, a veces, se me ocurre contar. La confianza es muy frágil. Dicho esto, sigan mintiendo felices! No pretendo cambiar el mundo, ni un poquito.

Cassandra 2.1

La conocí hace un tiempo y me enseñó un par de cosas. Podría robarles otra vez, pero es parte de algo más antiguo. ¿De qué sirve saber cuando no te creen?¿De qué sirve saber cuando no hay nada que puedas hacer? Por un trato que no pudo o no quiso cumplir, pasó su vida profesando a oídos sordos, viendo venir desde lejos cada desgracia que tendría que vivir con la impotencia de no poder hacer nada. La chica vio en sueños vivos su fin, pero no había quien la oyera, no había quien la ayudara y no había nada que pudiera hacer. ¿Habrá sentido el peso de la impotencia?¿Habrá sentido el placer de saber que tenía razón?¿Habrá entendido que todo estaba más allá de su alcance, que no era su culpa? Cuando la conocí no me contó esa parte, pero realmente nunca existió.

Limadísimo como nunca, buscando un parche grandote. Un parche es algo bastante particular: se usa para tapar algo, en general algo que falta y no se quiere mostrar que falta, pero a su vez es demasiado evidente que está ahí y todo el mundo sabe para qué está, entonces todo el mundo sabe que debajo de ese parche algo no está bien. Por otro lado, un parche no es nunca una solución definitiva; eventualmente el parche se suelta o todo lo que está a su alrededor se echa a perder y la solución definitiva acaba siendo tirar parche junto con toda la prenda a la basura... a menos que seas un pirata, pero piratas eran los de antes.

Ella no usaba parches, supongo. No tendría sentido, y menos aún siendo que nunca existió. Pero ella sabía, y sabía por saber, era su maldición. Pero, ¿realmente era una maldición? Evidentemente sí, el solo hecho de preguntárselo la convierte en una, pero una muy extraña. Es una maldición que no querés pero que odiarías no tener. Muy loco. Bienvenida otra vez Cassandra, será cuando quiera, y que sigas feliz. Vos también. Sigan felices!

sábado, 29 de agosto de 2009

What is and what should never be

Suena recurrente que este también hable de deseos, pero no tiene que ver con los míos. Es una visión que pone Boccaccio en boca de Pánfilo en el cuento séptimo del segundo día.

Por la desgracia de la gracia que da la naturaleza, ella que tiene lo que tantas anhelan, recibe con una sonrisa a sus nueve amores falsos, que a lo largo de varios años de su vida, uno tras otro la toman para sí deshaciéndose del anterior. La época era otra y los cuentos del segundo día deben tener final feliz, pero las primeras líneas dicen eso que todos sabemos y olvidamos, o a veces no creemos. Excusas de los pobres infelices tal vez, pero seguro que no en este caso.

Tal vez Boccaccio exagera, pero esencialmente lo que dice es que la ambición por obtener aquellas cosas que por orden natural no nos corresponden puede llevarnos con mucha facilidad a la desgracia, como así también, aquello que vemos como un don en alguien, tal vez en carne propia sea solo un castigo. Sin embargo, nadie dice que no podamos buscar tales cosas, la cuestión es: ¿deberíamos? Tampoco nadie nos dice eso. Es la base de ser dueños de nuestro propio destino. Somos libres de intentar hacer lo que se nos de la gana, pero no estamos libres de las consecuencias de hacerlo. What is and what should never be (colgué en medio de esto con Zeppelin). No se trata solamente de decidir si el fin justifica los medios, es algo un poco más suave. Yo diría que todo eso que pasa debido a lo que hacemos y no nos damos cuenta, eso que en el momento no vemos; son esas las consecuencias de las que no estamos libres. Por dar un ejemplo, si lo que hacés involucra tratar a la gente como si no valiera dos mangos (que muchas veces eso pasa), es muy probable que pierdas a muchos, y tal vez te des cuenta de eso recién una vez que están perdidos. Tendría que desarrollar un poco más lo que digo porque puede parecer poco consistente, pero en mi cabeza, que está desarrollado, tiene todo el sentido. Se los dejo pensar a ustedes (o no).

Colgué con muchas cosas mientras escribía esto y ya no estoy seguro a qué iba, así que la corto acá. Somos dueños de nuestro destino, pero no estamos libres de las cosas que no vemos.

jueves, 20 de agosto de 2009

En el Café de las Ciencias...

Estaba yo esperando en el Café de las Ciencias (nombre algo extraño teniendo en cuenta su ubicación). El reloj sobre la puerta de entrada daba la 1, aunque para mí poco importaba el número, era la hora en que el tiempo se estira. Entre tanto escuchaba las charlas de café de aquellos otros que se encontraban encerrados en la misma burbuja que yo: un padre hablando de sus hijos vividores sin borrar la sonrisa de su cara; la madre de un combatiente muerto en Malvinas indignada por la dirección de las nuevas protestas; un hombre mayor, en sus últimos años, tosiendo como si fueran sus últimos minutos. Y en la pared el único guiño a las ciencias del café: una foto blanco y negro del planetario Galileo Galilei iluminando la noche. A la vez, en mi cabeza pensaba y me preguntaba: ¿qué clase de hijo fui yo?¿qué hombre soy?¿alguna vez seré ese viejo que tose sus últimos suspiros? Aunque realmente nada de eso me preocupa demasiado. Mis angustias son otras, pero no importaba ahí. La mesa de la derecha tenía sabor a algún recuerdo alegre.

Ya había terminado con mi café y las agujas apenas se habían movido. Seguí pensando, un poco en el destino, por así decirlo. ¿Algunas personas nacen para vivir de una manera determinada? Si tuviera algún deseo, ese deseo sería que no fuera así. Hoy por hoy aparentemente me dirijo a un destino que no me agrada demasiado. Está en mi poder cambiarlo, por supuesto, es lo que diría cualquiera y es lo que me gusta creer. Sin embargo hallar la manera de lograrlo, personalmente, me resulta muy difícil.

No digo esto en un tono triste, deprimente o trágico. Lo digo con algo de enojo. Me dijeron que si hay algo a lo que estoy atado, ese algo soy yo mismo. La verdad es que eso es cierto y es de lo que hablo hoy; si yo soy la piedra en mi camino, ¿cómo aparto esa piedra para no tropezar? Ni las ciencias, ni el café tienen la respuesta. Lo más seguro es que la respuesta esté en mi interior. Y como siempre, sigo volviendo a mí. Al menos puedo grabarlo para el recuerdo, para no olvidar que hay algo que necesita solución.

Abierto a opiniones

sábado, 15 de agosto de 2009

Jugando a desear

Estoy pensando en muchas cosas. Tengo muchas ideas, algunas son más bien deseos... ¿saben hace cuánto que no pido un deseo? Antes me sumaba a esa costumbre de pedir un deseo en mi cumpleaños o en esa otra fecha que ahora no me acuerdo, pero ya no. Algunos de los últimos cumpleaños ni siquiera soplé una vela (post no apto para mal pensados). A lo que voy es que los deseos son malos, nunca se cumplen. Obviamente no van a cumplirse por si solos, pero en general ni ayudarlos sirve. Me quiero sacar estas cosas de la cabeza, porque interfieren con otras y no hacen ningún bien, pero no puedo. Para algunas necesito un trabajo, para otras más tiempo, para otras volver a nacer y para otras no tengo ni la más mínima idea.

Hay un elefante viniendo hacia mí en una copa triste y Janie's got a gun musicalizando de fondo. Es que después de tantos años todavía no sirvo para esto, me falta lo mismo de siempre. No importa para donde huya, es obvio que eso no soluciona nada, y yo lo se pefectamente. Ya lo se, ya lo se, yo se todo, pero tampoco se puede ser siempre tan egoísta. Es decir, podría, pero seguro que a la larga termina mal... y no tan larga. Trato de enfocarme como hacía antes, pero no funciona. No se si llamarlo miedo; es una barrera, pero creo que está para protegerme de cometer algún error, por eso no se si llamarlo miedo. El tema con esta barrera es que genera una falta de armonía que no consigo compensar. Todavía busco la solución, y lo consulto con la pared y la botella, y a veces me voy de mambo... es que no responden y a veces eso saca de quicio. Igual la esperanza está, pero ya saben cómo es, hablé de ella una vez. Como sea, ustedes sigan felices.

viernes, 14 de agosto de 2009

De nombres y parcas...

Es como un efecto visual, zigzaguea, pero al ser tan larga, de lejos, se ve recta. Aburrida, como una broma pesada de Láquesis. La gente no entiende, pero la puede culpar a ella por su falta de imaginación. La puede culpar porque tiene nombre, como otras tantas cosas. Le ponemos nombre a todo lo que conocemos o queremos conocer, porque si tiene nombre lo podemos manejar. La expresión "esto no tiene nombre" queda reservada para las cosas demasiado buenas o demasiado malas como para ser reales. ¿Qué es esa farsa de seguridad? No causa gracia, es más bien triste.

"Y caminando por el Paraíso conocí a ese duendecito, y en medio de la oscuridad él sólo quería luz; y ardió, y ardió... se ilunminó en las llamas del Infierno y siguió bajando, llegó frío hasta el noveno, donde los que son como él no descansan. Y gritó, pero son todos oídos sordos para las voces tan profundas; ¿quién es?¿quién puede y quién debe ser el Minos de su cuento?"

Lo bueno es bueno, y lo malo es malo, esos son sus nombres. Nombres de blanco y negro, para hacer las cosas más fáciles. Pero algunos prefieren los matices, los grises que complican todo. ¿Dónde está la línea que separa el gris claro del oscuro? No está pintada y no todo está escrito. Algunos le ponen nombres muy explicados, pero no hay una definición. Es de esos nombres de los que se dice tanto que al final nadie entiende qué representan. O lo que es peor, algunos entienden una cosa y otros otra. Y cuando la gente se desentiende, nunca termina bien.

¿Sería mejor que serpentee entre el blanco y el negro? Podría correr de un extremo a otro sin ninguna suavidad, viviendo entre el sí y el no, sin dudas, sin pensar. Podría vivir en su anarquía solitaria y actuar como protagonista de un destino simple. Seguramente vería que los filos de lo simple no se cuentan con una mano y lo que pasa atrapado en ese fluido extraño no se arregla con filosofía, no se cambia a gusto. Le ponemos nombre, le inventamos un autor de mil alias y somos dueños solamente cuando nos conviene; cuando no, nos lavamos las manos con un poco de música y nos olvidamos, si igual ya está escrito. Las estupideces nos sobran.

viernes, 7 de agosto de 2009

Amor fati

Se muy bien lo que esperan. Algunos quieren leer cuentos, historias ficticias, fantasías, algo bien escrito; algunos quieren leer delirios filosóficos, opiniones, pensamientos, razonamientos. Algunos leen y analizan el texto, otros analizan a quien lo escribió. Algunos solamente leen palabras, que a veces suenan bien, pero no les dicen nada. Algunos sencillamente no entienden.

Cuando era chico veía las cosas como un chico (sí, no me maté con la reflexión). Tenía mis ilusiones, mis fantasías, mis esperanzas. No se si pretendía algo del mundo, supongo que no, por suerte los chicos no saben de esas cosas. En algún momento muchas ilusiones se esfumaron; dicen que el tiempo vuela, pero él no tuvo la culpa. Yo cometí errores, todos cometimos errores. Después llegó el tiempo, pasó y yo no lo vi. Nada de eso importa ya, pero lo digo porque estoy aburrido y hablar de historia da una sensación de conocimiento que a todos nos gusta. Creemos que si sabemos lo que pasó podemos darnos una idea de lo que puede pasar. Eso no es mentira ni verdad, es simplemente un puede ser que nos conforma.

Todos cometemos errores, y muchas veces no lo notamos. Visto en retrospectiva suele parecer más claro, y aunque inútil, saberlo está bueno. No es para arrepentirse, eso no tiene sentido. Tampoco para no repetirlo, los errores del pasado nos enseñan mucho menos de lo que creemos. Es simplemente saber. Algunas cosas pasaron y se fueron sin dejar rastro. Otras dejaron atrás una huella, más o menos profunda. A veces miramos y sentimos que todo es posible, que no hay certezas. Y creo que es verdad, las certezas no existen, aunque yo tengo un par.

Algunos creen que soy un niño eterno (hasta habrá quien se lo reafirme al leer lo que escribo), y están muy equivocados. Creo que es que simplemente no tuvieron la oportunidad de ver el cómo y el por qué de las cosas que digo y hago, o tal vez sí tuvieron la oportunidad pero no se esforzaron por entenderlas, o tal vez la tienen y están en proceso, o tal vez algún día. Tal vez ni les importa, lo cual también está bien, a veces.

Hoy quiero un montón de cosas del mundo, y algunas hasta pretendo recibirlas. Algunas hasta creo que me corresponden. También hay otras que ni siquiera se si las quiero, y no pretendo recibirlas, pero la esperanza está, más allá de la conciencia, está. Pero deny everything es una política que a veces funciona bien. Todo esto es por algo, así que está bien, nada es porque sí. Lo difícil es no saber lo que tengo, lo que realmente tengo. Qué se yo, ya veremos a dónde nos lleva esto. Sigan felices!

jueves, 16 de julio de 2009

Quod Natura non dat, Salmantica non praestat

Somos seres humanos, irracionales pero pensantes... a veces, muchas veces creo. Tal vez nuestros pensamientos no siempre parecen muy útiles porque las preguntas que nos hacemos no son las adecuadas. O tal vez las preguntas que nos hacemos son demasiado pretensiosas; después de todo, somos seres humanos.

La historia del hombre en el mundo está grabada en una larga cadena, donde cada eslabón denota un nuevo permiso que la naturaleza nos concedió. Por supuesto, deberíamos definir qué significa que sea larga. Yo creo que la cadena comenzó a ser larga en el eslabón en el cual la naturaleza nos permitió comprender que estábamos vivos, y por lo tanto, que nuestro paso por el mundo significaba para cada individuo una serie de etapas, y para el grupo en conjunto un ciclo. Hubo un eslabón en el cual la naturaleza escribió: "ustedes ya están listos para saber que hay un principio y un final, ambos inevitables; y que también hay un período en el medio, al que de ahora en más llamarán vida, y lo que hagan en esa vida determinará la continuidad del ciclo de su especie".

Una vez que el hombre supo que estaba vivo, comenzó a hacerse preguntas más profundas, cuyas respuestas no le estaban permitidas per se. Natura dijo ustedes pueden saber, no dijo ustedes pueden entender... gran diferencia. Sin embargo, con su nuevo raciocinio el hombre se volvió soberbio, y de esta soberbia empezaron a nacer doctrinas y explicaciones de las más diversas: las ciencias, la filosofía y las metaciencias, las religiones, etc. Así, las preguntas de todos comenzaron a tener respuestas que se desprendían de los axiomas de la disciplina con la cual cada individuo se sentía más cómodo.

Una frase muy famosa en su momento, y que aún hoy se utiliza explica lo que sobrevino: quod Natura non dat, Salmantica non praestat. Las mismas preguntas, formuladas por distintos individuos abocados a distintas disciplinas comenzaron a encontrar distintas respuestas, por supuesto, algunas más ad hoc que otras. En su afán por agregar eslabones a su propia cadena el hombre comenzó a inventar respuestas. Las ciencias exactas y naturales se propusieron explicar el origen, la posición y el fin del hombre en la Tierra, y no tardaron en apuntar al universo; la filosofía quiso dar cuenta de lo que las ciencias estaban haciendo, pero no se conformó y se dispuso a explicar por sí misma la razón de ser del hombre; las artes quisieron desenmascarar una suerte de espíritu dentro de cada individuo, tal vez sin ánimos de explicar, pero sí de mostrar que cada ser era un universo de pequeñas cosas, y muchas de esas pequeñas cosas podían llamarse sentimientos y éstos, más allá de las explicaciones filosóficas, tenían voz propia y podían transmitirse de las maneras menos pensadas; los artistas dijeron sin palabras "no tiene sentido desoír lo que tu propio ser te dice". Por supuesto, también estaba la religión, posiblemente la disciplina más poderosa en lo referido a influencias, que quiso abarcarlo todo desde su punto de vista. El hombre comenzó a saber demasiadas cosas, olvidó sus raíces y se hizo débil. Con la debilidad del hombre aumentó la fortaleza de dios, y por lo tanto el poder de la Iglesia, que eventualmente se materializó con las Inquisiciones, a partir del siglo XII, y con mayor o menor fuerza y cambiando de nombres, hasta el día de hoy.

Retomando, distintos individuos abocados a distintas disciplinas hallaron distintas respuestas a las mismas preguntas. En algunos casos estas diferencias se solucionaron sencillamente con hogueras y, tras la Revolución Francesa, guillotinas. En otros casos la cosa no fue tan simple y hubo que lidiar con la caída y reconstrucción de paradigmas, lo cual, por tedioso que fuera, puede pensarse que a la larga resultó bastante útil.

Algunos nombres que se volvieron bastantes famosos en estos malentendidos fueron los de Giordano Bruno y Galileo Galilei con las ideas locas sobre la teoría heliocéntrica y otras cositas más. Los dos tuvieron su estilo, al menos según se dice; el primero con su frase a los jueces "maiori forsan cum timore sententiam in me fertis quam ego accipiam", algo así como "parece mayor su temor al pronunciar esta sentencia que el mío al recibirla", aunque eso no le ayudó demasiado. El segundo con las mil idas y vueltas, al menos zafó de la hoguera y, para no ser menos, le adjudicaron la frase "eppur si muove" ("y sin embargo se mueve"), aunque dicen que nunca dijo eso. Lo importante es que, aunque muchos de sus argumentos estaban errados, al final estaban en lo cierto.

A otros, como Gottfried Leibniz, la religión le pegó por el lado de la motivación. Éste, cuando no se la estaba midiendo con Newton, que aunque los libros no lo digan seguramente era una buena parte del tiempo y seguramente le ganaba y por eso Newton sacó todo eso de la gravitación para decir "¡vos la tenés más grande pero a mí se me para más!" (el tipo no sabía perder), se dedicaba a justificar las imperfecciones del mundo matemáticamente, para mantener la idea de la perfección de dios y su creación matemática del universo. Obviamente no hubo motivo para matarlo, aunque tampoco fue muy querido en sus últimos años.

Otro que tuvo un final poco agradable fue Antoine Lavoisier, padre de la química, aunque él no se enfrentó a la Iglesia, sino que la guillotina le llegó por la política (para no hacerlo menos célebre se dice que para demostrar que la muerte no era instantánea se esforzó por seguir parpadeando después que le cortaran la cabeza). Pero me estoy desviando del tema al que apunto, aunque aún no se hayan dado cuenta cuál es ese tema (que por esta vez no es insultar al hombre ni a la religión).

La historia del hombre por el hombre resultó ser a lo largo de los años una seguidilla de situaciones desastrosas, avances y retrocesos, disputas, explicaciones y mucha, pero muchísima miseria. Ahora bien, ¿por qué?. ¿Pensar es malo? Yo no creo que pensar sea malo, tal vez la naturaleza no sea tan sabia y en algo se haya equivocado, pero no creo que fuera en algo tan grande. Pensar puede, a veces, hacer mal, pero no creo que sea malo, que dicho sea de paso es también una palabra bastante subjetiva. Yo creo que el problema es que el eslabón que la naturaleza agregó aquella vez a esa cadena resultó ser demasiado fuerte, y el hombre fue demasiado ambicioso al creer que podría agregar los siguientes por si solo. Al intentar entender la naturaleza, el hombre se olvidó de su naturaleza.

Los seres humanos piensan demasiado (no todos, ya lo se), pero lo hacen mal. Buscan motivos sin preguntarse siquiera si los hay; buscan respuestas y muchas veces no conocen las preguntas. El ser humano se olvida que es un ser irracional por naturaleza y, por lo tanto, los actos y los sentimientos no siempre se tienen que corresponder de una manera lógica. Que tal vez no siempre puedan conocer la razón de ser de las cosas y que esto no quiere decir que no exista esa razón ni que deban dejar de buscarla, pero sufrir por no hallarla es sufrir por una ilusión.

Las artes fueron las únicas que nunca se equivocaron, porque nunca quisieron explicar nada, solamente se ocuparon de divulgar, de mostrar el ser propio o la visión de cada artista, de enseñar al resto del mundo y a sí mismo la persona encerrada en ese cuerpo, su esencia, sus sentimientos. Esas cosas que, a veces, no está en nuestra naturaleza explicar. Esas cosas que a veces, para poder estar en paz, hay que aceptar y entonces seguir, simplemente seguir adelante. Conocerse a sí mismo es importante, pero esta esencia que tenemos dentro, y me incluyo ahora aunque no hablo de mí ni para mí, no tiene que ser necesariamente algo estático que va a estar siempre ahí para que lo observemos, analicemos y tomemos nota cada día, buscando en los siguientes una explicación. Creo que si se lo permitimos, con el tiempo y los sucesos que éste trae puede mutar, en algo distinto, parecido, hermoso, horrible... en algo. Y entonces, tal vez, ni siquiera tenga sentido buscar una explicación ahora, cuando el tiempo con sus jugadas puede cambiarnos las cosas. Aceptar, estar en paz y entonces seguir, seguir y ser felices. Sigan felices!


Con esto reabro el blog. Tal vez algunas personas deberían pensar un poco en los últimos párrafos.

Gracias Pehuen, tu detalle de estabilidad me inspiró

miércoles, 15 de julio de 2009

Deidades eran las de antes...

Dios existe, tiene barba bicolor y vive en mi espejo. No se qué paraíso ven en un baño los que escribieron esos delirios, pero bueno, eran otras épocas supongo. De cualquier modo, buen tipo el barbudo, cada vez que me acerco sale y siempre me devuelve el saludo... a la distancia, yo tampoco quiero parecer molesto, ni que piense que le quiero pedir algo... no, no lo necesito. Un saludo a la distancia está bien. Lo que sí me enferma es que se lave los dientes conmigo; ¡se me pone enfrente el tipo! Para mí que se siente solo.

¿Cuántos de ustedes pueden decir tengo una cita con Dios cada mañana? Yo puedo decirlo. En general varias veces al día, pero a la de la mañana no falta nunca. Puntual como ninguno, eso que suelo cambiarle el horario sin avisar... para mí que se queda toda la noche mirando desde un costadito esperando a que yo entre... ¡y sale con cara de indiferente el desgraciado! Se cree que no le saqué la ficha, pobre infeliz. Pero como decía, buena gente igual. Lo que sí, es muy callado... yo a veces trato de darle un poco de charla, porque me da lástima vieron, todos los dias ahí solo esperándome y yo no le digo nada, eso es de mala persona. Por eso le doy parla, pero es un tipo tímido. Y miren que le hablo del clima, a veces un poquito de política, nada serio, nada de buscar discusión, por favor, no... cositas, como para que diga algo, que se sienta un poco más aceptado. Todos necesitamos un poco de charla de vez en cuando. Pero no hay caso, es como que quisiera, amaga que va a decir algo, mueve la boca, pero no emite sonido. Parecería que algo lo frena. Igual voy a seguir tratando, como dije, me da lástima, no me voy a andar enojando con él porque sea tímido.

¿Notaron que usé mayúsculas para escribir Dios? Totalmente a propósito... ahora que probé que existe, tenía que hacerlo... no para todos los pronombres porque ya es una exageración, no creo que se merezca tanto, pero siendo un ente físico que vive en mi espejo, y a falta de mejor nombre, le decimos Dios. Yo le digo Dios. Un mejor nombre... ¿cómo lo puedo llamar sino? Pasa que se me ocurren nombres de mujer solamente, y por lo que dicen sus empleados el tipo es medio homofóbico, así que no lo quiero hacer enojar. Sí, ya se que es una pelotudez, pero bueno, es una persona mayor, tiene esas ideas retrógradas en la cabeza, no se las voy a andar queriendo sacar yo, máxime que no habla. En fin, Dios existe, tiene barba bicolor, vive en mi espejo y el paraíso tiene aires de baño... fetiches divinos supongo. Sigan felices, yo me voy a hablar con Dios.

Igualmente, se me hace que Zeus tenía un poco más de clase.

lunes, 13 de julio de 2009

¡Tanto tiempo!

No se quién es ese tipo, pero me parece que es un hombre muy sabio, vos hacele caso que te va a ir bien. Tantos años que no te veo... ¿qué es de tu vida? La verdad que se te ve muy bien, y viéndote así no te puede estar yendo mal.

¿La mía? Bárbaro, gloriosa como siempre, y con los años se pone mejor, como el buen vino, no como el vinagre ese de aquella vez; ¿te conté de aquella vez? ¡Qué manera de entrarle! Dos en coma terminaron, pero la pasamos bien. Ni siquiera sabíamos a dónde íbamos con el otro borracho, no nos acordábamos la dirección, pero el tachero pasó por la esquina y reconocimos a todos esos trajeados. Volví a ir varias veces a ese lugar, con otra gente. Ahora sería más fácil encontrarlo, tengo un amigo que vive al lado, te debes acordar de él.

La verdad es que es difícil contarte algo nuevo, no me acuerdo cuando fue la última vez que nos vimos... aquella en el colectivo creo, ¿no? Sí, necesitabas una bolsa para poner las manzanas, ¡que colgada! ¿Eso fue hace tres años? ¿Yo? Yo sigo estudiando, ahora con un poco más de ganas, caí en que tengo que hacerlo, después de todo es lo que a mí me gusta. También estuve un par de años en la industria farmacéutica chupaalmas, esclavizadora... espero no volver ahí. No, no, ahora no estoy trabajando. ¿Que cómo hago? Esa, querida, es una muy buena pregunta. Por ahora tiro, probablemente en unos meses tenga que volver a laburar, pero voy a intentar encontrar algo más a mi gusto. Sí, ya se que a veces esas cosas no salen, pero bueno, al menos trataré. Sino, muy de última, siempre queda un pedacito de alma para que te chupen.

Hoy fui al cine, hacía mucho que no iba. No, no fue la gran película, una policial por así decirlo... ¿cómo se llamaba? Código de familia acá, ya te averiguo el título original... Pride and glory, sí. Es lo que dije hace un rato, igualmente fui en busca del ambiente, no de la película. Estaba estudiando y me pintó ir. Además, con esto de la gripe no va mucha gente. Había dos parejas aparte de mí: una eran gente mayor, cerca de sus setentas calculo yo. Los otro parecían ser un matrimonio treintañero de esos que están en el límite de perder la pasión que solían tener... muy molestos con el pochoclo, pero bueno, son pequeños detalles que se soportan sin problema. El cine es una maravilla, siempre me alegra. No importa si ya estaba alegre, me alegra más. Me hubiera gustado estudiar algo de eso, pero bueno, las artes no se me dan, lo mío es entender la naturaleza, creo que para eso nací, para buscar, para mirar, para cuestionar, para entender.

En general todo bien, o sea, siempre hay altibajos, pero cuando se los mira desde otra perspectiva uno se da cuenta de cosas, ¿no? A veces no te das cuenta del efecto que tienen algunas actitudes, y cuando te das cuenta empezás a hilar una cantidad de otras cosas que antes nada que ver y te terminás persiguiendo mal, y es como esas bolas de nieve de los dibujos. Pero poniendo un freno y mirando desde otro ángulo, decís: ¡qué boludo! Y sí, no es borrón y cuenta nueva, porque no es tan sencillo, pero con buena voluntad y si todo el involucrado quiere que las cosas salgan bien, va a salir todo bien. Hay que preocuparse menos, pensar menos y dedicarse más a vivir en paz, con uno y con los demás.

Bueno, creo que te puse más o menos al día, al menos para no ser nadie para mí. Creo que nunca te hablé tanto muchacha. En fin, espero que estés bien y feliz. ¡Un beso! Y en serio, hacele caso al tipo ese que levantando las gomas podés levantar el mundo. Seguro te va a ir bien.

La pantalla grande

El cine, ese lugar maravilloso... una sala casi vacía donde todo es lindo. No importa si lo que pasan en la pantalla es basura; no es la película lo que voy a buscar (si es buena mejor), sino el ambiente, el momento. Por un par de horas lo único que tenés que hacer es sentarte y disfrutar, no necesitás pensar, no tenés que pensar, y no te das cuenta que el tiempo pasa. Estás sentado prácticamente solo en una sala oscura, cómoda, viendo una historia pasar en una pantalla enorme.

Cuando estoy en una sala de cine me olvido que hay un mundo afuera, me olvido de todo. Me olvido que allá afuera me tengo que cuidar, que hay gente mirando. Ahí dentro no tengo que estar pendiente de nada, no me persigo, no hago mal a nadie y no me hago mal a mí. Solo presto atención a esa pantalla, no tengo preocupaciones, simplemente soy feliz. Hacía mucho que no iba al cine.

Aunque esto por ahora esté bloqueado y no lo puedan leer, sigan felices!

domingo, 12 de julio de 2009

El cielo es el límite

Son las 11 y otra vez graniza en Buenos Aires. Son enormes piedras cayendo alrededor... parece que el cielo se desmorona, pero no es así. El cielo sigue fijo y sigue siendo el límite. El límite infinito de todas las cosas que no somos capaces de hacer, el límite que nunca podemos alcanzar, ese que nos permite ir siempre más allá. Ese límite que avanza con nosotros...

El cielo es el límite. Esa frase para momentos de alegría, de superación. Esa frase de "nada me puede parar"... y es así, totalmente. Creo que esa frase aplica siempre, creo que de verdad no hay un límite para las cosas, y en especial, creo que no hay un límite para la idiotez. Una persona puede joder las cosas de las maneras más increíbles. Yo no se si es una habilidad especial que se tiene de nacimiento o si uno la elabora con los años, pero a veces es impresionante. Hay gente que con cada cosa que hace, sin importar para qué sea, la caga... y la caga más y más. ¡Por dios! Átenle las manos, cósanle la boca, córtenle los dedos... ¡alguien haga algo! A veces no se entiende.

Es increíble... sigan felices!

martes, 7 de julio de 2009

El principio del cuento...

No lo veo empezar, pero así termina el cuento. Llegado a un gris verdoso, nadie sabe el por qué... será que a veces no hay un por qué. Eran dos, ahora es uno, mañana cierra, ¿para qué va a abrir si está vacío? Se le ve triste, pero ya no entiende qué es eso, ya está más allá. ¿Cómo empieza ese cuento?

Millones de comienzos distintos, uno más estúpido que el otro. Al que lo ve de afuera le da lástima. El que lo ve de afuera no se da cuenta que él puede estar comenzando a escribir el suyo. Tal vez no hoy, no ahora, tal vez mañana. No es una cuestión de tiempo, pero cuando debe ser, es una cuestión de tiempo. El que lo ve desde afuera no sabe si debe ser; él piensa que no, él vive y es feliz, ¿cómo podría terminar así? Está tan gris, está tan solo... eso le pasa a los que echaron a perder su vida, no a mí.

Pidió un poco de suerte, desesperado. Pidió que la cosas fueran, al menos por una vez, fáciles. ¿Qué tan malo puede ser eso? Solamente necesitaba un poco de paz. Pidió su suerte y la consiguió. Del cielo cayó un regalo maravilloso, de pronto comenzó a llover felicidad... ¿qué más fácil que eso? Tan fácil como ahogarse en ese diluvio. Pero entonces: ¿cómo empieza este cuento?

Nada más difícil que ver el comienzo de algo que no tiene sentido. La razón acá no juega ningún papel; este cuento empieza cuando la razón nos da la espalda. ¿Y cuándo la razón nos da la espalda? Se ve una pregunta llevar a la otra, definitivamente hacen falta respuestas. La razón nos da la espalda cuando nosotros le damos la espada a ella. Eso es una respuesta que no aporta nada. La razón mira para otro lado cuando soñamos despiertos, cuando deseamos, cuando nos ilusionamos, cuando admiramos, cuando buscamos, cuando peleamos y finalmente cuando fracasamos. Y cuando fracasamos y la razón nos da la espalda, y cuando nosotros le damos la espalda a ella, todo el mundo nos da la espalda. ¿Es esto último verdad? Al menos en principio, a veces sí, a veces no. Hay todo un proceso en el medio, después que el cuento empieza no tiene más opción que desarrollarse. El cuento tiene vida propia, a la vez que nuestra propia vida se convierte en un cuento. Cada obstáculo da varias salidas, y la única forma de elegir resulta ser, a la larga y aunque no lo notemos, cruzar sin mirar una puerta cerrada, tras la cual no hay vuelta atrás. Vamos con el cuento, que hablará de nosotros (pueden no leer la historia, es larga y vacía, solamente busca remarcar un par de puntos).

Corre un año no muy lejano, uno como cualquier otro para nosotros. Llevamos una vida normal, con los altibajos que sufre cualquiera, ya que por supuesto, cualquiera podría ser nosotros. La vida no nos sonríe, pero tampoco nos apalea. Somos jóvenes, trabajamos, estudiamos, nos divertimos, la gente nos quiere, a algunos los queremos. Está claro, somos gente normal.

Hoy es un sábado como cualquier otro, dentro de un rato tenemos una fiesta, lo cual no nos preocupa demasiado. No es nada extraordinario, solamente otra reunión de amigos para pasar el rato. Pero no hay razón para demorarse, ni nada mejor que hacer, así que nos damos un baño tranquilos, y salimos, a pasar el rato.

Noche de sábado como cualquiera, están casi todos los que importan. Siempre falta alguien, pero eso es común, algo habrá tenido que hacer, no nos preocupa. Comemos algo, tomamos algo, hablamos algo, y seguimos con este ciclo. Eventualmente dejamos de comer, por supesto, pero seguimos tomando, es una fiesta después de todo. La pasamos bien, sabemos que es todo una mentira, pero eso no nos quita el sueño. Somos gente normal, siempre es así.

Ya está bien entrada la madrugada y la gente empieza a aburrirse. Es, por supuesto, un buen momento para fumar algo, o al menos eso piensan algunos... no daña a nadie. Seguimos tomando, fumando, todo se reanima, las risas reaparecen y el sueño empieza a hacerse presente, así que simplemente nos vamos a dormir. Algunos se van, otros se quedan, de cualquier modo la noche terminó.

El ciclo de la semana se repite, nuestra vida se torna algo monótona, muchas noches aburridas, le pasa a todo el mundo. Y como todo el mundo buscamos algo que hacer en esas noches aburridas. Simplemente matamos el tiempo, no tiene nada de malo tampoco.

Como ya dijimos, nuestra vida tiene altibajos. Hoy nos topamos con uno de esos bajos. Normalmente no es un problema, son cosas que pasan, nada del otro mundo, un mal rato en una noche aburrida, ¿qué problema hay? Sin que lo notemos, empezamos a escribir nuestro cuento. Pensamos que no pasaba nada, que era cosa del momento; resulta ser que pensamos, ese fue nuestro error. En una noche aburrida tuvimos un mal rato y pensamos. Cruzamos esa puerta y la vimos cerrarse detrás nuestro, sin darle importancia.

Esta mañana amanecimos en un nuevo mundo. Estamos irritables, la gente nos molesta en el trabajo. Nuestro compañero está sentado ahí sin hacer nada. Le pasamos un par de avisos y él no hace nada. Está bien, problema suyo, se perjudica solo. Decidimos ignorarlo, aunque nos molesta el simple hecho de mirarlo. El día sigue como cualquier otro, pero hay un dejo de incomodidad en el aire. Llegada la tarde lo confirmamos: le pasamos un tercer llamado, el se enoja, nos peleamos. En ese momento entra nuestro jefe, que tampoco había tenido una buena noche. Todo el mundo está enojado y nosotros más, no vamos a aguantar esto. Los mandamos a la mismísima mierda a los dos y nos vamos. ¿Quién necesita ese estúpido trabajo de esclavos? Así estamos mejor.

Llegada la noche festejamos con un buen tequila, ¡comienza de una nueva vida! Después del sexto shot caemos dormidos. No tiene importancia, igualmente nada hay que hacer al día siguiente... el día siguiente que comienza con el sol de las 12 pegándonos en la cara. Estamos con la ropa de ayer y una resaca espantosa. Naturalmente, no tenemos ganas de hacer nada. Otro día que se queda en el olvido... y de igual forma pasan los siguientes. Cuando nos damos cuenta dejamos también de estudiar y ya no vemos tanto a la gente. ¡Hay que arreglar esto! Otra fiesta...

Ya en la fiesta todo parece ir como siempre, hablamos, tomamos, fumamos... tal vez esta vez hablamos de más. Pero más vale decir lo que pensamos, ¿no? Igual todo está bien. Seguimos disfrutando de la noche, todo parece ir bien, y de la misma manera la terminamos. Otra que pasa, algo distinta, pero no parece ser tan terrible. Y así seguimos nuestra vida.

Los días siguieron pasando y las palabras quedaron rebotando. Las noches se volvieron más aburridas, lo cual era esperable, ya que no hacemos nada de nuestras vidas. Así es que se nos da por pasar las noches fumando, tomando, delirando. De cualquier modo, no hay nada mejor que hacer. A este punto el cuento ya está bien entrado en páginas, aunque todavía no notamos que lo estamos escribiendo.

Pasaron semanas, y seguimos igual. Empezamos a notar que las cosas no están bien, que ya no estamos como antes. Pensamos nuevamente, y nuevamente es un terrible error. No podemos seguir así, y viendo que casi nada nos ata a este lugar decidimos hacer un viaje. El sur parece lindo, y allá vamos.

Noche de pub en Ushuaia... estamos completamente borrachos y fumados, rodeados de personajes que hablan en algo que simplemente suena inentendible. Bien podría ser castellano, que igual no entendemos nada. Alguien nos da unas pastillas y algo para aspirar... no lo conocemos, pero tiene cara simpática. En este punto cualquier cosa es buena. Alguien dice algo de un barco en el puerto, hablan de ballenas o algo así. Seguimos sin entender, pero parece una buena idea.

Deben haber pasado un par de días... el tiempo fluye, pero no entendemos bien cómo lo hace. Revisamos nuestros bolsillos... milagrosamente todavía tenemos el teléfono, casi sin batería y sin señal, por supuesto. De cualquier modo no hay ningún mensaje, ninguna llamada. Lleva un par de semanas siendo igual de útil. Subimos unas escaleras, abrimos la puerta y vemos que lo del barco no era mentira: estamos en medio del mar. Primero nos desesperamos un poco, pero pensándolo bien, nos fuimos de viaje porque no había razón para quedarse, ¿qué tiene de malo extenderlo un poco más? El idioma de esta gente definitivamente no era castellano, no les entendemos un carajo. Pero siguen pareciendo buena gente, nos dan trabajo que hacer: limpiar. No es tan malo, siempre quisimos algo sencillo.

Después de unas semanas finalmente llegamos a puerto. Hace frío, mucho frío. Tratamos de preguntar dónde estamos. Parece que este tipo algo nos entiende, seguramente lo ve en nuestra cara; Klaipeda dice él. Hubiera sido igual que no nos respondiera, ¿qué mierda es Klaipeda? Según parece, nuestro nuevo hogar. En este momento nos damos cuenta que cruzamos demasiadas puertas sin saber lo que había al otro lado. En este punto estamos solos, ya todos nos dieron la espalda. ¿La razón? A la razón le dimos la espalda hace rato.

Llevamos una semana en un lugar completamente desconocido, no tenemos idea lo que dice la gente. Es un lindo parque, muchas personas paran acá con nosotros. Nos hicimos algunos amigos nuevos, que nos enseñaron cómo vivir ahí. También conocimos algunas cosas más fuertes que nos alegran las noches aburridas y, últimamente, también los días. Este lugar puede convertirse en una maravilla, pero hace un par de días que no tenemos nada, y nos sentimos bastante enfermos. De esta noche no pasa, decimos con nuestros amigos. Y no pasó.

Nos despertamos en una playa de Klaipeda, ya pasado el mediodía. Naturalmente, no tenemos la más pálida idea de por qué estamos ahí. Escuchamos un momento el sonido del mar, las olas golpean en la rompiente. La playa está completamente desierta, salvo por nosotros. La noche debió ser bastante larga, no tenemos claro nuestro último recuerdo... aunque no nos damos cuenta, no tenemos claro ningún pensamiento. Parece bastante oportuno levantarse y andar, así que simplemente emprendemos viaje por la ruta, caminando tranquilos. Nos sentimos en paz.

No vamos a hablar de horas, el tiempo simplemente fluye, no tenemos noción de cómo lo hace. En la caminata empezamos a recordar un par de cosas sobre la noche anterior... parece que no todo salió tan bien. Conseguimos algo, tomamos algo, pero no recordamos el frío de la mañana en la playa. Algo está faltando, hay un cuadro perdido. Decidimos volver al mar, tal vez allá esté más claro. Volvemos sobre nuestros pasos.

Finalmente llegamos al lugar donde no despertamos. Se ve demasiado gris.

Esta fue la historia. Entonces, ¿cómo empieza el cuento? El cuento empieza sin que lo notemos, sin que nadie lo note, con pequeños detalles. Empieza con una suma de pequeñas cosas, pero nadie ve que está comenzando hasta que ya es demasiado tarde. Esta fue sólo una historia, el cuento lo escribe cada uno.

Una aclaración final: esta historia no necesariamente habla de mí ni incluye mi cuento. Puede ser cualquiera. Sigan felices!

jueves, 2 de julio de 2009

Cambio de diseño

Hola gentes! Bueno, como habrán notado (al menos aquellos tres que entran de vez en cuando), cambió el diseño del blog. ¿Por qué? Porque pintó. ¿Va a durar? Vaya uno a saber... por ahora, es lo que hay. Si algo no funciona avisen. Y vuelvan a votar, que la encuesta anterior se perdió.

Probablemente lo siga toqueteando en estos días, pero ahora debería ponerme a estudiar para mañana. Sigan felices!

jueves, 25 de junio de 2009

Cosa de hombres

Extracto de una mala traducción de Hamlet. Acto segundo, escena VII.

Polonio.- ¿Cómo os va, mi buen señor? (Hamlet entra leyendo un libro.)
Hamlet.- Bien, a Dios gracias.
Polonio.- ¿Me conocéis?
Hamlet.- Perfectamente. Tú vendes peces.
Polonio.- ¿Yo? No, señor.
Hamlet.- Así fueras honrado.
Polonio.- ¿Honrado decís?
Hamlet.- Sí, señor, que lo digo. El ser honrado, según va el mundo, es lo mismo que ser escogido entre diez mil.
Polonio.- Todo eso es verdad.
Hamlet.- Si el sol engendra gusanos en un perro muerto, y aunque es un dios, alumbra benigno con sus rayos a un cádaver corrupto... ¿No tienes una hija?
Polonio.- Sí, señor, una tengo.
Hamlet.- Pues no la dejes pasear al sol. La concepción es una bendición del cielo, pero no del modo en que tu hija podrá concebir. Cuida mucho de esto, amigo.
Polonio.- Pero ¿qué queréis decir con eso? (Aparte.) Siempre está pensando en mi hija. No obstante, al principio no me conoció... Dice que vendo peces... ¡Está rematado, rematado...! Y en verdad que yo también, siendo mozo, me vi trastornado por el amor..., casi tanto como él. Quiero hablarle otra vez. (A Hamlet.) ¿Qué estáis leyendo?
Hamlet.- Palabras, palabras, todo palabras.
Polonio.- ¿Y de qué se trata?
Hamlet.- ¿Entre quién?
Polonio.- Digo que de qué se trata el libro que leéis.
Hamlet.- De calumnias. Aquí dice el malvado satírico que los viejos tienen la barba blanca, las caras con arrugas, que vierten de sus ojos ámbar abundante y goma de ciruela, que padecen de gran debilidad de piernas y mucha falta de entendimiento. Todo lo cual, señor mío, no me parece bien hallarlo afirmado en tales términos; porque al fin vos seríais sin duda tan joven como yo si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo.
Polonio.- (Aparte.) Aunque todo es mentira, no deja de observar método en lo que dice. (A Hamlet.) ¿Queréis venir, señor, a donde no os dé el aire?
Hamlet.- ¿Adónde? ¿A la sepultura?
Polonio.- Cierto que allí no da el aire. (Aparte.) ¡Con qué agudeza responde siempre! Estos golpes felices son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón y salud tal vez no se logran. Voy a dejarle y disponer al instante el careo entre él y mi hija. (A Hamlet.) Señor, si me dais licencia de que me vaya...
Hamlet.- No me puedes pedir cosa que con más gusto te conceda, exceptuando la vida, eso sí, exceptuando la vida.
Polonio.- Adiós, señor.
Hamlet.- ¡Fastidiosos y extravagantes viejos!
Polonio.- (A Guillermo y a Ricardo, que salen por donde él se va.) Si buscáis al príncipe, vedle ahí.

Hace unos cuantos años que leí Hamlet, debería volver a hacerlo. Pero la idea de esto no es hablar de Hamlet ni de Shakespeare. Solamente transcribí esa escena porque me parece representativa de los dos personajes, y los dos personajes me parecen representativos de dos tipos distintos de personas, y hacia ese lado es que apunto. No tipos de personas, sino tipos de hombres. Y en realidad tampoco tipos de hombres, sino el estereotipo de hombre. Y tampoco quiero hablar de una idealizacion del hombre, sino de la triste realidad.

Hamlet es una obra que data del año 1600, es decir, redondeando, de hace cuatro siglos. En la escena anterior Shakespeare nos presenta un diálogo entre el príncipe Hamlet, un individuo muy perturbado, y Polonio, el chambelán (usen el diccionario, no hay palabra fácil para darle título) adulador. Hoy esos personajes son tan actuales como lo eran hace cuatro siglos. Hamlet es un pobre loco, Polonio es un buen prototipo de hombre en edad madura.

Quiero salirme un poco del tema e ir más allá de estos ejemplares. Polonio es un buen modelo de futuro para la gente de la que quiero hablar, pero no es a lo que apunto. Mi interés hoy es dar lugar a una visión de los hombres jóvenes, los que aún están esculpiendo el molde de sus vidas, los que la sociedad abraza e incuba.

¿Un hombre es lo que quiere ser? Mi respuesta es no. Una persona es lo que quiere ser, pero hoy por hoy, un hombre es lo que un hombre es. La palabra hombre trae un montón de implicaciones, condiciones que se presuponen cumplidas para aquel que así desee llamarse. A mí mi papá no me enseñó a ser un hombre (no es una crítica, en realidad no se si es algo que se supone que se enseñe), pero sí me mostró algunos aspectos de lo que es un hombre. Yo aprendí de él que un hombre es un ser orgulloso, de opiniones firmes, responsable, frío, sin sentimientos pero que se ocupa de su familia. Al menos eso es lo que aprendí de chico. Con los años me di cuenta que algunos aspectos de esa imagen no eran del todo ciertos en él, pero bueno, yo ya estoy formado. Pero me estoy desviando y no es la idea. La cuestión es que esas son algunas características que alguna vez yo creí que un hombre debía tener. Pero no es tan así tampoco. Dije que quería hablar sobre un rango de edades distinto, así que vamos a eso.

El hombre según la sociedad. Actualmente el mundo funciona de una forma loca, pero locos son los que creen que debería ser de otra forma. La imagen del hombre, que tiene una aceptación aberrante, es la de un sujeto materialista que a partir de los veintitantos años centra su pensamiento en el desarrollo de una carrera profesional orientada principalmente al sector empresarial, en la formación de una familia, en comprar un auto, una casa, etc. Un hombre tiene que pensar de esa manera. Pero, ¿cómo tiene que actuar? Esa es la pregunta importante y, por supuesto, tenemos una respuesta grabada. El hombre tiene que ser machito, tiene que mostrar que tiene razón, tiene que mostrar que es un tipo gracioso, tiene que mostrar que es alguien querible, tiene que mostrar que es una persona que puede asegurar un futuro apacible acorde a las necesidades que la vida actual impone. Un hombre tiene que actuar, tiene que convertir el mundo real en un teatro inmenso donde representar la obra de su vida, y esa obra le tiene que gustar a los demás. Le tiene que gustar a los hombres ya formados, para que le posibiliten el acceso a ese selecto club, le tiene que gustar a los demás proyectos de hombre para que sean sus amigos, le tiene que gustar a las mujeres, para que algunas sean sus esposas a lo largo de su vida y otras sus amantes, al menos hasta el día en que le baste con pagarles. Le tiene que gustar a todos. Pero por supuesto que eso no es suficiente; tiene que demostrar que la formación de una familia es parte de su proyecto de vida y, obviamente, tiene que tener un proyecto de vida. Es un proyecto de hombre, y la vida del hombre es un proyecto.

Y acá estoy yo escribiendo. Escúchenme bien: ¡yo digo orgulloso de mí que no soy un hombre y espero no serlo nunca! Comparto algunas de las características con los especímenes que acabo de describir, sólo algunas. Pero, ¿hacer de mi vida una obra de teatro? La vida es vida, cada quien debería vivirla a su manera. Si por este tipo de cosas no le gusto a la gente, si por esto muero solo, voy a morir felizmente solo. Y si no es felizmente, al menos va a ser a mi manera, al menos habré respetado la vida. No voy a ser la marioneta de nadie; no voy a ser feliz siempre, no voy a tener todo lo que quiero, no voy a disfrutar al 100%... y ser yo lo vale. Ustedes véndanse a quien quieran, yo no soy un hombre y no me interesa serlo. Soy yo... ¿quién más puede decir eso? Si un hombre hecho y derecho según la sociedad hace esa pregunta, la multitud alza las manos. Es lo que hay. Sigan felices!

miércoles, 24 de junio de 2009

Anuncio

Como todos ustedes ya sabrán (y si no es así lo sabrán ahora), estamos en época de parciales. Para los estudiantes este suele ser un período del año particularmente estresante, en el cual deben enfrentarse a temibles enemigos tales como la suciedad, el hambre y el maldito sueño que vienen a ponerlos en las más traumáticas encrucijadas: ¿puedo aprender relatividad especial viendo caer las gotas de la ducha?; ¿como o termino con la hoja 18 del inciso xxxvii del ejercicio 2-a de la guía 1/58?; ¿dormir o leer el apuntecito introductorio de ODE de 90 hojas que subió Noemí para poder empezar a estudiar?... y cosas por el estilo. Bueno, yo debo admitir que las empanadas estaban bastante pasables, la cama se está encariñando conmigo y si aún no me bañé no hay ningún efecto relativista involucrado, sólo el clásico debate entre la estufa y el invierno que sufre cualquiera que tiene el baño afuera. Pero esto señores, deberá cambiar.
Si escribo esto es solamente para anunciar la apertura de una nueva encuesta, cuya consigna es: ¿cuántas firmas más habrá en mi libreta el día 18 de Julio? Se contabilizarán también firmas posteriores a la fecha debidas a eventuales demoras en la corrección de exámenes. No voy a aportar datos que los ayuden a decidir, ustedes elegirán la opción que consideren correcta en base a sus propios criterios. Veremos cuánto me conocen.

Aclaración: No hay premios ni llantos, a menos que cambie de opinión.
Otra aclaración: Si quieren que después les crea, dejen como comentario en este post sus respuestas.

lunes, 22 de junio de 2009

Extracto de las vidas de mi vida

Bueno, la historia, que no es historia, va más o menos de la vida. De las vidas de la vida en realidad. La verdad es que eso de que vida hay una sola es una mentira atroz; hay muchísimas vidas, nos la pasamos muriendo y renaciendo. A veces agonizamos más, otras es todo más de golpe, incluso a veces morimos mientras dormimos. Yo he muerto muchas veces y renacido otras tantas.
Hoy no soy el chico que era a los 10 años, a veces alegre. Ese agonizó murió hace mucho. Pero luego de él, nació otro, que comenzó a ver las cosas de otra manera. Nunca tuvo mucho aprecio por la vida, creo que de hecho jamás disfrutó de nada. Ese nunca quizo a nadie, ese conoció los vicios y los adoptó a cada uno de ellos. Fue como una estrella de rock sin talento, viviendo rápido y muriendo pronto. No creo que haya llegado a los 15.
Pasado el tormento injustificado, nace por aquellos años un joven más alegre. Tampoco sabía querer demasiado, pero al menos sabía disfrutar un poco más. Este pretendía vivir, aunque sea un poco. Supo experimentar cosas más lindas, también supo sufrir bien, supo quererse un poco a sí mismo, supo aprender a pensar que no absolutamente todos estaban en su contra. Ese casi fue feliz. Creo que su vida terminó a los 18 o 19.
No creo poder decir que otro nació en esos años, pero siendo un poco más permisivos con los términos, voy a aceptar que sí. El nuevo sujeto anameció solo con un mundo que se le venía encima, del que nada conocía. Él simplemente remó, remó cuanto pudo sin mirar a ningún lado. Pero no tenía ayuda, y acabó por naufragar. A su suerte, en el naufragio encontró algunas compañías. Se armó una familia de papel y aprovechó las experiencias de vidas pasadas para armarse otras cosas. Los vicios ya conocidos se tornaron sus amigos y con ellos aprendió de los abusos. ¡Adelante que el mañana es una ilusión! Vivió un par de años sin sentido, esclavo del nuevo mundo con el que se topó. Sabía de cumplir horarios y sabía de olvidar fines de semana. Supo disfrutar a su manera, muchísimo, pero siempre estuvo vacío, no había un rumbo que seguir, no tenía sentido levantar la mirada. Nunca supo la diferencia entre aceptar y resignarse. Pero un día se durmió y nunca más se despertó.
En su lugar nació un pesado de 21 años. Él vino al mundo con el pan debajo del brazo, aunque en un cuerpo desgastado. Este tipo entendió que algunas cosas simplemente había que aceptarlas. Este tipo aprendió a confiar en alguien, aprendió a mirar adelante, aprendió a vivir en absoluta paz consigo mismo, con el mundo que lo rodeaba, con las cosas que pasaban. Este tipo realmente fue feliz. Se reencontró con el sentido de las cosas, lo abrazó y lo siguió. Rompió las ataduras que lo atormentaban y enfrentó lo que se le puso delante.
Hoy este último tipo no sabe si vivió demasiado. Se siente agonizar, se siente perdido y no entiende por qué. Teme que esa buena vida se le termine, teme que sus días estén contados. Teme que el próxximo en nacer no sea igual de bueno, o mejor. Pero está cansado... no quiere desaparecer, pero no sabe qué hacer. Está buscando un camino, que sabe bien que va a encontrar, pero debe dejar de temer. Si acá se termina esa vida, que así sea. Debe armar el molde para que el próximo en nacer sepa hacer las cosas mejor. Si no son estos los últimos días debe entender que el limbo no es un lugar de descanso agradable, y que nadie lo obliga a quedarse ahí. Se que sigue vivo, se que disfrutó como nadie, se que aprendió cosas de él que ningún otro había conseguido, se que se quiere, se que quiere, se que sabe confiar. Pero hoy no tiene paz, y la necesita, y no sabe dónde buscar. Veremos que sale, deséenle suerte y si alguien puede ayúdelo, todavía tiene mucho por ofrecer. Sino, al menos, esperemos que el próximo sea mejor. Sigan felices!

sábado, 20 de junio de 2009

Mi vida con ellos

Con un chupetín bolita en la boca.

- ¿Qué estás haciendo papá? ¡Esos lentes son del ciego! Buscá un poco más en el fondo, allá adentro, todo el mundo sabe que está ahí.
- ¿Quién sabe? ¿Vos? ¿Ellos? ¡Ustedes no saben nada! Dejame buscar a mí.
- Claro, porque eso siempre te salió bien, ¿no?
- No, ¿y qué? Como si con su ayuda lo hubiera hecho mejor. Siempre tirándome abajo, siempre mandándome a buscar al fondo. -Dale, andá, podés ser libre en tu cabeza, no necesitás nada más.- ¿Qué carajo saben ustedes qué necesito yo?
-Te conocemos negro, a nosotros no nos podés mentir, ¿te podés mentir a vos mismo? Pensalo un minuto. ¿Dónde estarías sin nosotros?
- ¿Un minuto? Sabés hace cuánto que lo estoy pensando. ¿Qué te hace creer que no estaría mejor sin ustedes? Si nunca me dejaron probar, nunca me dejaron elegir. Siempre estuvieron ahí señalándome para dónde tenía que ir. ¡Ya estoy cansado de escucharlos! Necesito hacerlo a mi manera.
- ¡Muchachos!¡Necesita hacerlo a su manera! A ver genio, ¿cuál es esa manera?¿Cómo pensás hacerlo? Ni siquiera sabés lo que necesitás.
- No se cuál es esa manera, no se cómo hacerlo, pero sí se lo que necesito imbécil, necesito pensar fuera de esta caja, por mi cuenta, sin su ayuda. Necesito creatividad, necesito ingenio y necesito un montón de cosas más, ¿y sabés qué? No voy a conseguir nunca nada si sigo así, ustedes son la muerte disfrazada. Se dicen amigos, pero son una mierda, viven encerrados ahí dándome órdenes. ¿De qué libertad me hablan? La libertad de las marionetas... ¡soy tan libre como mis articulaciones me lo permitan para hacer lo que mis titiriteros me indiquen con sus hilos! Una maravilla.
- Andá y tratá, ya vas a volver, ¡todos vuelven! jajaja.
- Ya van a dormir.

Con un palillo en la boca, lo que estaba esperando. Tal vez no tenga mucha idea, pero se aprende, todo se aprende. Por ahora voy a tratar de aprender esto, que es lo único que tengo a mano. Sigan felices!

PD: Ya es 20, pero que quede registro del 19 de Junio de 2009. Algún día te vas a acordar y va a ser re loco. Felicitaciones!

jueves, 18 de junio de 2009

Uno menos... y otra parte menos

Un año menos, pero ya se van amortiguando. No suele ser la fecha más alegre del año, pero bueno, es inevitable... al menos los sigo cumpliendo. Este día lo empecé siguiendo una noticia triste; no particularmente triste para mí, sino para la sociedad en general. Fue un tipo muy odiado y muy querido, para algunos un imbécil mediático, para mí un hombre realmente brillante y un verdadero artista, pero principalmente, una persona que supo vivir. Es una lástima, tipos brillantes cada vez quedan menos (en este momento no se me ocurre ninguno).
Durante la tarde me perdí en un túnel hermoso. Fue un rato de búsqueda en el pasado y descubrimiento más que interesante. No conseguí lo que quería (para variar), pero eso no es problema, esas trabas me permiten pensar en soluciones más geniales. Así que, después de todo, buscar valió la pena.
Un año más que se me va. ¿Qué cambió? Por suerte cambiaron muchas cosas, y casi todas ellas para bien. Por mala suerte otras no cambiaron, pero no creo que el balance haya sido negativo en ninguna de ellas. Algunas cosas simplemente están mal de una manera distinta a como estaban de mal antes, pero no creo que haya sido para peor. Otras cosas están más allá del bien y del mal, así que no pueden (ni deben) clasificarse bajo ese criterio, de modo que solamente puede decirse que, tal vez, cambiaron. En resumen, ponderando, el balance es recontra positivo (creo que se entiende).
Así que supongo que feliz cumpleaños. Sigan felices!

viernes, 12 de junio de 2009

Recuerdos de Neverland

Todos los niños del mundo crecen, menos uno: el tigrecito. Dirán ustedes, no es un niño... bueno, pues no, ciertamente no lo es, ya no lo es. El tigrecito cierto día de cierta estación, por esas cosas del tráfico ilegal de animales exóticos, se vio embarcado en un viaje a un nuevo mundo; en principio a ese mundo podríamos llamarle Neverland, pero en él no había lugar para Michael Jackson (no torturemos al tigrecito de más, por favor).
Érase entonces aquella tarde en que nuestro héroe amanecióse en puerto nuevo, cuando conoció a LA dichosa batata. Por aquellos días la batata estaba bien viva, era una joven y fuerte tubércula, envidia de papas y rabanitos - los cuales, por cierto, son unos zapallos -. La amistad entre ambos se desarrolló de inmediato; la verdad que pegaron onda. Los tiempos que corrían eran duros, y como toda relación entre Felidae Pantherinae Panthera y Convolvulaceae Ipomoeeae Ipomoea, la suya no iba a estar exenta de tentaciones poco resistibles. Fue entonces que, una noche de luna llena, conocieron a Peter Pan.
Peter Pan era por entonces conocido como un amante de los niños (no como Michael Jackson). De hecho, se vestía como uno, se comportaba como uno y a más de uno se lo emp... no!, no como Michael Jackson. Bueno, la cuestión es que el flaco este estaba siempre acompañado de un hada (para más información acerca de las hadas siga el siguiente enlace). Si el hada existía o no, no se, pudo haber sido que Peter se la pasara volado, o pudo haber sido que el hada se la pasara volada, pero la cosa es que se llamaba Campanita (o Tinker Bell, según la hora). ¿Qué hacían Peter y Campanita cuando estaban solos? No lo se, no es asunto nuestro. En fin, Peter les enseñaba a los chicos a volar con su amigo "Paco" y su amiga "Coca" y su amigo "Faso". Así fue como tigrecito y LA batata conocieron el maravilloso mundo conocido como Neverland (vaya uno a saber).
Los días siguieron pasando y, ya bien asentados en Neverland, tigrecito y LA batata comenzaron a tener algunos problemas con nuevos y oscuros personajes. Los duendes lasagneros habían llegado al barrio. La cosa se puso re negra, los verdes estos eran unos limados peores que Paula y Eli, la zarpaban re mal: aniquilaban la lasagna de la señora, le afanaban la jubilación a las viejitas, vendían brownies locos en la puerta de las escuelas... en pocas palabras, le estaban escupiendo el asado (a veces literalmente) a Peter Pan, que solía tener la vaca atada (pero no vamos a entrar en detalles acerca de esta vaca, solamente diremos que se llamaba Aberdeen Angus y usaba pollera a cuadros, sin nada abajo).
Peter, que después de tantos años (nadie sabe cuántos) no era ningún boludo, no podía dejar que eso pasara. El tema, negro, a ver si me entendés, es que los duendes eran una banda, y posta que la limaban mal... antes de ellos había códigos en el barrio: nunca dos meses seguidos a la misma viejita, nunca vender en las escuelas los domingos y la música durante la semana bajita, que papá y mamá laburan para que los nenes puedan ir al colegio (política de mercado inteligente). Bueno, eso, los duendes la limaban, pero Peter tenía un as bajo la manga (tampoco vamos a entrar en detalles respecto a la paliza que se comió aquella vez cuando lo agarraron carteándose). Peter tenía a sus amigos en Neverland que, muy apegados a él (iban a pegar día por medio), ya le estaban debiendo una buena moneda. Cuestión... descontrol!!! tigre y batata fueron a buscar a la tortuga que días atrás habían conocido en el puerto y los tres a lo Superman se mandaron a encarar a los duendes, y tiros, lío y ¡cocha golda, lompo todo!, alto bardo, pedazos de enanos desparramados por ahí, una masacre... y los duendes se fueron. Sin embargo, no fue un final tan feliz. A la tortuga se le rompió el caparazón y, al día siguiente de la carnicería (y verdulería), sin hacer mucho ritual y tras tantos buenos momentos juntos, el tigrecito enterró LA batata... tras tantos buenos momentos juntos. Fue el principio de una época realmente oscura para nuestro preciado amigo.
En los días posteriores a este nefasto acontecimiento el tigrecito incursionó en las drogas duras... no, perdón, el tigrecito se embarcó en un inusual crucero por los rincones más recónditos de Neverland, mientras que Peter recuperaba su... forma de vida. En su viaje por Neverland, nuestro tigre amigo tuvo muchísimas revelaciones. Entre ellas (es decir, en un rato de sobriedad), notó que ni puta idea tenía de cuánto tiempo llevaba en esas tierras pero que nunca había crecido; fue un re flash, pero como todo flash, no duró y el tipo volvió a colgar. Decía de las revelaciones; el tigre tuvo una bocha, pero en algún punto se le terminaron. Casualmente fue en ese momento que empezaron los temblores y un montón de síntomas desagradables de los que no vamos a hablar hoy. Toda esta situación llevó a nuestro héroe a decir basta, y se propuso esperar... a Godot.
Pareciole adecuado al personaje de carácter elevado de nuestra epopeya llevar a cabo este menester en aquel fondo de aguantadero donde tiempo atrás fuera enterrada por sus propias garras LA magnánima batata, y en tal empresa estaba cuando por la noche de cuarto creciente percibió un aroma particular en el aire, un aroma particularmente particular, que casi lo hace vomitar; ¡era LA batata! LA batata zombie habíase levantado de su postrero lecho. No puede este soberbio narrador describir con palabras la mezcla de alegría y repugnancia que sentía nuestro idolatrado. Batata y tigre nuevamente reunidos decidieron esperar juntos a Godot y... por supuesto, se aburrieron.
Para fortuna de ellos, pasaban por la puerta del aguantadero en aquel momento la tortuga ya recuperada junto con Tinker Bell (era de noche) y al sentir el repugnante perfume decidieron entrar (en ningún momento se les había cruzado por la cabeza usar el sacro lugar de eterno descanso de nuestra amiga LA batata con fines recreativos). ¡Gracias al cielo! exclamaron los compañeros, ¡traen una cuerda! (no hace falta aclarar que la cuerda en manos de los paseantes era solamente para hacer ejercicio).
Luego de ponerse al día, todos sorprendidos y felices decidieron que era el momento adecuado para probar la cuerda, en orden de peso decreciente... bueno, lo del orden fue un poco más complicado de acordar, pero pongámosle que se decidieron a eso. ¡Pero qué mierda! ninguno llegaba a las ramas del árbol para atar la cuerda, salvo Tinker Bell que se ortivó. Por supuesto esto no fue problema para nuestros siempre ingeniosos hidalgos, que resolvieron llamar a Peter Pan para que los ayudara a volar.
Llegado Peter al lugar de los hechos, tuvo una idea aún más genial (por supuesto, era un tipo brillante, como otro que yo conozco). Bueno, la idea no fue inmediata, pero luego de hacer lo que sabía hacer, tuvo la genial idea: ¡construir una escalera al cielo! (los detalles de cómo eso ayudaría a colgar la cuerda en el árbol nunca fueron registrados correctamente en los anales de la historia). Luego de varios intentos fallidos de construir esta escalera con otras batatas de menor importancia, resolvieron llamar a Led Zeppelin y organizar una fiesta privada, ocasión que serviría también para mejorar las relaciones comerciales con los duendes lasagneros, que en ese tiempo habían sentado cabeza en un barrio cercano. Los muchachos de Led Zeppelin accedieron encantados a prestar su ayuda con la única condición que LA batata se pusiera Kenzo, condición que todos aceptaron con efusiva alegría. Fue así como Peter Pan, luego de ver el video de 3 minutos y 17 segundos de duración del Cocinero Fiel (clic aquí), preparó unos exquisitos brownies, dignos de él (sin usar mezcla Exquisita).
La fiesta contó con todos los invitados de lujo (a saber: tortuga, tigre, LA batata, sapitos sincronizados, Aberdeen Angus, duendes lasagneros, Tinker Bell/Campanita, Peter Pan, Led Zeppelin, Eliana con su pato, Paula, etc.), salvo Godot, a quien aún hoy siguen esperando. Michael Jackson no fue invitado. Cuenta la historia hablada que durante la fiesta Jimmy Page preparó una inolvidable paella valenciana (usted también puede hacerlo siguiendo esta sencilla receta) mientras Eliana anunciaba su futura paternidad, feliz noticia que alegró a todos, en especial a Peter Pan, que sintió el crecimiento de su mercado... digo, el crecimiento marcado de la alegría en aquel evento que con tanto esfuerzo organizó. Y así es como la escalera al cielo fue construída y, tal vez, la cuerda fue puesta a prueba en aquel fondo de aguantadero en Neverland.

FIN

domingo, 7 de junio de 2009

Para que quede registro...

El 101 como un nuevo comienzo. Hoy escribo solamente porque me parece apropiado, pero no tengo ninguna necesidad de hacerlo; estoy en paz. No estoy completamente feliz porque no hay motivo para estarlo, sin embargo sí estoy contento por la forma en que se sucedieron las cosas. Tal vez haya sido error mío no predecirlo, pero creo que sería sobrestimarme. La verdad es que, por suerte, algunas personas no dejan de sorprenderme y, más suerte, no dejan de sorprenderme para bien. Lamento solamente que el motivo principal, causante de esto, no sea el mejor, aunque realmente no sepa cómo catalogarlo en virtud de bondades.

Creo que esto se va a poner un poco egoísta, pero estoy hablando de mí. En estos días escuché algunas cosas que me alegraron mucho; creo que el motivo más claro para escribir esto es para que, de alguna manera, quede un registro. No lo voy a olvidar, pero es bueno poder leerlo de nuevo alguna vez. Hacía mucho que no sentía tanta paz, pero hoy, ahora, me siento acá a escribir, con una cerveza al lado, y sin ninguna fuerza obligándome. Hoy escribo con libertad, y hoy escribo sin secretos. No pude explicar ese otoño como me hubiera gustado, pero es porque no se me da tan fácil hablar después de tantos años. Pero dije lo importante, los detalles quedan guardados como orgullo de hombre solamente. Igualmente creo que algún día de estos podría decir un poco más, o al menos más ordenado, como para que todo tenga más sentido. En fin, lamento una sola cosa, pero creo que lo ganado es mucho más. Sigan felices!

sábado, 30 de mayo de 2009

Leaving Las Vegas

Este es un lugar de expresión libre y gratuita, así que lo voy a usar. No tengo por qué aceptar censuras, no tengo por qué censurarme. También es un espacio de discusión, para eso acepto comentarios. ¿Por qué escribo? Probablemente porque la coca y el fernet eventualmente se terminan y no estoy en condiciones de salir a comprar más, así que algo hay que hacer mientras tanto. O tal vez solamente porque estoy hablador. Como sea, vamos a la consigna de hoy, de este, el post número 100: ¿hasta qué punto los dilemas morales, psicológicos o simplemente personales le dan a uno derecho para joder a otra persona? Adelanto desde ya que si tuviera la respuesta a esto no lo estaría planteando. También aclaro que no pretendo obtener respuestas, pero acepto todas las opiniones, siempre y cuando sean claras; lo que digo es que si no van a dar una respuesta de sí o no (y un por qué si tienen ganas), mejor no digan nada, ya bastante tengo descifrándome a mí.

Personalmente creo que uno tiene que bancarse los quilombos en los que se mete sin que nadie lo llame y no tiene ningún derecho a andar cargándoselos a otro; puede pedir consejo, puede desahogarse, puede hacer mil cosas, pero no tiene ningún derecho a irle con el fardo a otra persona, que no tiene ninguna culpa de lo que a uno le pasa. La vida es linda cuando no te importa nadie, la vida es fácil cuando no te importa nadie... lamentablemente eso es algo un poco utópico. Un poco bastante.

Comprendí algunas cosas. Otra vez más, dirán, para variar... sí, otra vez más. ¿Qué es diferente? Que realmente me siento poco honesto, siento que estoy fallando en algo importante y eso me molesta muchísimo, me molesta que las cosas no sean como se supone que deben ser, como se espera que sean de mí. Me molesta no poder cumplir el papel que me corresponde, me molesta no ser lo que trato de aparentar ser... y no es que no quiera, ojalá pudiera. Pero las cosas son así; me molesta no poder jugar el rol que pretendés que juegue, el que me corresponde. Realmente estoy enojado conmigo. Sigan felices!

martes, 19 de mayo de 2009

La frase mítica

Hoy Google me trajo hasta acá. Una vez más, el mítico you jump, I jump, Jack! Frase para todos los tiempos, frase que mantiene su significado en el tiempo... una suerte de norte podría decirse. Vendría a ser como una constante, una especie de certeza, una verdad con derivada temporal nula. Sí, hay cosas que cambian, obviamente. La escena marcada a fuego en mi cabeza... me cuesta recordar las caras de mis abuelos, pero al leer esta frase la escena resurge completamente nítida, como si la estuviera viendo ahora mismo, y junto con ella tantas otras cosas, tantos momentos de todo tipo...

Voy a tomar esto como una especie de señal. La primera vez era un esclavo con la vista nublada, no tenía propósito, simplemente veía a la distancia aquello que alguna vez había sido, y aún más allá aquello que nunca había llegado a ser. La segunda vez fue una especie de quiebre; se había alcanzado un punto crítico, la luz empezaba a asomar y el muro se desmoronaba. Fue una crítica impulsada por una resurrección, marcó un antes y un después en esa historia. La tercera vez, la última antes de esta, fue una explicación. Se sentía el aroma a libertad en esos nuevos aires. Ahora tenía un propósito, no se si muy claro, pero ahí estaba. Hoy es la cuarta vez, casi por accidente. No tenía pensado escribir esto, pero no pueden ignorarse las señales (más allá que las señales están donde uno quiere verlas, pero ya sabemos a dónde lleva esa discusión). La cuarta vez tenía que ser un accidente, un golpecito para retomar (o no perder) el camino., sin dejar de ver lo que nunca fue. Será cuestión de darle uso y ver qué nos depara para la quinta. La frase ya es mítica. Sigan felices!

jueves, 14 de mayo de 2009

Filosofía de la ciencia para matar el aburrimiento

¿Para qué sirve la ciencia? Es una pregunta inmensamente amplia porque, para empezar, generaliza una cantidad innumerable de disciplinas, algunas de las cuales rozan con el arte, en una única palabra. Pero siendo que esto es un delirio pasajero, voy a tratar de centrarme en una categoría más reducida, que es naturalmente la que ocupa un mayor espacio en mi cabeza, las ciencias más exactas, entendiendo el término en su sentido histórico. O más precisamente, ¿por qué alguien gastaría parte (a veces una gran parte) del tiempo de su vida, que convengamos que no es tan extenso, en algo que a priori parece ser tan inútil?

El tipo de respuesta que puede darse a una pregunta como esta no difiere demasiado de lo que puede responderse a alguien que pregunta para qué sirve el arte, o para qué sirve la filosofía. Obviamente no hay una respuesta única, pero puede darse una respuesta bastante general si consideramos tres contextos distintos: los beneficios para el desarrollo de la sociedad, los beneficios para el enriquecimiento de la humanidad y los beneficios individuales.

Los beneficios que puede traer la ciencia para el desarrollo de la sociedad son bastante obvios; en general, todo incentivo para el trabajo científico apunta a generar beneficios de este tipo, los que se ven día a día en todos lados. En el mundo en que vivimos, cualquier incentivo a la ciencia, lejos de ser desinteresado, pretende obtener una aplicación a cambio; el desarrollo de nuevas tecnologías (y creación de nuevos mercados), la cura de enfermedades (léase venta de nuevos medicamentos y terapias, alivio de presión política, etc.), aumento en la productividad... en fin, nuevas y mejores formas de obtener dinero y poder, que colateralmente contribuyen al desarrollo de la sociedad, para bien o para mal. Desde mi punto de vista, esto dista bastante de poder llamarse un beneficio, o, al menos, de ser un beneficio por el cual valga la pena el esfuerzo.

Por otro lado tenemos el enriquecimiento de la sociedad humana. En este aspecto es donde la ciencia se cruza con el arte y la filosofía. Para muchos no tiene sentido partirse el alma para conseguir algo que esencialmente no sirve para nada. Bueno, yo diría que la utilidad es algo bastante subjetivo. Decir que un descubrimiento, cualquiera sea, no sirve para nada sólo porque no tiene una aplicación inmediata en el mundo material me parece algo bastante extremista y exageradamente ingenuo. Naturalmente, comentarios de este tipo por lo general hay que tomarlos como de quien vienen. Para los que defienden esa postura, bien puede reprochárseles que la historia da testimonio de una enorme cantidad de descubrimientos inútiles que hoy mueven el mundo. Cien años atrás no había computadoras ni internet, sin embargo se estaban desarrollando muchísimas de las bases de sistemas que hoy mueven miles de millones, siendo un pilar de la economía mundial. Vivimos en un mundo donde el tiempo es una barrera que no se nos permite atravesar, no podemos sacar conclusiones sobre la utilidad de algo por simple extrapolación del presente. Mucho menos aún cuando el mismo pasado nos dice que no lo hagamos.
Por otro lado, para quienes tengan la mente un poco más abierta y sean capaces de ver por encima de los billetes, al igual que las artes y la filosofía, las ciencias brindan algo inmaterial al hombre que lo nutre como sociedad. El conocimiento no es algo a lo que se le pueda poner precio. El entendimiento del nuetro lenguaje, de nuestras relaciones, del mundo que nos rodea, más allá de no tener aplicación alguna en el mundo físico, más allá de no agregar un solo centavo a nuestros bolsillos, nos permite acercarnos más y más a entendernos a nosotros mismos, a entender qué es lo que hacemos sobre este mundo, a entender el significado de nuestra existencia... si eso no vale la pena, se me ocurren pocas cosas que puedan valerla.

Por último, lo primordial. Ninguno de los beneficios anteriores existiría si no hubiera uno inmediato para quien se encarga del trabajo. Y lo cierto es que este es el beneficio más importante que puede brindar la ciencia. Me puede importar un carajo la sociedad, me pueden importar un carajo las nuevas tecnologías, me puede importar un carajo la humanidad entera, puedo ser un sociópata, un ermitaño, un trastornado o el tipo más amoroso del mundo, que más allá de cualquier otro beneficio que pueda tener lo que hago, el que obtengo yo es el mayor y justifica cualquier sacrificio (entendiendo que el énfasis en el cualquier dependerá de si soy un sociópata, un ermitaño, un trastornado o un amor de persona). Lo que hay en mi cabeza es mío; en este momento podría estar en medio del desierto del Sahara, podría estar en la Antártida o podría estar flotando perdido en el espacio que sería igualmente rico. El arte suele necesitar expresión, la filosofía dificilmente llene a alguien si no la puede usar para discutir: la ciencia nos provee de entendimiento, y eso es independiente de cualquier artefacto externo. Sólo necesito mi mente. Y según cada quien, nada más importa. Sigan felices!

sábado, 25 de abril de 2009

Sentidos desde el alma

Los sentidos... la maravilla que nos pone en contacto con el mundo que nos rodea. Esos que nos permiten apreciar las imágenes divinas de la naturaleza, saborear las delicias más puras, esos que nos estremecen al acariciar las texturas más variadas, suaves, ásperas, aceitosas. Oír el murmullo de la noche en otoño, el cantar de los pájaros al amanecer, el sonido majestuoso del agua del río que cae por la cascada; y los aromas, esos perfumes que se matizan a lo largo del año. Los sentidos son lo más, después del papel aluminio.

Pregúntense hoy, ahora, en este instante, ¿qué sería de sus vidas sin los sentidos? ¡Sería aburrida! En realidad, no sería vida, no sería nada... la oscuridad absoluta, el silencio absoluto, la nada absoluta. Esas cinco cuerdas que nos atan al mundo en el que vivimos, del que estamos rodeados (a menos que veas gente muerta, que si es el caso, bueno, loquero y solucionado). ¡Y las propiedades que tienen! ¿Notaron que cuando cierran los ojos sienten mucho mejor las texturas y, a veces, hasta parece que los sonidos se escuchan con una mayor definición?, es más fácil enfocar. Los sentidos son solidarios, pero no es cualquier tipo de solidaridad, son solidarios con uno mismo, si estás dejando a uno un poco de lado, o si te falta por algún motivo alguno de ellos, los otros se incrementan para que puedas llenar ese vacío que queda en vos; y no te piden nada a cambio.

La generosidad desinteresada de los sentidos los convierte en unos seres magnánimos. Entiendo que no tienen existencia propia, que son parte de nosotros... ¡pero qué parte! Hay que respetarlos, elevarlos a la altura que les corresponde y, me lo permito, ¡considerarlos vivos si es necesario! Porque no son cualquier cosa, son nuestros sentidos, son nuestro nexo con el mundo, son la causa que hace que nuestra vida, ¡pueda llamarse VIDA, señores! Y me atrevo a más, son la esencia misma de nuestra existencia, sin ellos nada seríamos, apenas podríamos notar que existimos y, por supuesto, apenas y nada más que eso. No sabríamos más nada, no notaríamos que existe otro ser vivo en este planeta, ni siquiera seríamos concientes de nuestra vida. Así que al referirnos a ellos, que sea con propiedad, pensemos de quiénes estamos hablando antes de decir palabra, ¡carajo! Sigan felices, que si pueden, es gracias a ellos.

PD: Si no pueden, no es culpa de ellos, porque son grosos.

martes, 21 de abril de 2009

Aquellos viejos tiempos

La verdad... esa cosa misteriosa de la que todos tenemos una versión diferente. Pero no voy a hablar de la verdad, ni de la mentira, ni de nada relacionado a eso. ¿Por qué la menciono? Eso es asunto mío.
No se si lo notaron, pero la primera década de este "nuevo" siglo se pasó muy rápido. Para mi los '90s fueron ayer, no se qué paso. Es cierto que no tengo muchos recuerdos sobre mí, pero Menem, el uno a uno, el mundial '98 con el cabezazo del burrito a Van der Sar, que se yo... se pasó muy rápido esta década, aunque por suerte todavía no termina. Últimamente el tiempo en general se pasa muy rápido, creo yo. Más vale aprovecharlo de la mejor manera que consideremos posible. Compañías, ocupaciones, hobbies y las mil y una boludeces que se les ocurran, pero más vale aprovecharlo, que el tiempo pasado está muerto.
Esta cosa loca y abstracta llamada tiempo. A veces uno se pone a pensar... ¿notaron que el presente no existe? El tiempo siempre es pasado, mientras estoy hablando va pasando sin que lo note, pero pasa, y lo hace rápido... no llego a decir ahora que ya no es más ahora; pero, ¿es después? ¿Qué es el después, el futuro? No es absolutamente nada, si todavía no paso, es simplemente una idea vacía de la que nada sabemos. El futuro no existe, recién se materializa cuando se convierte en presente, pero el presente no tiene vida, así que no es más que pasado... el tiempo es sólo pasado, es lo único que tenemos y a su vez realmente no importa un carajo... ¿qué va a importar? Ya pasó, dejémonos de joder, si pasó no hay nada que podamos hacer, ya fue, no importa. Entonces, más vale no preocuparse. El tiempo es pasado y yo tengo un 8, feliz.

Q.E.D.

PD: Asumo que mi respuesta de madrugada no fue de lo más convincente, o de lo más satisfactoria. Y está bien, la verdad es que estuvo incompleta, no fue verdad al 100%, pero el resto no me pareció que valiera la pena. Lo manejo bien, simplemente prefiero buscar la manera más sana también para mi. ¿Por qué por acá? Porque me facilita evadir comentarios.