sábado, 29 de agosto de 2009

What is and what should never be

Suena recurrente que este también hable de deseos, pero no tiene que ver con los míos. Es una visión que pone Boccaccio en boca de Pánfilo en el cuento séptimo del segundo día.

Por la desgracia de la gracia que da la naturaleza, ella que tiene lo que tantas anhelan, recibe con una sonrisa a sus nueve amores falsos, que a lo largo de varios años de su vida, uno tras otro la toman para sí deshaciéndose del anterior. La época era otra y los cuentos del segundo día deben tener final feliz, pero las primeras líneas dicen eso que todos sabemos y olvidamos, o a veces no creemos. Excusas de los pobres infelices tal vez, pero seguro que no en este caso.

Tal vez Boccaccio exagera, pero esencialmente lo que dice es que la ambición por obtener aquellas cosas que por orden natural no nos corresponden puede llevarnos con mucha facilidad a la desgracia, como así también, aquello que vemos como un don en alguien, tal vez en carne propia sea solo un castigo. Sin embargo, nadie dice que no podamos buscar tales cosas, la cuestión es: ¿deberíamos? Tampoco nadie nos dice eso. Es la base de ser dueños de nuestro propio destino. Somos libres de intentar hacer lo que se nos de la gana, pero no estamos libres de las consecuencias de hacerlo. What is and what should never be (colgué en medio de esto con Zeppelin). No se trata solamente de decidir si el fin justifica los medios, es algo un poco más suave. Yo diría que todo eso que pasa debido a lo que hacemos y no nos damos cuenta, eso que en el momento no vemos; son esas las consecuencias de las que no estamos libres. Por dar un ejemplo, si lo que hacés involucra tratar a la gente como si no valiera dos mangos (que muchas veces eso pasa), es muy probable que pierdas a muchos, y tal vez te des cuenta de eso recién una vez que están perdidos. Tendría que desarrollar un poco más lo que digo porque puede parecer poco consistente, pero en mi cabeza, que está desarrollado, tiene todo el sentido. Se los dejo pensar a ustedes (o no).

Colgué con muchas cosas mientras escribía esto y ya no estoy seguro a qué iba, así que la corto acá. Somos dueños de nuestro destino, pero no estamos libres de las cosas que no vemos.

jueves, 20 de agosto de 2009

En el Café de las Ciencias...

Estaba yo esperando en el Café de las Ciencias (nombre algo extraño teniendo en cuenta su ubicación). El reloj sobre la puerta de entrada daba la 1, aunque para mí poco importaba el número, era la hora en que el tiempo se estira. Entre tanto escuchaba las charlas de café de aquellos otros que se encontraban encerrados en la misma burbuja que yo: un padre hablando de sus hijos vividores sin borrar la sonrisa de su cara; la madre de un combatiente muerto en Malvinas indignada por la dirección de las nuevas protestas; un hombre mayor, en sus últimos años, tosiendo como si fueran sus últimos minutos. Y en la pared el único guiño a las ciencias del café: una foto blanco y negro del planetario Galileo Galilei iluminando la noche. A la vez, en mi cabeza pensaba y me preguntaba: ¿qué clase de hijo fui yo?¿qué hombre soy?¿alguna vez seré ese viejo que tose sus últimos suspiros? Aunque realmente nada de eso me preocupa demasiado. Mis angustias son otras, pero no importaba ahí. La mesa de la derecha tenía sabor a algún recuerdo alegre.

Ya había terminado con mi café y las agujas apenas se habían movido. Seguí pensando, un poco en el destino, por así decirlo. ¿Algunas personas nacen para vivir de una manera determinada? Si tuviera algún deseo, ese deseo sería que no fuera así. Hoy por hoy aparentemente me dirijo a un destino que no me agrada demasiado. Está en mi poder cambiarlo, por supuesto, es lo que diría cualquiera y es lo que me gusta creer. Sin embargo hallar la manera de lograrlo, personalmente, me resulta muy difícil.

No digo esto en un tono triste, deprimente o trágico. Lo digo con algo de enojo. Me dijeron que si hay algo a lo que estoy atado, ese algo soy yo mismo. La verdad es que eso es cierto y es de lo que hablo hoy; si yo soy la piedra en mi camino, ¿cómo aparto esa piedra para no tropezar? Ni las ciencias, ni el café tienen la respuesta. Lo más seguro es que la respuesta esté en mi interior. Y como siempre, sigo volviendo a mí. Al menos puedo grabarlo para el recuerdo, para no olvidar que hay algo que necesita solución.

Abierto a opiniones

sábado, 15 de agosto de 2009

Jugando a desear

Estoy pensando en muchas cosas. Tengo muchas ideas, algunas son más bien deseos... ¿saben hace cuánto que no pido un deseo? Antes me sumaba a esa costumbre de pedir un deseo en mi cumpleaños o en esa otra fecha que ahora no me acuerdo, pero ya no. Algunos de los últimos cumpleaños ni siquiera soplé una vela (post no apto para mal pensados). A lo que voy es que los deseos son malos, nunca se cumplen. Obviamente no van a cumplirse por si solos, pero en general ni ayudarlos sirve. Me quiero sacar estas cosas de la cabeza, porque interfieren con otras y no hacen ningún bien, pero no puedo. Para algunas necesito un trabajo, para otras más tiempo, para otras volver a nacer y para otras no tengo ni la más mínima idea.

Hay un elefante viniendo hacia mí en una copa triste y Janie's got a gun musicalizando de fondo. Es que después de tantos años todavía no sirvo para esto, me falta lo mismo de siempre. No importa para donde huya, es obvio que eso no soluciona nada, y yo lo se pefectamente. Ya lo se, ya lo se, yo se todo, pero tampoco se puede ser siempre tan egoísta. Es decir, podría, pero seguro que a la larga termina mal... y no tan larga. Trato de enfocarme como hacía antes, pero no funciona. No se si llamarlo miedo; es una barrera, pero creo que está para protegerme de cometer algún error, por eso no se si llamarlo miedo. El tema con esta barrera es que genera una falta de armonía que no consigo compensar. Todavía busco la solución, y lo consulto con la pared y la botella, y a veces me voy de mambo... es que no responden y a veces eso saca de quicio. Igual la esperanza está, pero ya saben cómo es, hablé de ella una vez. Como sea, ustedes sigan felices.

viernes, 14 de agosto de 2009

De nombres y parcas...

Es como un efecto visual, zigzaguea, pero al ser tan larga, de lejos, se ve recta. Aburrida, como una broma pesada de Láquesis. La gente no entiende, pero la puede culpar a ella por su falta de imaginación. La puede culpar porque tiene nombre, como otras tantas cosas. Le ponemos nombre a todo lo que conocemos o queremos conocer, porque si tiene nombre lo podemos manejar. La expresión "esto no tiene nombre" queda reservada para las cosas demasiado buenas o demasiado malas como para ser reales. ¿Qué es esa farsa de seguridad? No causa gracia, es más bien triste.

"Y caminando por el Paraíso conocí a ese duendecito, y en medio de la oscuridad él sólo quería luz; y ardió, y ardió... se ilunminó en las llamas del Infierno y siguió bajando, llegó frío hasta el noveno, donde los que son como él no descansan. Y gritó, pero son todos oídos sordos para las voces tan profundas; ¿quién es?¿quién puede y quién debe ser el Minos de su cuento?"

Lo bueno es bueno, y lo malo es malo, esos son sus nombres. Nombres de blanco y negro, para hacer las cosas más fáciles. Pero algunos prefieren los matices, los grises que complican todo. ¿Dónde está la línea que separa el gris claro del oscuro? No está pintada y no todo está escrito. Algunos le ponen nombres muy explicados, pero no hay una definición. Es de esos nombres de los que se dice tanto que al final nadie entiende qué representan. O lo que es peor, algunos entienden una cosa y otros otra. Y cuando la gente se desentiende, nunca termina bien.

¿Sería mejor que serpentee entre el blanco y el negro? Podría correr de un extremo a otro sin ninguna suavidad, viviendo entre el sí y el no, sin dudas, sin pensar. Podría vivir en su anarquía solitaria y actuar como protagonista de un destino simple. Seguramente vería que los filos de lo simple no se cuentan con una mano y lo que pasa atrapado en ese fluido extraño no se arregla con filosofía, no se cambia a gusto. Le ponemos nombre, le inventamos un autor de mil alias y somos dueños solamente cuando nos conviene; cuando no, nos lavamos las manos con un poco de música y nos olvidamos, si igual ya está escrito. Las estupideces nos sobran.

viernes, 7 de agosto de 2009

Amor fati

Se muy bien lo que esperan. Algunos quieren leer cuentos, historias ficticias, fantasías, algo bien escrito; algunos quieren leer delirios filosóficos, opiniones, pensamientos, razonamientos. Algunos leen y analizan el texto, otros analizan a quien lo escribió. Algunos solamente leen palabras, que a veces suenan bien, pero no les dicen nada. Algunos sencillamente no entienden.

Cuando era chico veía las cosas como un chico (sí, no me maté con la reflexión). Tenía mis ilusiones, mis fantasías, mis esperanzas. No se si pretendía algo del mundo, supongo que no, por suerte los chicos no saben de esas cosas. En algún momento muchas ilusiones se esfumaron; dicen que el tiempo vuela, pero él no tuvo la culpa. Yo cometí errores, todos cometimos errores. Después llegó el tiempo, pasó y yo no lo vi. Nada de eso importa ya, pero lo digo porque estoy aburrido y hablar de historia da una sensación de conocimiento que a todos nos gusta. Creemos que si sabemos lo que pasó podemos darnos una idea de lo que puede pasar. Eso no es mentira ni verdad, es simplemente un puede ser que nos conforma.

Todos cometemos errores, y muchas veces no lo notamos. Visto en retrospectiva suele parecer más claro, y aunque inútil, saberlo está bueno. No es para arrepentirse, eso no tiene sentido. Tampoco para no repetirlo, los errores del pasado nos enseñan mucho menos de lo que creemos. Es simplemente saber. Algunas cosas pasaron y se fueron sin dejar rastro. Otras dejaron atrás una huella, más o menos profunda. A veces miramos y sentimos que todo es posible, que no hay certezas. Y creo que es verdad, las certezas no existen, aunque yo tengo un par.

Algunos creen que soy un niño eterno (hasta habrá quien se lo reafirme al leer lo que escribo), y están muy equivocados. Creo que es que simplemente no tuvieron la oportunidad de ver el cómo y el por qué de las cosas que digo y hago, o tal vez sí tuvieron la oportunidad pero no se esforzaron por entenderlas, o tal vez la tienen y están en proceso, o tal vez algún día. Tal vez ni les importa, lo cual también está bien, a veces.

Hoy quiero un montón de cosas del mundo, y algunas hasta pretendo recibirlas. Algunas hasta creo que me corresponden. También hay otras que ni siquiera se si las quiero, y no pretendo recibirlas, pero la esperanza está, más allá de la conciencia, está. Pero deny everything es una política que a veces funciona bien. Todo esto es por algo, así que está bien, nada es porque sí. Lo difícil es no saber lo que tengo, lo que realmente tengo. Qué se yo, ya veremos a dónde nos lleva esto. Sigan felices!