viernes, 8 de octubre de 2010

Amor fati (segunda parte)

Un par de días atrás estuve escribiendo algo en este espacio que decidí no publicar por lo deprimente que sonaba, y hoy me alegro de no haberlo hecho. A veces uno descarga cosas que es mejor simplemente dejarlas ser ahí donde se esconden. No se piensa mientras se escribe, pero en algún punto o alguna coma la decisión no está en nadie más.

Como algunos saben, creo en el destino, y al final de este post les voy a dejar una frase que se topó conmigo dos veces esta semana, y verán si es caprichoso este tipo que hizo que me la entregaran dos personas tan particulares para mí. Me está quemando la cabeza el no poder recordar qué día fue la primera vez, ni en qué momento. Leí esa frase sin ningún contexto y todo el entorno se borró; hago memoria y veo con una nitidez perfecta la situación, pero todo el fondo está completamente blanco.

La primera vez vino con alguien que tiene una habilidad excepcional para jugar con mi mente, alguien que cuanto más ausente está, cuanto más lejos se va, más profundo se clava en mi cabeza; visto desde afuera es muy interesante, y hasta tiene su toque de gracia la ironía, aunque desde adentro sea tan traumático. Pero bueno, todavía queda demasiado por descifrar ahí, y muchísimo mal por hacer, pero no podría explicarles ni aunque quisiera (y la verdad es que no quiero) de qué va eso.

La segunda vez me la trajo alguien que en principio podría decirse del pasado, pero es en realidad una de esas personas que están siempre en el presente, probablemente la amiga más verdadera que haya tenido en el sentido convencional de la palabra, una persona a la que adoro prácticamente desde que la conozco, y aunque suelen pasar años entre nuestros encuentros, cada nueva vez es como si la última hubiera sido ayer (a menos de algún que otro golpe del tiempo).

¿Cómo elige el destino su lenguaje y sus mensajeros? Vino con dos personas tan dispares en tantas maneras y a la vez tan importantes en mi vida en una u otra forma, tan distantes en sus tiempos... eligió a la primera y a la última de aquellas que pueden hacerme cambiar mi forma de ver algo. No optó por la elección sencilla en la que calquiera hubiera pensado para llegar a mí, no; optó por alcanzarme desde dos vidas, desde dos ángulos opuestos... eligió muy bien.

La vida es tan débil, corta, irrelevante en nuestro día a día, y es en última instancia lo único que tenemos. El ambiente en que la pasamos a veces parece de utilería, y la mayoría de las personas con las que nos cruzamos lo son. Como bien saben, no necesito más de cinco minutos para decidir si alguien me cae bien o me cae mal, si vale la pena conocerlo o no, y para ver muchísimas cosas más que nunca digo... y la verdad es que eso nunca me falló. Sin embargo hoy estoy acá escribiendo esto (y omitiendo varias otras cosas), y si bien las certezas no existen, yo tengo algunas. Contengo el perfil que no tiene sentido contar acá y digo solamente que estoy convencido que no tengo razón para arrepentirme, tan convencido como lo estoy de que todo (no literalmente todo, claro) lo que esa imagen muestra es una absoluta mentira. Y así llego a escribir esa frase que en realidad no entiendo, pero si se tomó semejante molestias para que yo le prestara atención, por algo debe ser.

¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?

Solamente leí esa línea y su respuesta, así que no tengo idea qué trataba de decir con eso cuando la escribió, pero sé que si el destino dice algo es en serio, y nunca se equivoca (aprendí del mejor... bueno, puede ser que no tanto, pero casi). En fin, sigan felices.

1 comentarios de mis fieles adeptos:

Dr. Lemon dijo...

Edu! 70 años del natalicio de San Juan Lenón! Escribite algo!!!

Beso