domingo, 19 de diciembre de 2010

Dando fin a otro año...

Este ha sido probablemente el año más rico de mi vida, e irónicamente uno de los más inertes y con menos logros que haya tenido. Resumirlo no es tarea fácil para nada, y resumirlo en realidad no tiene mucho sentido. En las próximas líneas voy a intentar contar un poco qué fue el 2010 mientras lo pienso desde un punto de vista humano y desde uno intelectual, a falta de una mejor palabra. Me niego a hablar de un aspecto académico o profesional por las feas connotaciones que tienen esas calificaciones; después de todo nunca tuvieron que ver con una superación personal.

Voy a empezar con el aspecto humano, hasta social, que es del que más me gusta hablar, o más bien me gustaría empezar por ese aspecto pero la verdad es que el otro está íntimamente ligado y entre los dos forman un aspecto espiritual que si trato de descomponer posiblemente pierda su esencia. Empecé el año de una manera bastante fea pero que en ese momento comprendí y acepté como natural. Estaba alejándome (o más bien siendo alejado) de una persona querida que nunca supo muy bien cómo lidiar con situaciones que iban en contra de su voluntad; no la culpo por eso, no hay ningún librito muy bueno que seguir y en definitiva fue algo que me sirvió para aprender algunas cosas. En ese momento decidí dar un giro a mi forma de llevar la vida (entre otras cosas dejé de fumar, aunque no haya durado más que un par de meses), lo que me llevó a tratar mal a otra persona que no se lo merecía, o al menos eso creo yo. Hace un par de días estaba hablando con esa persona y entre cosas me dijo que yo nunca me porté mal con ella y en resumen me definió como alguien muy directo, pero buena persona. No me lo trago porque se que me porté muy mal, pero es bueno saber que ella no piensa lo mismo.

Febrero como se viene haciendo costumbre trajo consigo una materia de verano, que fue bastante irrelevante cuando uno lo mira por arriba, pero que definió el curso de los meses siguientes y en definitiva fue esencial para indicarme por qué camino llevar el 2010 y como quedará más claro después (o no), los años venideros.

La parte que me hace decir que este fue un año rico son los meses que siguieron a esto. A partir de abril más específicamente las cosas empezaron a dar un giro (en ese momento muy afortunado, ya diré más adelante si siguió siendo tan afortunado); por esas cosas que tienen las relaciones sociales fui conociendo a varias personas, y quiero centrarme con más detalle en dos de ellas, sin ánimos de desmerecer a las demás, que en su mayoría fueron y son gente muy positiva para mí. La primera la conocí a través de un personaje que juega un papel de extra y no mucho más que eso; una rubia preciosa que se ganó mi cariño de una forma que me encantó y que nadie lo había hecho antes (excepto un poco por David), pero de ella voy a hablar más adelante que no llegué a apreciarla tanto sino hasta unos meses después. A través de esta rubia llegué a conocer a la siguiente de quien quiero hablar.

Tocó el turno de una morocha divina con los ojos más hermosos que haya visto alguna vez. Me enamoré completamente de esos ojos, o de lo que esos ojos encerraban, mas no así de ella, que si bien me encantó (y me encanta, creo que por ahí hay escondida una muy linda persona), nunca pude llegar a conocerla realmente de una manera que pudiera ver quién es, así que es más bien mi lado curioso el que la mira tratando de descifrarla. Sin embargo no por eso fue menos importante. Lo que sí pude llegar a conocer fue una parte que me mostró y algo más que arañé por ahí, y me encontré con alguien con quien realmente podía hablar todavía no se muy bien de qué, y eso es lo maravilloso, ¿no? No digo que nunca hayamos hablado de nada relevante, muy por el contrario, pero la facilidad para hacerlo y la naturalidad que había en todo fue lo genial. Fueron unos meses muy lindos, y como todo lo lindo no duró demasiado, naturalmente. Sin embargo sigue siendo una persona a quien de verdad quiero mucho (aunque algunos digan que no tengo sentimientos) y a quien todavía no fui capaz de entender, así que seguiré intentando eso tanto como se me permita (y seguramente no vaya a entenderla nunca, pero eso no lo hace menos interesante). No voy a seguir hablando de ella porque su imagen tiene todavía muchos cabos sueltos (creo que esto es lo excepcional en ella), solamente espero que el 2011 sea un poco más flexible y traiga alguna oportunidad más de conocerla como corresponde, pero eso ya lo dirá el tiempo a su manera.

Ahora bien, por esos tiempos estaba terminando con otras tres materias y no-terminando con una más. Llegó el invierno, enfrío muchas cosas y es por esta época donde empieza a tomar más relevancia esa rubia de la que hablábamos hace un rato. Por si no quedó bien claro, les recuerdo que es una rubia preciosa, la tengo en un pedestal dorado y paso a explicar, más o menos, a mi manera, por qué. Yo sigo creyendo que lo que mejor se me da es leer un poco a la gente, su forma de ser, y para eso bastan cinco minutos. Es una chica muy inteligente (en contra de mis prejuicios infundados contra las rubias), y siempre me gusta tener cerca gente inteligente, o al menos siempre que no sea gente particularmente insoportable, en cuyos casos la inteligencia está muy mal llamada. Pero volviendo a la rubia, empecé a tener un poco más de contacto con ella hacia septiembre más o menos, en que mi rutina obsesiva y su lo que sea se empezaron a cruzar bastante más, y encontré en ella dos cosas muy interesantes: en primer lugar su honestidad, que no hay cosa que aprecie más en una persona que eso y que es a lo que me refería unos párrafos arriba cuando la mencioné por primera vez. Esta chica me ha dicho muchas cosas como son y me ha cerrado la boca más de una vez, cosa que no suele pasar (generalmente si cierro la boca es porque no creo que valga la pena seguir gastando saliva). En segundo lugar, encontré en su cabeza una maraña enredada de pensamientos, una voluntad de hacer cuando realmente lo quiere, una leve paranoia frente a las reacciones de la gente a la hora de relacionarse, una indecisión enorme a la hora de elegir un camino y una personalidad un poco obsesiva, aunque un poco más de lo que parece creo yo. En resumen, encontré en su cabeza una maraña muy parecida a la que hay en la mía. Por otro lado es muy simpática la forma en que nunca toma en serio las cosas que digo (especialmente cuando se trata de cosas de la facultad), al punto que la mitad de esas cosas creo que ni las escucha. Y a todo esto le tengo que sumar que es admirable la forma en que lleva su vida sin terminar de volverse loca (está bastante loca igualmente), entre actividades varias, novio y un rendimiento excelente en la facultad. En fin, una chica excepcional que da gusto conocer.

Además de ellas dos, que son de quienes más quería hablar en el aspecto social, acabé conociendo este año a muchísimas personas más dentro de un ámbito distinto al que estaba acostumbrado y realmente termino el año contento en este sentido. Creo que cada una de las personas que conocí (no solo incluidas, sino que especialmente las dos anteriores) han representado algo muy bueno en mi vida, y que puedo aprender varias cosas sobre mí y sobre los demás a partir de ellas. Y si bien por el otro aspecto el año todavía no terminó (me queda rendir un final), en el último tiempo me encontré frente a una decisión que todavía no pude tomar, pero no es tanto tomarla lo que importa ahora, sino el hecho que se haya presentado este panorama que no esperaba en el cual ciertas prioridades parecen invertirse, o el camino se bifurca de una manera mucho mñás pronunciada. Habrá cosas que pensar en los comienzos del 2011. Así que, siendo ya las 6:00 am y si bien no terminó aún, doy por finalizado otro año más. Tengan feliz año y después, sigan felices! ¿Qué más da lo demás?

domingo, 28 de noviembre de 2010

Palabras lindas

Escuchando otra vez a esos medio-viejos argentinos que me caen bien por uno u otro motivo, y Charly me dice:
Miro alrededor,
heridas que vienen, sospechas que van
y aquí estoy
pensando en el alma que piensa
y por pensar no es alma...

Hay algunas palabras que son como las vedettes de todo lo escrito: alma, destino, amor, vida, muerte y todos sus allegados; sin ir más lejos, cuando no estoy hablando del tiempo yo me la paso hablando del destino, me fascina. Pero volviendo a Charly, "pensando en el alma que piensa y por pensar no es alma". Es como una descripción del alma totalmente inconsciente, la trata como un animal impulsivo encerrado dentro de cada uno, incapaz de seguir algún tipo de lógica. ¿Es esto el alma? La pregunta creo que está buena, porque para empezar habría que decidirse por creer o no creer en el alma. Pero cuando uno se plantea si cree o no en el alma, necesita entender qué es el alma, y he aquí el loop.

Yo no creo en el alma, aunque muchas veces me refiero a ella (es como eso de que las brujas no existen pero que las hay, las hay). Creo en la conciencia, creo en alguna suerte de espiritualidad dentro de cada uno de nosotros, algo intrínseco de nuestros cerebros, de nuestras personalidades, de nuestras formas de ser, ver y existir e interactuar con el entorno. Creo que la complejidad que encierran nuestras cabezas va más allá de lo que podemos comprender. Algo de ese estilo es un planteo filosófico por así decirle que ya tiene varios años, el problema de la autorreferencia, pero todavía no tuve tiempo para leer y pensar lo suficiente de esto, y no me quiero ir tanto de tema que pierdo el hilo y esas cosas de siempre.

Aquellos que creen en el alma, ¿la definirían como una bestia impulsiva? Podríamos señalarla con el dedo como la culpable cada vez que salen a la luz esas emociones turbias que cada uno oculta y finge frente al mundo que no están ahí (la careteada esa del día a día), aunque no se si a alguien le importaría demasiado que sea culpa del alma del pobre infeliz. Seguramente habrá quien la defina de una manera más linda y digna de un buen católico.

En fin... palabras lindas si las hay, palabras que por ahora no se gastan y siguen vendiendo como si realmente significaran algo; lo mejor que tienen es que al menos yo me sigo preguntando si realmente significan algo o no son más que inventos que a lo largo del tiempo se fueron construyendo a su alrededor toda una mitología riquísima que los adorna. Capaz que sea cosa del destino, vaya uno a saber. Sigan felices!

lunes, 15 de noviembre de 2010

Like a rockstar

Se terminó la cursada, queda rendir algunas cosas, fumar algunas otras y liquidar el año, y como con cada año que se va, queda también hacer un balance. El balance vendrá dentro de un mes, pero eso de --se me acaba de perder (saltó por algún motivo) otro santo, alguna especie de Jesús-- decía, eso de terminar el año, otro año, me hizo pensar en este post que tenía por ahí sin publicar, escrito hace algunos días o algo así. No es una gran historia, pero uno lee cada cosa...

"Vive rápido, muere joven". Estaba leyendo una historia que me recordó esa frase. En realidad, primero vinieron unos comentarios deprimentes que me recordaron una historia no tan vieja que tenía guardada, así que me puse a leerla, y la historia me recordó esa frase. La historia es una versión más shakespeareana y reducida de (500) Days of Summer, aunque bastante más profunda y bastante menos romántica. Narra como va evolucionando día a día la relación entre los dos protagonistas, desde que empiezan a conocerse el primer día contándose un poco sus gustos, como si estuvieran viendo más o menos quién es quién, pasando al segundo día donde se empiezan a ver más claros los rasgos de cada personalidad, el tercer día donde empiezan a surgir detalles más personales de su vida y así toda la primera semana hasta que se nota forjada cierta confianza... sí, en una semana, cosa bastante extraña para el mundo real, pero bueno, no es más que una historia, ¿no?.

Pasada la primera semana la novela se torna un poco más estable y ya se introduce bastante en la trama, sin cambios muy drásticos con el día a día, aunque con un tono que va subiendo bastante si uno saltea de a semanas. Bueno, el punto no es la trama de la novela, sino más bien el inicio y el final... la cosa es que toda la historia dura unos tres meses más o menos: hay una introducción narrada y después empieza la novela ordenada por fechas, primero día a día, después cada un par de días, entre un 16 de mayo y un 20 de agosto, para terminar con una conclusión narrada.

No lo voy a releer todo porque es un toque largo, pero pasemos al final. A partir del 7 de agosto se nota que empieza el final del libro, es como una decadencia sutil hasta el 14 donde se ve que todo se va a la mierda, terminando el 20 de agosto. Esencialmente ella le dice que no necesita esa cosa que venían gestando, terminando ahí la novela para dar lugar a la narración del final, donde cuentan cómo fueron los siguientes meses dando el pie para hacer alguna suerte de balance, pero esta parte ya no viene al objetivo del post, que es más bien dar mi visión de esa historia.

Después de leer el libro yo creo que lo que trata de mostrar es como en un instante (unos días, unas semanas, unos meses; a lo que es la vida es lo mismo) pueden darse giros drásticos en la vida, y la manera en que las cosas que parecen buenas, y las cosas que son buenas, pueden ser a la vez tan frágiles como para desaparecer de un día a otro. O tal vez trate de enseñar que lo que empieza rápido y se desarrolla rápido, está destinado a morir rápido, like a rockstar. Es cierto que en la conclusión da la idea que en el medio de todo hubo algo un poco turbio, que asemeja más el libro a la vida real, en la que la gente dice y hace cosas que están muy lejos de ser lo que realmente quieren por motivos extraños, ilógicos, inentendibles y de ese estilo. En fin, una historia interesante cuyo título no recuerdo (no me lo cree nadie eso último, ¿no?). También me hizo acordar que hace cosa de seis meses le dije a alguien "igualmente hoy por hoy me siento muy bien". Sigan felices!

miércoles, 27 de octubre de 2010

Todas esas cosas

Estoy con mucha bronca. Acabo de escribir algo y se me borró. Más o menos decía que aprovechando que estoy con una mayor lucidez que anoche, un poco accidentalmente me di cuenta que las cosas que realmente se quieren son aquellas que se tratan con amor, con amor de verdad. Podemos convencernos a nosotros mismos y a todo el mundo que queremos algo, ya sea una cosa, un estilo de vida, una carrera, una relación, una persona, un ficus, lo que sea... podemos convencer a quien queramos, pero si dejamos un poco de lado eso y nos permitimos ver las cosas de verdad por un minuto, podemos darnos cuenta qué es lo que tratamos o hacemos con verdadero amor, y esas son las cosas que valen en nuestra vida.

Yo debo haber convencido a todos, incluyéndome, que no hay nada que me interese realmente, que no tengo pasión por nada en especial... y es cierto que mucha gente no me importa, que la mayoría de las cosas que pasan a mi alrededor no me preocupan, que no me interesa llevar una vida sana ni vivir muchos años más y que se yo cuanto; pero la verdad es que hay cosas que hago, y cosas que trato con verdadero amor. ¿Y qué es eso del verdadero amor? Es un trato minucioso, obsesivo, cuidadoso en todo sentido, es el trato que da valor. Naturalmente no voy a decirles de qué cosas hablo, pero los invito a parar un minuto y ver en sus vidas la cantidad de basura de todo tipo (viva, muerta, abstracta) que tienen acumulándose, fingiendo que vale algo, y los invito a ver algo más difícil: las cosas que realmente valen para ustedes. No se si me olvido de algo de lo que escribí recién, pero creo que la idea era más o menos esta. ¡Sigan felices!

Hola, ¿hay alguien?

¡Uy! qué mala combinación... ¿viste cuando está todo bien y de pronto...? No sé, como un flash así mala onda. A ver si me explico: estoy en cualquiera (en el sentido que tengan ganas de entenderlo, con cualquiera aciertan), y estaba hablando con esta rubia que está medio loca y sale con cosas extrañas y te desconecta un toque, así que estaba todo re bien, risa, cosas suaves, deformes, esperanzas y que se yo. Le decía que es una esperanza, no importa, no es asunto de ustedes; la cosa es que se fue, y ahí vino el flash mala onda. Encima ya se había apagado el sahumerio, y los yogures me generan un choque de temperaturas perturbador en la boca. Me perdí...

No se que les estaba contando recién, colgué un toque. Tengo un poco de miedo de escribir acá, especialmente hoy, en este momento. Empecé a escribir una historia hace unos días, pero la dejé porque los personajes iban a mal puerto. Me di cuenta que llega el día en que se terminan los caminos, y por más que uno no esté cansado simplemente ya no hay por dónde ir. Vas por un camino y llegás a una puerta cerrada; vas por otro entonces, ¿y qué encontrás? Otra puta puerta cerrada... ¡porterooooo! Ni pelota. Bueno, está bien, me siento por acá y suena a esa otra canción, la del primer recuerdo. ¿De qué hablaba?

Ah, ya... me acordé de lo que hablaba primero. Apareció una especie de vacío por ahí, como que falta algo; una diferencia de unas quince veces, y ni pensar sabiendo que buena parte es la misma constante en las dos. Claro que va más allá, como les decía antes, pero después del otro antes, "no todo en tu vida depende tan solo de vos". Y no hablo del destino esta vez, que ya aburrí bastante con ese (aunque no cambió para nada mi posición al respecto). ¡Por dios! No le puedo seguir el hilo ni a mi monólogo. ¡Sigan felices! Si es que tienen alguna idea de qué carajo significa eso, aunque desde un principio fue una expresión "mal-bienintencionada", o al revés, no sé.

viernes, 8 de octubre de 2010

Amor fati (segunda parte)

Un par de días atrás estuve escribiendo algo en este espacio que decidí no publicar por lo deprimente que sonaba, y hoy me alegro de no haberlo hecho. A veces uno descarga cosas que es mejor simplemente dejarlas ser ahí donde se esconden. No se piensa mientras se escribe, pero en algún punto o alguna coma la decisión no está en nadie más.

Como algunos saben, creo en el destino, y al final de este post les voy a dejar una frase que se topó conmigo dos veces esta semana, y verán si es caprichoso este tipo que hizo que me la entregaran dos personas tan particulares para mí. Me está quemando la cabeza el no poder recordar qué día fue la primera vez, ni en qué momento. Leí esa frase sin ningún contexto y todo el entorno se borró; hago memoria y veo con una nitidez perfecta la situación, pero todo el fondo está completamente blanco.

La primera vez vino con alguien que tiene una habilidad excepcional para jugar con mi mente, alguien que cuanto más ausente está, cuanto más lejos se va, más profundo se clava en mi cabeza; visto desde afuera es muy interesante, y hasta tiene su toque de gracia la ironía, aunque desde adentro sea tan traumático. Pero bueno, todavía queda demasiado por descifrar ahí, y muchísimo mal por hacer, pero no podría explicarles ni aunque quisiera (y la verdad es que no quiero) de qué va eso.

La segunda vez me la trajo alguien que en principio podría decirse del pasado, pero es en realidad una de esas personas que están siempre en el presente, probablemente la amiga más verdadera que haya tenido en el sentido convencional de la palabra, una persona a la que adoro prácticamente desde que la conozco, y aunque suelen pasar años entre nuestros encuentros, cada nueva vez es como si la última hubiera sido ayer (a menos de algún que otro golpe del tiempo).

¿Cómo elige el destino su lenguaje y sus mensajeros? Vino con dos personas tan dispares en tantas maneras y a la vez tan importantes en mi vida en una u otra forma, tan distantes en sus tiempos... eligió a la primera y a la última de aquellas que pueden hacerme cambiar mi forma de ver algo. No optó por la elección sencilla en la que calquiera hubiera pensado para llegar a mí, no; optó por alcanzarme desde dos vidas, desde dos ángulos opuestos... eligió muy bien.

La vida es tan débil, corta, irrelevante en nuestro día a día, y es en última instancia lo único que tenemos. El ambiente en que la pasamos a veces parece de utilería, y la mayoría de las personas con las que nos cruzamos lo son. Como bien saben, no necesito más de cinco minutos para decidir si alguien me cae bien o me cae mal, si vale la pena conocerlo o no, y para ver muchísimas cosas más que nunca digo... y la verdad es que eso nunca me falló. Sin embargo hoy estoy acá escribiendo esto (y omitiendo varias otras cosas), y si bien las certezas no existen, yo tengo algunas. Contengo el perfil que no tiene sentido contar acá y digo solamente que estoy convencido que no tengo razón para arrepentirme, tan convencido como lo estoy de que todo (no literalmente todo, claro) lo que esa imagen muestra es una absoluta mentira. Y así llego a escribir esa frase que en realidad no entiendo, pero si se tomó semejante molestias para que yo le prestara atención, por algo debe ser.

¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?

Solamente leí esa línea y su respuesta, así que no tengo idea qué trataba de decir con eso cuando la escribió, pero sé que si el destino dice algo es en serio, y nunca se equivoca (aprendí del mejor... bueno, puede ser que no tanto, pero casi). En fin, sigan felices.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Un dejo a resignación

The eyes, chico, they never lie...

Parece que hoy estoy despierto, al menos desde hace un par de horas. Creo que me dio un poco de energía ese rato mirando el cielo, y el irme cuando quise irme me permitió conservarla. Como sea, lo que importa es intentar usar eso para algo útil, como escribir (si me llega a salir) algunas cosas que pienso... o algo así.

¿Resignación o aceptación? nació por demanda popular. Bueno, puede ser que no demasiado popular, pero por ahí venía la mano. Creo que la idea era que me acercara un poco más al mundo, que mostrara lo que tenía para decir y que me mostrara lo que tenía para decir. El nombre está explicado en cierta forma en el primer post, y tiene que ver con las diferencias que hay entre aceptar algo y resignarse a algo, que si bien pueden parecer, y personalmente creo que son, sutiles, marcan dos caminos abismalmente distintos. Mirando un poco atrás me doy cuenta que acepté muchas cosas, pero creo que nunca me resigné, y la cuestión es si eso es bueno o malo.

La vida no es muy larga, pero si lo fuera, si viviéramos lo suficiente, tendríamos una primera vez para todo. Hoy tengo una suerte de lucha interna porque siento un dejo a resignación en mí. Creo que dejar ser es algo bueno, es lo que yo entiendo por aceptar a las personas de la manera que son, y es algo que intento hacer siempre con las personas que me importan. Con alguna persona tuve que pensarlo bastante, no por una cuestión de intentar cambiar una forma de ser, sino más bien por mi tendencia a tratar de hacer ver los distintos ángulos de las cosas. Cuando nos vemos a nosotros mismos lo hacemos inevitablemente en un espejo maldito, vemos un reflejo deforme de lo que somos, que nos engaña a veces para nuestro bien y a veces para nuestro mal, si es que cabe la distinción. Bajo esa tendencia que tengo a veces (sí, suena raro tendencia a veces, pero es así) me esforcé alguna vez en desviarle a alguien la mirada de su espejo y mostrarle una imagen de ojos ajenos. No son objetivos, es verdad, pero eso no existe; tampoco creo que la falta de objetividad implique necesariamente una falla en la imagen. Retomando, más allá que me haya costado hacerlo, creo que siempre terminé aceptando, y mis intentos nunca fueron cambiar a nadie, sino simplemente mostrarle que nuestra visión no es única, no es verdad absoluta y no está de más tener en cuenta las otras posibilidades que el mundo da.

Dejar ser es algo bueno, aceptar es algo bueno. En última instancia, queda en cada uno cruzar los brazos o abrirse un poco a una realidad más amplia. ¿Resignarse es bueno? Siempre creí que no, por eso nunca quise hacerlo. Incluso le tengo terror a la resignación, un terror que nace en que en la vida no siempre se puede volver atrás. Cada decisión que tomamos orienta el camino que sigue nuestra vida, y al resignarse se puede (y hablo solamente de posibilidad) estar cerrando una puerta que tal vez conduzca a un camino mejor, y si no se pudiera volver atrás, en esta vida no tan larga, eso es una pérdida, más o menos triste. Por esto ese dejo me perturba. También supongo que alguien podría pensar que en realidad me cuesta soltar la rienda y dejar que el control lo tenga otro (es una idea que se me acaba de ocurrir); no creo que sea así, y no creo tener ningún control más allá del que pueda tener sobre mi vida, que tampoco es completo. Será un dilema a solucionar, o no.

No se puede ignorar tampoco que las cosas cambian, mutan, evolucionan, involucionan, se portan como se les da la gana. Nada es estático, y creo que eso es bueno, sino sería todo bastante tedioso. Lo que no se si es bueno o malo es la forma en que lo hacen, y no se si es bueno o malo porque esa distinción de valores depende de quien lo mire, y el criterio que cada persona le dé puede influir en el de las demás personas. Para algunas cosas me gustaría saber si lo ven como bueno o malo para poder pesarlo y decidir si digo está bien o está mal. Eso es lo lindo de la comunicación, y lo feo cuando no la hay. También es cierto que las palabras pueden estar llenas de mentiras, pero eso es otro tema y yo prefiero asumir que no las hay, a menos que sean terriblemente obvias.

En resumen, cuando vale la pena, mi voto es sí a la preocupación, sí a la aceptación, sí a la comunicación y ojalá puede decidir respecto de la resignación. ¿Quién decide cuándo vale la pena? Eso debe ser cada uno, en mi caso, yo. Y a veces vale la pena. Esa es mi reflexión, si es que a alguien le importa... y lo sigue siendo aunque no le importe a nadie.

Y no, no mienten, pero hablan otro idioma, uno que se puede llegar a entender pero no se puede traducir. Sean felices, que la felicidad existe, y después: ¡sigan felices!

jueves, 26 de agosto de 2010

La navaja de Ockham

Debo haber pasado dos horas preguntándome qué hacía en ese lugar, pero no empieza ahí la historia. Podría empezar esta mañana cuando me levanté con la certeza de lo que iba a hacer esta noche, y como tantas certezas hace un par de horas me di cuenta que no iba a hacerlo, no se si porque no quiero o porque no hay necesidad o por qué, pero bueno, tampoco empieza ahí la historia. La historia podría empezar entonces hace unos meses, o hace un poco más de un año, o año y medio atrás. O podría empezar hace algo más de 23 años.

Conocí la navaja de Ockham hace algunos años, no me acuerdo muy bien cómo, pero tampoco tiene importancia. En un principio me pareció que no tenía mucho sentido, pero con el tiempo le fui tomando algo más de cariño, hasta aceptarlo como un principio bastante prometedor. Hoy me vino a la mente otra vez, entre otros tantos delirios, y me di cuenta que es completamente válido. La explicación más simple suele ser la correcta. "Suele" en un sentido probabilístico si se quiere, por lo menos cualitativamente. ¿Cuál es el asunto con este principio? Lo genial que tiene es que cambia el problema de decidir cuál explicación es la correcta por el de decidir cuál es la más simple. Si uno pudiera decidir cuál es la correcta, no necesitaría nada más porque ya la tendría. Si uno pudiera decidir cuál es la más simple entonces tendría una que probablemente es correcta. Decidir qué explicación es la más simple es un infierno, así que la navaja de Ockham puede ser genialmente inútil, y no sólo inútil sino que hasta contraproducente.

No leí suficientes libros como para encontrar alguna historia o alguna frase que exprese lo que trato de decir. Entonces debería encontrar una manera de hacerlo con mis propias palabras, pero la verdad es que nunca se me dio muy bien eso de expresarme, y no hay motivo para que cambie ahora. De cualquier modo fue un viaje largo y creo tener un par de respuestas.

¿Qué hacía ahí? Bueno, la pregunta no es esa específicamente, lo que hacía era lo que estaba haciendo, eso es obvio. ¿Por qué estaba ahí? Esa es la cuestión. Estaba ahí porque quiero, y estaba exactamente ahí, en ese lugar y no en cualquier otro porque es lo que quiero. Sí, eso es lo que quiero, más allá de todas las estupideces que pueda decir, más allá de la eterna inseguridad y la falta de decisión, eso es lo que quiero. ¿Por qué una certeza se invirtió? Porque lo que llevo vivido me enseñó a aguantar cualquier situación con una sonrisa, sea el desprecio o rechazo de alguna persona querida, sea el abrazo y apriete de aquel borracho delincuente, sea el insulto en la cara que tantas veces me echaron, sea la hipocresía del entorno, sea la falta a la confianza que tan pocos llegan a conseguir de mí.

Las personas, sin embargo, tienden a elegir obsesionarse y armar una o varias realidades dentro de sus cabezas donde las cosas son horriblemente complicadas, y borran completamente la verdad de lo que los rodea. Los problemas crecen en la cabeza de la gente, los problemas se convierten en problemas en la cabeza de la gente. Podría decirse que es una forma de engañarse, y el primer paso para solucionarlo es sincerarse con uno mismo. No se si es tan así, ni siquiera se si eso es posible. Tal vez una solución a eso sea derrumbar toda idea relacionada que uno tenga, demoler completamente, sin dejar un solo pedazo, esos mundos de pesadilla que nos creamos y volver a mirar alrededor a través de esa navaja nefasta. Tal vez no, no lo se, es una opinión mía nada más, y como ya me han dicho, lo que digo no aporta soluciones a nada, es solamente verborragia que escupo porque se me da la gana.

Y empieza el dilema de lo que es y lo que no es, lo que existe realmente y lo que es solo una ilusión. Y si nos damos cuenta que es una ilusión, ¿no será la ilusión el creer que es una ilusión? Y está ese tipo con el que tengo sentimientos un poco encontrados, que dice: no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió. ¿Cómo saber si se añora de verdad? ¿Cómo saber si no fue una ilusión? Dado un cierre debe ser muy fácil confundir algo que nunca fue con algo que termina, más cuando la gente ve y escucha lo que quiere ver y escuchar. Entonces, ¿realidad o ilusión? Ni una ni la otra, no debería ser un problema, el problema es ese poco de cobardía que hay en cada uno para tejer un red tan complicada; en buscar tasar todo sin siquiera conocerlo. Todo tiene un valor, pero no se entiende si gusta o no gusta en función de ese valor. Todo es complicado cuando la vida es tan sencilla. Creo que a muchos les falta perspectiva.

Y entonces la historia no empieza con nada de eso. La historia no empieza, porque no es historia, no hay historia. ¿Podría haber explicación más simple que esa? Bueno, no nos emocionemos, no es más que probablemente correcta. Sigan felices!

sábado, 14 de agosto de 2010

Ganas

Mañana fría, tarde fría, noche helada. Y las ganas que me devoran, ganas de uno más después de tanto, ganas de una Navidad en medio de agosto, ganas de verano, o un otoño y linda primavera, ganas de un principio sin final, ganas de una vida nueva, ganas de otra más, ganas de la misma...

Hace frío allá adentro, hace frío allá afuera, hace frío acá, donde quiera que eso sea. No, no, no se perdió nadie, ni se encontró, ni se olvidó. Se quedó un rato, a mirar para uno y otro lado, se paró un rato sentir el viento, a ver la brújula dar vueltas como una ruleta; ese cero, nunca falta una ahí, pero no le sobra para el resto de la mesa. Una croupière de ojos celestes tirando un turn de picas junto a los corazones. Él aferrado a sus tréboles, como de chico salvo una hoja, mentiroso nato que sueña con un diamante en el river. Como siempre la pregunta: ¿habrá otra ronda? Es el problema de los (malos) jugadores: nunca quieren irse perdiendo, así que esperan a ganar para retirarse, pero nadie se retira cuando va ganando. Habrá otra ronda, mientras quede algo que poner sobre la mesa, habrá otra ronda mientras quede algo que perder.

Prendiendo uno más, azul, no verde. Navidad sigue siendo en diciembre y el invierno depende del año. Sirvo uno y brindo por ella, como siempre que el vaso es ancho, esa musa sin nombre inspiradora de (buenos) borrachos. Y ahora sí, que pasó un buen rato, con este vaso de ron y este cigarro cubano me despido hoy. Sigan felices!

Dedicado a las morochas, las rubias y las coloradas truchas, y un abrazo fuerte a Joaquín Sabina.

martes, 20 de julio de 2010

Amigos y enemigos en la piel y un poco más

Hace cosa de un año (once meses revisando las fechas) le pregunté a un par de personas con qué objeto me asociaban. Sus respuestas coincidieron en algunos aspectos, así que tomé esa imagen de mí y la uní con algunas otras ideas para armar una representación que pudiera recordarme algunos aspectos de mi vida y servirme de mapa para los demás (¿se acuerdan del teorema de punto fijo?; algunos no sabrán de qué hablo, pero fue algo que discutimos bastante en las dos materias que hice con Gabriel). En ese tiempo tenía bastantes cosas en la cabeza y necesitaba una suerte de guía. Hoy me acordé y estuve (estoy) pensando un poco en eso. Ese tiempo ya se murió y sobre él nació uno nuevo, que a pesar de varias cosas tiene un lado positivo muy lindo.
Hay un poco de ambiciones, un poco de nostalgia, algo de miedo, una forma de vivir y una forma de no vivir. Cada quien es dueño de su propio destino. Eso es en buena medida mentira y en buena medida verdad. Creo que lo que quiere decir esa frase es que somos libres de hacer lo que elijamos lejos de todas las puertas de las que nos patean. Sin embargo me recordaba que la única traba en mi vida soy yo mismo, y eso es la absoluta verdad.

¿Por qué ahora? Pasó un tiempo desde que tuve aquel rato reflexivo, pero después pareció quedarse en la nada. Sin embargo en los últimos dos meses y medio más o menos me encontré en una situación en la que necesité volver a mirar esa imagen. Como dije, nació un nuevo tiempo extraño y complicado, aunque muy lindo a su manera, y si bien siempre podemos culpar a alguien, tampoco podemos ignorar lo que llevamos en la piel.

Cambiando un poco de tema, resulta que hoy es 20 de Julio (¿se acuerdan esa mentira de 1969?), día del amigo. ¿Qué es la amistad? Especialmente hoy se escuchan un montón de ridiculeces vuelteras sobre eso, así que voy a tratar de evitar caer en ese montón. No se muy bien lo que es, pero sin embargo hoy saludé a un par de personas (cinco si mal no recuerdo, y no quiere decir que sean todos).

La primera es la que hoy por hoy está más presente en mi vida; no tenemos una amistad muy convencional (en realidad yo soy quien insiste en negar esa palabra por una cuestión de principios), pero en mi diccionario una persona a la que aprendí a querer bastante y con quien tengo una buena confianza, una parte de amiga tiene que tener, y es mucho más que simplemente alguien. La segunda es una persona a quien no veo mucho y con quien nunca tuve realmente mucha confianza, pero he pasado buenos ratos, así que podemos llamarla amiga que no es tan grave. La tercera es la persona con la que más historia de idas y vueltas debo tener, y quien me ha bancado más tiempo seguramente; alguien a quien quiero mucho y si bien tenemos nuestros períodos sé que sigue estando ahí. Y podría seguir con las otras dos personas, pero ya dejé claro el punto y extendí mucho el párrafo.

Supongo que amistad no hay una sola, sino que viene en distintas presentaciones: de algunas reniego, de algunas no me entero mucho, algunas las abrazo, en fin; quienes me conocen saben que prefiero dejar a las personas ser personas antes que nada, y quererlas de distintas maneras: como personas con todo lo que eso implica, como amigas y cuando lo son, a veces, como mujeres. Dependerá cuánto de cada una en cada caso, pero sin duda que todas tienen algo de amigas si hoy hablé de ellas, y otras muchas más también.

Así que bueno, tiempo raro, día raro... y me extendí tanto hablando que ya es 21 y se me pasó el día del amigo, pero bueno, no estoy saludando a nadie así que todavía vale. En resumen, espero que quienes correspondan capten su parte y yo seguiré manteniendo presente esas cosas que llevo en la piel. Sigan felices!

viernes, 16 de julio de 2010

Contrariedades y contradicciones

Medio año menos y otro momento de cambios. Cambio de cuatrimestre en la facultad, cambio en la forma de vida que resulta no ser gratis, ¿cambio en la forma de hacer las cosas? Bueno, no le pidamos tanto a la mitad del año.

Escuchando a Fito como en otros tiempos, pensando un rato, dándole unas puntas a alguien. Sí, alguna persona sabe lo que significa todo eso junto. Cuando escribo algo en algún momento tengo que elegir un título. A veces lo hago antes de escribir y a veces después, pero la mayoría de las veces es mientras escribo. Contrariedades pareció adecuado esta vez, y no es un accidente, pero me pareció también que la palabra se quedaba corta. Esta vez podría decir que va del curso natural de las cosas, para variar (¿?).

Hablaba hace un rato, como muchas otras veces, que algunas cosas simplemente son o no son (¿se acuerdan de What is and what should never be?). Es decir, que hay cosas que se dan naturalmente o no se dan, y por mucho que intentemos forzarlas, ese esfuerzo es inútil. ¿Por qué digo semejante cosa? ¿Entonces no vale la pena esforzarse por nada? A mí también se me vinieron a la mente esas preguntas.

Mis respuestas

Primero, digo semejante cosa porque creo que por muy complicada que pueda ser la mente humana, las personas actúan naturalmente en orden de su propia felicidad o satisfacción, que en el momento bien puede confundirse con felicidad. Ahora mismo, mientras escribo, me pregunto si esta respuesta que estoy dando es correcta. Primero podría decir que como respuesta a la pregunta claramente es correcta, pero eso es un problema de la pregunta. Si el argumento es correcto, ya eso es más discutible; la mente humana en realidad es muy complicada y, a veces, uno por confusión o por algún problema con sí mismo actúa orientado hacia otro fin, e incluso en contra de su propia felicidad, y eso anula el argumento. Supongo que no hay una regla general, pero la experiencia (propia o ajena) dicta que los intentos forzados por lograr algo en contra de lo que dicta el orden natural no terminan bien. No, no tengo un argumento concluyente.

Respecto a si vale o no la pena esforzarse. Los esfuerzos pueden estar dirigidos a muy diversos fines y no me atrevería a decir que no vale la pena esforzarse para nada. No vale la pena esforzarse a veces, en algunos casos. O al menos eso es lo que insinué dos párrafos arriba. A veces nuestros esfuerzos no logran más que complicar las cosas sin traer ningún beneficio, es decir, resultan completamente contraproducentes. Otras veces algún intermediario sencillamente los tira a la basura sin más reflexión. Pero bueno, el universo de esfuerzos no se divide exclusivamente entre estos dos casos, posiblemente muchas veces valga la pena, el problema es reconocer cuándo se está en qué caso. No se si eso es posible.

En fin, como otras tantas veces me voy con más dudas que certezas, o con más dudas que las dudas iniciales. Sigan felices!

sábado, 3 de julio de 2010

Dramatismo celestial

Demasiado dramatismo nos nubla la vista, así como anoche que estaba re lindo para andar entre los árboles, pero sin lo de lindo. Capaz que es algo que tiene esta época en la que uno anda medio nervioso por una u otra boludez, o capaz que es algo un poco más profundo.

Yo tengo tendencia a culparme siempre de todo, y hay gente que dice que exagero un poquito las cosas; con algunas lo admito, es medio a propósito, para divertirme un rato, pero puede ser que lo haga con otras sin darme cuenta. A veces pienso en eso, y no estaría bueno que fuera así, tras que mi cabeza no suele ser muy tranquila por naturaleza propia, si encima le agregamos delirios inflados... así que bueno, es un tema no tan menor, pero no me quiero desviar tanto. Decía que tiendo a culparme y exagerar, y lo mencionaba porque puede ser que en realidad la culpa no sea mía, sino de la época, del tiempo, de los demás... lo que trato de decir es que no hay que olvidar la paz bonita.

Bonita me parece una palabra muy tierna. Hay gente que no presta atención a esas cosas, pero yo sí. Siempre uso ese tipo de palabras con mujeres que me caen bien en alguna manera, y las elijo según mi estado de ánimo y lo histérico que ande ese día. Es una linda palabra para hablar de la paz, y me refiero a la paz interior de cada uno. Esa paz es bonita. A veces me gustaría explicarme más, pero creo que puede perturbar más que esclarecer y me quedo con las ganas. No ayuda a mi paz, pero supongo que el balance es positivo. Suena a termodinámica de la paz (perdón).

Bueno, visto que ya expuse la idea donde debía y considerando que perdí el hilo por completo después de un par de horas de ausencia, dejo esto acá. Sigan felices!

martes, 29 de junio de 2010

Júpiter, la Luna y mi Sol

Cambiar, cambiar... no se si tanto, aunque posiblemente vos puedas decirlo mejor. Tampoco se lo que es ese personaje del que hablás, no se si lo conozco o no; no se si era para temer, no se si deberías temer. Se que algo falló aquella vez, se que algo estaba muy mal.

De Júpiter a la Luna surcando el Sol, a través de esa luz en medio de la noche, dejando la huella que ella me deja. Tantas vidas desperdiciadas y tantas otras por tirar, siguiendo los caprichos de un destino que avanza un paso más allá. Y son cinco chiquitos recién, cargados de una molestia inmensa, pasando de un ánimo a otro no tan distinto. Cansado por sobre todo lo demás, cansado de muchas cosas.

Puede ser que tanto pensar no permita disfrutar, o puede ser que haya tanto para pensar porque no hay nada para disfrutar. Puede ser que haga mal, o que no haga bien. Hay un mundo en algún hueco donde todo es como debería ser. Es un mundo sin miedos, sin vergüenzas, sin obligaciones, sin negaciones, sin idioteces, sin represiones, sin rechazos, sin ilusiones, sin arrepentimientos, sin tiempo; se disfruta hasta el cansancio y es el único cansancio que se conoce. Las cosas se aceptan y la vida se vive. ¿Cómo debería ser? Hay un mundo en un rincón de mi cabeza, un mundo que no es real ni es ideal, no tiene aire pero deja respirar. Igual yo no voy.

Cinco menos, más o menos. Cierro los ojos y lo veo brillar, y atrás brilla ella, imponente, y adelante... siempre es en serio, todo, y ya lo se, pero esta vez me sorprendió a mi también. No se si hay más que decir. Sigan felices y ya.

sábado, 5 de junio de 2010

¿Reir o llorar?

Estabas así como re tranqui y de repente te escupieron a la locura, y saliste corriendo y llorando, quisiste, dijiste dos palabras y la loca te amasó pegándote un poco. Te callaste y miraste un toque para adelante y te cegaste, miraste para atrás y te asustaste, cerraste los ojos y te salieron unos nuevos. Palo y palo, perdiste dos giladas, ganaste experiencia y la sufriste un cacho.

¡Uy, mirá, hice este experimento, mandé unas temperas y las piedras caen para arriba, chabón! Y ahora que te lo creés ya está, es tu mundo. En tu mundo usás ojos de mentira, dibujás lo que te rodea y escribís un cuentito de lo que sos. "Dale flaco, no te metas"... ¡pero te digo que vale la pena! Salí un rato a pasear, salí de ese encierro y mirá desde acá. Pero bueno, que lloren los otros, ¿de qué sirve? Yo elijo sonreir(te). Igual all's well that ends well, pero ponele que falta.

¡Sigan felices!

martes, 1 de junio de 2010

Pleasure little treasure

Hoy una personita muy particular me dijo: "esos son los tres placeres de mi vida". Eso me hizo pensar un poco, pero fue poco, porque enseguida me distrajo y la idea se fue al demonio. Así que lo que trato de hacer acá es reconstruir esa idea que se esfumó. ¿Cómo sería la vida si nos dejáramos llevar únicamente por esos placeres simples, o no tan sinples, únicos, nuestros...?

Pasamos los días a las corridas; nos alteramos, nos preocupamos, padecemos fracasos, nos torturamos tratando de alcanzar metas que ni nosotros estamos muy seguros dónde están. Peleamos con un monstruo enorme al que le damos de comer con cada respiro y nos olvidamos, ¿nos olvidamos? Después llegan esos ratos, esos placeres que nos desconectan de ese mundo, un minuto, diez, treinta, un día y se pasan otra vez. ¿Cuál es el sentido? Podríamos elegir vivir por instintos, subidos en un tren de placer, pero no lo hacemos, ¿por qué? Será que en la vida hay algo más que eso, será que necesitamos de algo más para llenarnos. ¿Será que los placeres son placeres por falta de abuso? Así elegimos vivir.

Quizás porqué... ¡sigan felices!

domingo, 23 de mayo de 2010

Química y física

"Es la ciencia que estudia las transformaciones de la materia". Todos conocemos esa definición, es lo que le dicen a uno como introducción al curso más básico de química. Es el estudio de las cosas extrañas que pasan durante y mediante esos procesos locos que involucran la ruptura y formación de lo que los químicos llaman enlaces, procesos denominados reacciones (químicas). ¿Y qué es lo que los químicos conocen como enlaces? Podríamos decir que son interacciones electromagnéticas que se generan entre electrones de distintos átomos, manteniendo a estos átomos en posiciones de equilibrio, agrupándolos de una manera específica para generar lo que después llamamos moléculas, estructuras metálicas, redes cristalinas, sólidos moleculares, compuestos de coordinación, etc. ¿Y qué saben los químicos de estas interacciones? Acá las cosas empiezan a enturbiarse un poco.

La química nace históricamente con los trabajos de Antoine Lavoisier, especialmente desacreditando la teoría del flogisto, publicados en su Traité Élémentaire de Chimie en 1789, unos pocos años antes de ser guillotinado. Por supuesto había cosas parecidas desde mucho antes, hoy consideradas como alquimia.

La química no cambió realmente demasiado en los siguientes 200 años. Es verdad que se desprendieron montones de ramas inmensas que se desarrollaron hasta casi constituir ciencias separadas, pero los principios básicos de la química siguen siendo los mismos, y la forma de pensar sigue siendo la misma. Los químicos siguen tratando sistemas macroscópicos; puede hablarse de enlaces, electrones, orbitales, modelos cuánticos, cinética, termodinámica, etc., pero a la hora de trabajar, qué pasa y qué no pasa sigue dominado por la estadística. Los sistemas con los que se trabajan tienen billones y billones de moléculas, con lo que una distribución normal no sorprende a nadie. Es un bosque inmenso para mirar, ¿no sienten que se pierde algo? Cuando las cosas son tan masivas tampoco es de extrañar que los modelos ideales se desvíen asquerosamente; la química real sigue haciéndose con los dedos.

Es cierto que con el descubrimiento de los rayos X a finales del siglo XIX y el surgimiento de la mecánica cuántica en la década de 1920 se pudo empezar a pensar la estructura de la materia desde un aspecto más fundamental. Las técnicas espectroscópicas que siguieron permitieron una relación mucho maás fuerte entre la visualización experimental y el trabajo en base a modelos teóricos. Es decir, la química-física nació y creció hasta llegar a una especie de crisis de identidad. Una gran parte de lo que hoy se llama química-física y química cuántica choca con la forma de pensar química. La química es el estudio de las transformaciones de la materia. La física por su lado es (entre otras cosas) la encargada de estudiar a la materia propiamente dicha (omitiendo la energía, pero no está tan lejos cuando incluimos los limes de Einstein). La química-física recibe su nombre por estar un poco de cada lado, pero creo que cada vez más se convierte en una ciencia física dedicada a estudiar la química. Es una paria que incomoda por igual a físicos y químicos.

Yo pienso, creo y siento que estas divisiones solamente hacen mal. Creo que la necesidad de dividir y especializar nubla cada vez más la visión de aquellos que se dedican al estudio de la naturaleza. La naturaleza es una entidad única, indivisible, como lo es cualquier sistema complejo, como lo es una persona. Cuando dividimos dejamos zonas entre cada subconjunto donde las cosas que pasan no parecen ser asunto de nadie, y donde los pocos que aceptan meterse realmente no entienden muy bien donde están parados. Es lógico que el continuo desarrollo de conocimiento lleve a la necesidad de especializar a la gente, cuya capacidad y cuyo tiempo es limitado. Pero especializar no debería ser compartimentalizar.

Creo que la química es la ciencia más fascinante que hay. Es muy difícil transmitirle a alguien lo amplias que pueden ser las "transformaciones de la materia". Pero nos olvidamos que todo esto nace en algo fundamental, que hay mucho más en el fondo, que todo es producto de interacciones más profundas que no entendemos. Y creo que ahí es donde hay que mirar. Lamentablemente el pensamiento de los químicos no abarca estas ideas. Lamentablemente los físicos no ven más allá de la brujería en la química. Creo que es esto lo que intento hacer notar.

Físicos, químicos, naturalistas: igual sigan felices!

domingo, 16 de mayo de 2010

El paraíso en la mente

Pasando el plumero un rato, aunque vendría mejor una buena pala. Arde el horno que parece infierno, pero se que no hay ningún problema. Es el paraíso de la gente linda, que está bueno ver que todavía hay. Estoy en paz, y estos días me alegraron mucho. Es el conjunto de las casualidades digamos; ¿qué hubiera pasado si...? No deja de sorprenderme la manera en que una elección sobre parámetros conocidos trae consecuencias tan inesperadas. Es que lo predecible tiene un límite, y eso está muy bueno.

Como otras tantas veces me meto en este hueco para evitar un ratito la realidad, para hacerme el rebelde y dejar un poco de lado eso que debería estar haciendo. Creo que eso es un poco la jabalina simpática que nos mantiene jóvenes y alegres. Ayer estaba leyendo algunos posteos viejos, mientras buscaba unas fotos o algún video; cuando uno se lee a sí mismo encuentra cosas muy extrañas, tantos cambios en tan poco tiempo y cosas por el estilo. O no, tal vez es una mala impresión, no voy a fingir que lo se. Lo que sí se es que la vida es bella si la dejamos ser, y no hace falta más que dejarla ser, el resto se construye solo y te sorprende, y ahí está lo lindo de todo esto: es que nunca se sabe. Digo gracias al aire y a nadie más, porque hoy no necesito nada, y todo lo que venga, a lo sumo, podrá hacerme bien. Espero que sigan felices, por ustedes y no por mí.

jueves, 4 de marzo de 2010

No hay peor ciego que el que no quiere escuchar

No se como explicartelo para que lo entiendas. Primero se siente como el desierto, parado bajo el sol con la única compañía de mi sombra. El aire arde, es insoportable. No soy muy amigo del calor, así que la miro y me alejo de ella, dejo mi sombra en aquel lugar. Hacia el costado hay una piedra y se ve cada vez más grande; me siento encima, y miro el mar que tengo frente a mí. Es inmenso, y trae consigo una brisa fresca; casi se siente el olor de la sal. Ahora cierro los ojos y me recuesto. Cada sonido del bosque se escucha con detalle. El viento entre las hojas se separa del canto de los pájaros, de los insectos, toda la melodía desmontada. Y al abrir los ojos brillan las estrellas, y al oeste la luna escondiéndose entre las montañas pregunta: ¿de verdad, todavía...? Le sonrío sinceramente y dejo que todo vuelva a mezclarse, otra vez.

No se extrañan el juego, el cigarrillo, ni las drogas ni el alcohol; se extraña el placer, y un poco el hábito. Pero igual que ellas, ninguna es indispensable para nadie. ¿Y qué es un trozo de alma? Sigan felices, con guiño y todo.

domingo, 28 de febrero de 2010

Corre sangre y el perfume...

Creo que le está llegando la hora a este lugar. Aguanta porque me encanta guardar porquerías durante años, pero en algún momento me rayo. ¿Ahora qué le pasa a este? Estoy atravesando una crisis de identidad. Salvo excepciones colgadas, los que leen esto me conocen; conocen una faceta sobreactuada, o no, de mí (estamos viendo si ese "o no" va). ¿Cuál es el problema? La falta de autenticidad. Demasiado tiempo fingiendo actitudes, gustos, formas. Imitando a uno u otro, tratando de encontrar la manera correcta de las cosas y eso. El problema es que ya no se cuáles son reales y cuáles no, no ubico tan fácil las que representan a mi verdadero yo.

De chico aprendí que si algo vale la pena, hay que defenderlo sin importar nada. No importa lo que te hagan, siempre podría ser peor, así que tan malo no es. Ni siquiera hay que dar una mueca. Al principio estaba bien, y sigue estando bien, pero en algún punto se tragó algo. Hay una alegría enterrada en esa fachada a la que no dejan salir. Lo que trato de decir es que es un principio que tiene sus problemas: para empezar, identificar qué cosas valen la pena; ni me voy a meter en eso, porque no tiene nada que ver. El otro es contener esa faceta inexpresiva en un rinconcito y no dejarla comerse al resto de la persona. Bueno, no se, algo falló, pero se que está todo. Creo que a veces alguien lo ve, nota algo ahí y no termina de darse cuenta. A veces lo veo en algunas miradas, y me alegra mucho, pero después se va.

Estoy un poco desorganizado, así que uso los párrafos para que esto sea un poco más entendible y no por ningún motivo "literario". No puedo decir que algo se comió al nene alegre, porque la verdad es que la cosa es un poco más complicada y mucho más vieja. Es algo en paralelo, no se cómo explicarlo. No quiero explicarlo, no hace falta, no es la idea de esto. No se doctor si busco a un culpable que no sea yo, o si busco una razón que no conozca o si trato de entender por qué el presente está como está. A veces siento a los más cercanos tan lejos. A veces siento que no me conocen, que a pesar de todo lo que me esforcé para que lo hicieran siguen ciegos y pienso: ¿no será que ese esfuerzo fue una ilusión? Pudo ser todo un invento, es posible que yo los haya guiado a desencontrarse conmigo. Creo que lo saben y se lo callan, que ven que algo no está en su lugar, que algo falta en el personaje para ser persona, pero tampoco saben qué, no es su culpa. Hay en especial una mirada que de vez en cuando me viene y no puedo sacármela de la cabeza. Me aterra, me aterra porque me desconcierta, no capto nada de esa mirada, no la entiendo ni un poco, no se si es buena, si es mala, si es indiferente. Creo que algo ve, creo que es importante. No necesito ni cerrar los ojos para verla como si la tuviera apuntándome ahora mismo.

Pero puede ser que no. Puede ser que todo esto sea la mentira, y que todo lo demás sea la pura verdad. Corriéndome un segundo, apostaría a una combinación de ambas. Seguro le estoy pifiando a una parte de esto, pero seguro que algo hay. Hay sangre en esas venas también, doy fe de eso. Sigan felices!

martes, 23 de febrero de 2010

Un saludo casual

Hoy es martes 23 de febrero de 2010, feliz año nuevo. Pero hoy no vamos a fijarnos en hoy, sino que vamos a pensar, todos juntos, sin agarrarnos las manos entre nosotros ni nada de eso... los invito a pensar un poco en ayer, en la semana pasada, en la última vez, en aquel año, aquel día. Por ponerme de centro, que me gusta mucho, pensemos en esa situación en la que nos conocimos. Esta bien si no se acuerdan, no hace falta recordar cada detalle, no hace falta una fecha exacta ni un diálogo, algo aproximado; el año, el lugar, lo que hacían ahí, lo que yo hacía...

Hasta recién estábamos recordando un momento muy lindo de sus vidas. Ahora me gustaría ir un poco más allá. Quiero que piensen cómo llegaron a esa situación, es decir, quiero que piensen qué cosas pasaron para que tanto ustedes como yo estuviéramos en ese lugar, en ese momento, y no solamente eso, sino también para que se diera una continuidad que llevara a algún tipo de relación. ¿Qué decisiones se tomaron? ¿Quién las tomó? ¿De qué manera las cosas pudieron ser distintas? ¿Se necesitaba tanto para que nada pasara?

Algunos culparán a un colectivo que no paró, a una gripe, un forro pinchado, a los militares, la segunda guerra, a los nazis, al archiduque, la Revolución Francesa, Américo Vespucio, Jesús, etc. Pero entonces, ¿hay un culpable? El detonante que encontramos depende de qué tan lejos estemos dispuestos a mirar, o desde otro punto de vista, de qué tan rápido nos aburre pensar en estas cosas. Así que yendo hacia atrás, nos conocimos por casualidad.

Lo que propongo ahora, por más triste que sea, es que nos olvidemos un momento de mí. De la misma manera que nos podemos plantear esto para la situación en que nos conocimos, podemos planteárnoslo para cualquier momento de nuestras vidas, para cualquier cosa que nos haya pasado. Pero entonces, ¿todo en nuestras vidas es casualidad? Y el control que tenemos sobre las cosas que hacemos, las decisiones que tomamos, ¿es todo una ilusión? Entonces, ¿para qué...?

Y sin embargo, las casualidades no existen. ¡Sigan felices!