miércoles, 15 de octubre de 2008

La hipótesis de la vida

Hace un par de semanas escribí algo por acá sobre Johann Wolfgang von Göethe y su obra Die leiden des jungen Werthers, traducida de muchas maneras, siendo la más común en Argentina Las desventuras del joven Werther. Hoy quiero hablar de otra obra, más profunda, escrita por el llamémosle dramaturgo irlandés Samuel Barclay Beckett. La obra de la que hablo es Esperando a Godot (En attendant Godot). Samuel Beckett fue galardonado en 1969 con el premio Nobel de literatura, gracias principalmente a esta obra cumbre del teatro del absurdo.
No se cuántos de ustedes habrán tenido la posibilidad de leerla, o habrán leído alguna vez una obra del absurdo. La verdad es que no son obras de fácil interpretación dado que tienen la cualidad de presentar la realidad que se quiere dar a conocer mediante la hipótesis de una realidad opuesta, o al menos bastante diferente, resultando así en una gran seguidilla de contradicciones entre hechos y palabras que desembocan finalmente en el absurdo, probando de esta manera la realidad que se sugiere implícitamente. Bueno, Esperando a Godot plasma en dos actos el espíritu de este género de la manera más pura. Es una obra admirable escrita con una inteligencia asombrosa. Cuando uno ve un librito de ese tamaño normalmente piensa, prejuzga, que se trata de un entretenimiento ameno para pasar la tarde. Beckett tira por el piso y descuartiza ese prejuicio estúpido convirtiendo esos dos pequeños actos en una visión profundamente realista sobre la razón de ser, el objeto de la vida y la manera en que todos nosotros la desperdiciamos.
Ya sea que uno se identifique más con Didi, Gogo, Lucky o Pozzo, lo cierto es que no puede no identificarse con ninguno de ellos y no puede ignorar la verdad que se oculta detrás de las acciones que cada uno realiza y, más directamente, con las acciones que cada uno de ellos no realiza. Es mi humilde opinión que esta obra debería formar parte de la biblioteca, o al menos de la cultura de cada uno de ustedes, de modo que si sirve de algo les recomiendo leerla. Perder, pueden perder un par de horitas. Ganar, pueden ganar una visión de la vida que en una de esas les despierte cierta curiosidad acerca de cómo están ustedes pasando sus días. No garantizo que les vaya a cambiar algo, en realidad el drama de esta obra es que prueba la hipótesis de la vida vacía, y por lo tanto, prueba que nada de lo que hagamos tiene importancia, al fin y al cabo, todos esperamos a Godot. No nos movemos. Sin embargo, lo que hagamos mientras esperamos a nuestro Godot es decisión nuestra, de modo que no todo es tan oscuro y tal vez, solo tal vez, verlo de esta manera les permita replantearse que es lo que vale la pena en la vida y de qué manera quieren vivirla. En resumen, tal vez les permita ver mejor el camino a la felicidad tan anhelada por todos, que parece que en el mejor de los casos se ve allá en el horizonte, sacándonos dos pasos por cada uno. Así que si pueden, léanla y sigan felices!

martes, 14 de octubre de 2008

Pushing Daisies

A veces uno empieza a darse manija con muchas cosas, principalmente con la visión de uno que tienen los demás. Hay gente que creo que me menosprecia, hay gente que creo que me tiene en una especie de pedestal etéreo, hay gente a la que creo que le doy miedo, creo que me tenés miedo. Hay gente que creo que no se atreve a acercarse a mí, les resulto intimidante, les resulto demasiado psicótico, o será que saben que consigo lo que quiero. Me tomo mi tiempo, pero lo consigo. No te asustes, para conseguir lo que quiero primero tengo que asegurarme de quererlo, y ahí es donde me enredo y las cosas terminan en cualquier lado, soy inofensivo porque no consigo consensuar conmigo mismo mi manera de actuar.

Sigo con una espina terrible atravesándome de punta a punta, era muy fácil, da mucha bronca. Sigo con la espalda a la miseria, me molesta, espero que pase. Tuve que volver al laburo por otro lado, lo que obviamente no tuvo absolutamente nada de bueno, no más que decir al respecto.

Ahora sí, tema del día, todavía no llegué a definirlo, pero confío en que se me ocurra algo útil, al menos entretenido, con que rellenar todo este garrón. No es muy difícil descifrar las fechas, lo más seguro es que estén relacionadas con algo que haya ocurrido en el día, y cuando estuviste conmigo todo el día, vamos, no es tan difícil. Otras pueden estar más dentro de mi cabezaa, detonantes del momento de suprema felicidad en que logre algo que hace años tengo en mente, el momento en el que me saque ese horrible peso de encima que me tortura día, tras día, tras día y hace que llegado cierto punto mi cuerpo no responda como más me gustaría. Y no lo está haciendo últimamente, pero los días pasan y eso es lo importante, pasan y no se los puede parar. Acordate de eso, los días pasan, cuando te quieras dar cuenta puede que esa vaca atada sea una correa sobre el polvo. Puede ser que yo no sea el único que tiene que consensuar consigo mismo lo que quiere hacer. Muchas variables, pocas opciones, mucha incertidumbre. Fijate, no te pintes la cara con una mentira que ni tu propia ingenuidad alcanza para que te la creas. Viví el sueño, viví el sueño de la realidad, o vas a pasarte la vida dormida. Sí, un error del tamaño de una A, pero no diría las cosas como quiero si lo disfrazara más, así que queda público, mientras la fuente quede por ahí enterrada, se supone que nadie más debería entender esa parte...y sigue enterrada por ahí, así que sin situaciones comprometedoras.

Bueno, carta a mi mismo, basta de escribir al pueblo fantasma. Claro que no tengo mucho que decirme, no hoy, no vale la pena decir nada, no puedo escribir sin irme de tema, sin mezclarme con otras personas, sin escupir lo que pienso, pero no voy a emitir comentario alguno, al menos no por ese medio, este es más privado al ser más público. Bueno, creo que ya fue suficiente por hoy, quise hablar de mí, lo cual en general mi ego no me lo dificula demasiado, pero terminé desviando un poco las cosas hacia ciiertos horizontes que no era la idea inicialmente. En cualquier caso, mientras sean felices, todos ustedes, estarán bien. ¿Cuándo lo entenderán?

viernes, 10 de octubre de 2008

Pueden, pero no hacen nada...

PAZ... al menos un día, viene bien. No es completa, pero no falta tanto, 113 días, día a día.

Calle Florida, tango, turistas, empleados, librerías, música, Panda... unas horas, un recorrido más. Ya hacía tiempo. Era muy fácil, y como todo lo fácil, se complicó. Pero no fue tan terrible, y el próximo será mejor. ¿Qué hace la gente que no tiene nada que hacer? Que linda pregunta.

Buenos Aires tiene lugares hermosos, por lo menos para el que los siente. Puerto Madero es para el otoño, Florida tiene su encanto, exactas se empieza a sentir más propia... es un lugar pacífico donde la gente deja su vida. Las drogas, las barbas, las libertades, la aceptación.

Un rato de Fito y Catupecu, volviendo a lo nacional, más pacífico, más para estos días. Días que siguen doliendo, que siguen teniendo mal gusto, pero que están bien, que son los mejores, que son los que se disfrutan... al fin y al cabo hacemos lo que queremos, ¿no?. Al menos dentro de lo que dominamos, lo que está bajo nuestro poder, lo que es nuestra decisión. Así está bien. Falta lo que no está en nuestro poder, al menos no al 100%, pero no es tan terrible, solamente hay que evitar pensar. Hay muchas cosas en que pensar, hay un mundo dentro de nuestras mentes, un mundo donde vivimos, lo veamos o no, ahí vivimos, ahí nos escondemos, ahí nos liberamos, ahí nos mostramos, ahí estamos. Es nuestro, y de nadie más. Es nuestro, y de quien nosotros queramos.

Impaciente, sí, pero se esperar. Espero la vida misma, estoy acostumbrado, 113 días no es nada, lo que necesites no es nada. ¿Y después? Y después no importa, y después seré feliz, y despues veré cómo hago, después me preocuparé, si lo que quiero es preocuparme. O simplemente no. Simplemente. ¿Qué hace la gente que no tiene nada que hacer? La gente que no tiene nada que hacer escribe querido, ¿no lo ves? Al menos eso deberían hacer las personas; para escribir hay que pensar, igual que para vivir, igual que para ser libre, igual que para ser uno mismo, igual que para ser yo. Para escribir tengo que pensar, así no diga nada, así no escriba todo lo que pienso, así sea que me lo reserve. Y me lo reservo porque es mío, es mío y es tuyo, o al menos es mío. Al menos soy yo, al menos me pertenezco, al menos lo hago a mi manera. ¿Qué hace la gente que no tiene nada que hacer? No hace nada.

Piensen, libérense, enloquezcan, vuelvan en sí, conózcanse y sigan felices.

lunes, 6 de octubre de 2008

Another day in Paradise

Terrible contractura, o algo que duele igual... a punto de escupir un pulmón, pero tengo dos. El tiempo se termina, yo escribo, cuento, por hacer algo, cómo ando, en qué ando, en nada ando, esperando, o no. Y mientras lo hago pienso un rato, me permito delirar, me permito alucinar un rato, al menos fantasear, si las pastillas no alcanzaron para más. Mi cabeza bien, donde siempre.
Viendo unas fotos ya viejas, recordando un poco cómo eran esos tiempos, sin melancolía, simplemente rememorando. No fueron malos tiempos, no son malos tiempos, pero siempre falta algo, ese algo, ese no se qué... ¿sabés? Pero uno no piensa en eso, trata de no pensar en eso, prefiere no pensar en eso, pero piensa en eso. Le da vueltas, otro ciclo, otro que no se rompe, así está bien, se acerca otro día. Cualquier cosa por no pensar en el dolor y seguir respirando, que duele también, pero es necesario... ¿cómo son las cosas no? Las cosas que duelen, pero son necesarias.
Y él no entiende. No entiende bien por qué hace lo que hace, no entiende por qué la presión, no entiende por qué no deja todo, por qué no busca una posición más cómoda, por qué no se olvida de las cosas como están... él no entiende por qué, simplemente. Y simplemente es esa palabra que se repite, una y otra vez, tantas veces... se repite siempre que algo no es tan simple como parece. Encaja en cada lugar donde es necesario ocultar algo, en cada lugar donde es necesario ocultarse algo. ¿Por qué? Porque simplemente es así. Entra justo, fácil, sin necesidad de preguntas, que tal vez son necesarias.
Mirándose en el espejo del tiempo, hacia el tiempo que fue, el tiempo que es, el tiempo que pasó del ayer al hoy, el tiempo que lo acompañó, el tiempo que lo persigue, el tiempo que se le escapa. Pero es otro día que espera a Godot, tal vez para él eso sea el paraíso, tal vez sea feliz así... tal vez no. ¿Habría que averiguarlo no? Sigan felices.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Siempre vuelve

Doce horas de agonía. Logró morir de la misma forma en que vivió. El reloj marcaba las doce y él volvía a descansar bajo la sombra de los tilos que tanta alegría supieron darle, tiempo atrás, cuando la primavera lo alcanzó en su huida. Murió de amor, como tantos otros personajes. Dicen que analizando la historia, esta obra se trató en realidad de una semiautobiografía, digamos camuflada. Usando variaciones leves en los nombres de los pueblos y dando solo iniciales de los apellidos, pasó cuenta al mundo de la época sobre sus vivencias de juventud. De hecho, publicó esta obra a la edad de 24 años, con lo cual bien podría uno pensar que se trató de una especie de cable a tierra. Bueno, no se si cable, pero la historia cuenta que esta novela echó tierra sobre unos cuantos cientos, hasta miles, de jovencitos deprimidos que sentían (¡y hasta vestían!) como su ídolo. Suena increíble, pero trasladando el efecto que tiene sobre uno hoy al siglo XVIII... bueno, no había tele.
No hace falta prestar demasiada atención a las cartas para notar la escritura rebuscada que tenía. Cada oración es un disfraz audaz de la realidad, una mezcla de su vida, la de su amigo, su pretendida, su familia. Obviamente él no murió (lo cual no significa que nadie halla muerto), pero... ¿habrá querido?¿Qué habrá sentido al llegar al final de su vida (de 82 largos y bien vividos años), al mirar hacia atrás, al ver la marca que dejó en el mundo? Debe ser una sensación única. Si bien es cierto que este personaje se convirtió en un fantasma que lo atormentó el resto de su vida y muy probablemente más de una vez habrá deseado nunca haberlo creado, a través de sus palabras logró hacerse con un poder que pocos obtienen con sus propios actos. Influyó no solo en la mente de los débiles depresivos sino también en la de algunas de las personalidades más sobresalientes de la Europa del 1800, y hoy es considerado el escritor alemán por excelencia y uno de los más importantes íconos de la literatura universal.
Y bueno, una persona que supo plasmar sus sentimientos y, tal vez por accidente, los convirtió en los cimientos de su vida. Y así empezó, otro personaje muerto de amor, mediante pistolas prestadas por su oponente y concientemente entregadas por su amada. Vale la pena leerlo, pero no lo imiten, ya se inventó la tele. ¿Feliz? Al menos dame una pista de lo que hay dentro.