sábado, 17 de enero de 2009

Espacios y comienzos

No es cambio, es evolución. Llevar las cosas al límite, llevarse al límite... estoy aprendiendo tanto de mí. Es buenísimo ver como lo mejor puede mejorar. No se si son los años, las situaciones vividas o qué, pero veo como se está trazando un camino intrigante. Ahora bien, ¿qué tiene de bueno un camino intrigante? El hecho que sea intrigante implica que no se sabe qué puede pasar durante el recorrido y ni siquiera en dónde termina, a dónde lleva ese camino. Y como yo lo veo, esa incertidumbre intimidante es lo que tiene de bueno. Por una vez en la vida no tengo idea a dónde va a parar algo. Es excitante.

El mundo se toma vacaciones mientras yo cuento los días. Otro tema, otro aspecto, otra incertidumbre, aunque no tan intrigante, ni tan incierta, ni tan nada. Por este lado tengo bastante confianza, en este aspecto se bien lo que hago, y aunque no fuera así, tampoco tiene tanta importancia, tengo otras cosas más entretenidas en mente. Digamos que cada quien tiene su definición de chiche nuevo, aunque no la acepte. Como sea, el chiche nuevo no es más que eso, al final lo que vale es lo que perdura, lo que se adapta al entorno, lo que se pone a la altura de la situación. Lo que se ama.

Aceptar, qué cosa más difícil. El poder de la negación. Cuando las cosas se nos escapan de las manos, cuando no son como se supone que deberían ser, cuando nos esforzamos en creer que se puede cambiar, cuando nos engañamos... pura negación, nos cuesta horrores aceptar.

Era lo mejor y ahora encima responde. Siempre se puede mejorar, eso es algo para aceptar. Y empieza a verse inteligente, aprende a moverse, aprende a manejar, aprende... veremos hasta dónde es capaz de llegar, yo le tengo fe. Bueno, lo de actuar con inteligencia es relativo, pero de a poco, no hay que pedir de entrada el 24x7. Las relaciones evolucionan, se tornan más complicadas, entretenidas, interesantes... empezás a saber qué hacer, veremos cómo sigue eso. Sigan felices y disfruten de sus vacaciones!

domingo, 11 de enero de 2009

Descontrol

Momento y lugar... no podrían ser mejores, pero con eso no alcanza. Yo podría ser mejor, pero no lo soy. Como decía ayer, somos lo que somos, con lo bueno y lo malo. Planes y más planes, en tal momento, en tal lugar. Y nunca salen, y los seguimos haciendo y a nadie le importa, o sí importa, o lo que sea. Le dan cierto ritmo a la vida, algunos le dan gusto dulce, otros son un trago amargo. Pero al menos están ahí cuando todo lo demás es insípido. Claro, siempre hay una excepción, no todo lo demás, otro trago amargo. Realmente no importa, mejor así supongo.

Otro fin de semana que se termina, otro día tachado en el calendario que no tengo. Otro día menos hacia ese momento, fuera de ese lugar, dentro de ese lugar. ¿Qué estoy haciendo? Eso es bastante simple, estoy tratando de controlar lo poco que está dentro de mi control para sentirme seguro, para fingir un rato más. Es todo una ilusión, está todo dicho en el aire, estoy hilando en el sentido correcto pero en la dirección equivocada. Y está bien, es lo que quiero, de eso no tengo dudas, es lo que quiero dentro de lo que puedo querer. Que fácil es meterte las cosas en la cabeza y que difícil es sacártelas. La parte buena es que tengo una mente serena y un corazón made in Antártida.

Algunos hablan del alma. Supongo que es algo que hace referencia a la esencia de una persona, a lo que la hace ser lo que es, quien es. Por otro lado también la usan para explicar lo que sienten, lo que desean... aunque eso tal vez sea también parte de lo que son. ¿Es como un monstruito que tenemos dentro? Nos hace hacer cosas, pensar cosas, ¿sentir cosas? Y nos atormentamos constantemente tratando de entenderla, tratando de interpretar lo que dice. Y a veces nos gana, nos domina, nos estrella contra una pared y se rompe. Con el mostruito lastimado nos sentimos perdidos, buscamos arreglarlo. Pero hay un solo médico que puede curarlo y se llama tiempo, y está muy ocupado, a veces no hay nada que pueda hacer para ayudarnos. Puta reflexión, ¿para qué necesitamos esa mierda?

Como en un cuento de hadas... para eso necesitamos esa mierda. Algo tan simple y cotidiano, una vez, en un momento específico, en un lugar específico, en una situación única, una oportunidad, puede ser enorme. Tenés razón, no soy yo quien tiene el control, pero tengo mérito por tratar de ocultarlo. Es gracioso. Sigan felices!

sábado, 10 de enero de 2009

Somos lo que somos

En paz conmigo. Estoy en paz conmigo porque soy exactamente lo que quiero ser. Porque no niego lo que soy, porque no trato de engañarme, porque no le miento al resto del mundo. Después de todo, somos lo que somos, ¿no? Uno de los grandes problemas de las personas es que no aceptan lo que son, tienen miedo que los demás no acepten lo que son, y se dicen constantemente que son otra cosa, y tratan de hacércelo creer al resto del mundo para poder creérselo ellos mismos. Entonces, ¿la gente es hipócrita? Yo no les llamaría hipócritas, al menos no a todos. Diría que más bien son ilusos, ingenuos que tratan de engañarse a sí mismos seducidos por el tipo de persona que creen que deberían ser. ¿Cómo podrían tener paz?

Ahora estás leyendo esto, y tal vez te estés preguntando por qué escribo algo así. O si en verdad esto es lo que creo. O qué me creo para criticar así a todo el mundo, del cual vos, que estás analizando todo esto que escribo, formás parte. Bueno, supongo que ese es tu problema. Yo escribo esto porque se me da la gana de escribirlo, es lo que creo. Y respecto a mí, no me creo más de lo que soy; y sí, soy un poco soberbio.

Cambiando un poco el tema, después de un par de horas acostado sobre la mesada de la cocina con las piernas dobladas, disfrutando de lo que era mi día de paz, me di cuenta lo estúpido que es levantarse e intentar caminar en momentos como ese. Obviamente mis piernas estaban completamente "dormidas" y yo, con toda mi grandeza, me fui al piso de lleno después del primer paso. Que sensación más extraña.

Y borrado de mi mente todo lo demás que tenía para escribir, solo me queda decirles que no me hagan caso y sigan felices, aunque sea una ilusión. No, no me hagan caso, después de todo, somos lo que somos, evidentemente eso no cambia.

martes, 6 de enero de 2009

Hubo un tiempo...

Es liberador. Encontré qué era lo que fallaba... y era yo. Ahora sí, a lo que nos ocupa. Tenía una pregunta... ¿por qué la gente tiene esa necesidad de hablar? La cuestión es, en resumen, que hoy se me puso a hablar sobre su vida, problemas y demás cosas que realmente no me importan alguien de quién apenas se su nombre y dónde trabaja. ¿Por qué? No me interesa el por qué a mí, eso es obvio, no tenía necesidad de hablar conmigo, simplemente tenía necesidad de hablar. En realidad eso fue bastante obvio. Por su bien más vale que siga su consejo y vea a un psicólogo. Pero bueno, lo que me llamó la atención es la necesidad en sí... ¿dónde nace? Creo que todos tenemos en algún momento la necesidad de hablar con alguien. Yo lo escribo, y si no es algo que de para escribirlo a veces lo hablo con una persona, y si no da para hablarlo con alguien más lo hablo conmigo. Lo que no consigo entender es la necesidad. Supongo que es algo para pensar.

Otra cosa que me llama la atención son los períodos que tiene la gente. Bueno, no toda la gente, esto ya es una cuestión más específica de cada persona, y seamos honestos, no me importa "cada" persona. Pero creo que la idea está clara. Los períodos... días y días seguidos, presente, firme en ese lugar, impecable. Pero después, oscuridad total. Días y días seguidos de ausencia. Es algo fantástico. Una actitud totalmente inconsistente, errática. Si al menos pudiera ver esa cara. Pero es así, ausencia. Hubo un tiempo...