viernes, 16 de julio de 2010

Contrariedades y contradicciones

Medio año menos y otro momento de cambios. Cambio de cuatrimestre en la facultad, cambio en la forma de vida que resulta no ser gratis, ¿cambio en la forma de hacer las cosas? Bueno, no le pidamos tanto a la mitad del año.

Escuchando a Fito como en otros tiempos, pensando un rato, dándole unas puntas a alguien. Sí, alguna persona sabe lo que significa todo eso junto. Cuando escribo algo en algún momento tengo que elegir un título. A veces lo hago antes de escribir y a veces después, pero la mayoría de las veces es mientras escribo. Contrariedades pareció adecuado esta vez, y no es un accidente, pero me pareció también que la palabra se quedaba corta. Esta vez podría decir que va del curso natural de las cosas, para variar (¿?).

Hablaba hace un rato, como muchas otras veces, que algunas cosas simplemente son o no son (¿se acuerdan de What is and what should never be?). Es decir, que hay cosas que se dan naturalmente o no se dan, y por mucho que intentemos forzarlas, ese esfuerzo es inútil. ¿Por qué digo semejante cosa? ¿Entonces no vale la pena esforzarse por nada? A mí también se me vinieron a la mente esas preguntas.

Mis respuestas

Primero, digo semejante cosa porque creo que por muy complicada que pueda ser la mente humana, las personas actúan naturalmente en orden de su propia felicidad o satisfacción, que en el momento bien puede confundirse con felicidad. Ahora mismo, mientras escribo, me pregunto si esta respuesta que estoy dando es correcta. Primero podría decir que como respuesta a la pregunta claramente es correcta, pero eso es un problema de la pregunta. Si el argumento es correcto, ya eso es más discutible; la mente humana en realidad es muy complicada y, a veces, uno por confusión o por algún problema con sí mismo actúa orientado hacia otro fin, e incluso en contra de su propia felicidad, y eso anula el argumento. Supongo que no hay una regla general, pero la experiencia (propia o ajena) dicta que los intentos forzados por lograr algo en contra de lo que dicta el orden natural no terminan bien. No, no tengo un argumento concluyente.

Respecto a si vale o no la pena esforzarse. Los esfuerzos pueden estar dirigidos a muy diversos fines y no me atrevería a decir que no vale la pena esforzarse para nada. No vale la pena esforzarse a veces, en algunos casos. O al menos eso es lo que insinué dos párrafos arriba. A veces nuestros esfuerzos no logran más que complicar las cosas sin traer ningún beneficio, es decir, resultan completamente contraproducentes. Otras veces algún intermediario sencillamente los tira a la basura sin más reflexión. Pero bueno, el universo de esfuerzos no se divide exclusivamente entre estos dos casos, posiblemente muchas veces valga la pena, el problema es reconocer cuándo se está en qué caso. No se si eso es posible.

En fin, como otras tantas veces me voy con más dudas que certezas, o con más dudas que las dudas iniciales. Sigan felices!

0 comentarios de mis fieles adeptos: