Extracto de una mala traducción de Hamlet. Acto segundo, escena VII.
Polonio.- ¿Cómo os va, mi buen señor? (Hamlet entra leyendo un libro.)
Hamlet.- Bien, a Dios gracias.
Polonio.- ¿Me conocéis?
Hamlet.- Perfectamente. Tú vendes peces.
Polonio.- ¿Yo? No, señor.
Hamlet.- Así fueras honrado.
Polonio.- ¿Honrado decís?
Hamlet.- Sí, señor, que lo digo. El ser honrado, según va el mundo, es lo mismo que ser escogido entre diez mil.
Polonio.- Todo eso es verdad.
Hamlet.- Si el sol engendra gusanos en un perro muerto, y aunque es un dios, alumbra benigno con sus rayos a un cádaver corrupto... ¿No tienes una hija?
Polonio.- Sí, señor, una tengo.
Hamlet.- Pues no la dejes pasear al sol. La concepción es una bendición del cielo, pero no del modo en que tu hija podrá concebir. Cuida mucho de esto, amigo.
Polonio.- Pero ¿qué queréis decir con eso? (Aparte.) Siempre está pensando en mi hija. No obstante, al principio no me conoció... Dice que vendo peces... ¡Está rematado, rematado...! Y en verdad que yo también, siendo mozo, me vi trastornado por el amor..., casi tanto como él. Quiero hablarle otra vez. (A Hamlet.) ¿Qué estáis leyendo?
Hamlet.- Palabras, palabras, todo palabras.
Polonio.- ¿Y de qué se trata?
Hamlet.- ¿Entre quién?
Polonio.- Digo que de qué se trata el libro que leéis.
Hamlet.- De calumnias. Aquí dice el malvado satírico que los viejos tienen la barba blanca, las caras con arrugas, que vierten de sus ojos ámbar abundante y goma de ciruela, que padecen de gran debilidad de piernas y mucha falta de entendimiento. Todo lo cual, señor mío, no me parece bien hallarlo afirmado en tales términos; porque al fin vos seríais sin duda tan joven como yo si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo.
Polonio.- (Aparte.) Aunque todo es mentira, no deja de observar método en lo que dice. (A Hamlet.) ¿Queréis venir, señor, a donde no os dé el aire?
Hamlet.- ¿Adónde? ¿A la sepultura?
Polonio.- Cierto que allí no da el aire. (Aparte.) ¡Con qué agudeza responde siempre! Estos golpes felices son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón y salud tal vez no se logran. Voy a dejarle y disponer al instante el careo entre él y mi hija. (A Hamlet.) Señor, si me dais licencia de que me vaya...
Hamlet.- No me puedes pedir cosa que con más gusto te conceda, exceptuando la vida, eso sí, exceptuando la vida.
Polonio.- Adiós, señor.
Hamlet.- ¡Fastidiosos y extravagantes viejos!
Polonio.- (A Guillermo y a Ricardo, que salen por donde él se va.) Si buscáis al príncipe, vedle ahí.
Hace unos cuantos años que leí Hamlet, debería volver a hacerlo. Pero la idea de esto no es hablar de Hamlet ni de Shakespeare. Solamente transcribí esa escena porque me parece representativa de los dos personajes, y los dos personajes me parecen representativos de dos tipos distintos de personas, y hacia ese lado es que apunto. No tipos de personas, sino tipos de hombres. Y en realidad tampoco tipos de hombres, sino el estereotipo de hombre. Y tampoco quiero hablar de una idealizacion del hombre, sino de la triste realidad.
Hamlet es una obra que data del año 1600, es decir, redondeando, de hace cuatro siglos. En la escena anterior Shakespeare nos presenta un diálogo entre el príncipe Hamlet, un individuo muy perturbado, y Polonio, el chambelán (usen el diccionario, no hay palabra fácil para darle título) adulador. Hoy esos personajes son tan actuales como lo eran hace cuatro siglos. Hamlet es un pobre loco, Polonio es un buen prototipo de hombre en edad madura.
Quiero salirme un poco del tema e ir más allá de estos ejemplares. Polonio es un buen modelo de futuro para la gente de la que quiero hablar, pero no es a lo que apunto. Mi interés hoy es dar lugar a una visión de los hombres jóvenes, los que aún están esculpiendo el molde de sus vidas, los que la sociedad abraza e incuba.
¿Un hombre es lo que quiere ser? Mi respuesta es no. Una persona es lo que quiere ser, pero hoy por hoy, un hombre es lo que un hombre es. La palabra hombre trae un montón de implicaciones, condiciones que se presuponen cumplidas para aquel que así desee llamarse. A mí mi papá no me enseñó a ser un hombre (no es una crítica, en realidad no se si es algo que se supone que se enseñe), pero sí me mostró algunos aspectos de lo que es un hombre. Yo aprendí de él que un hombre es un ser orgulloso, de opiniones firmes, responsable, frío, sin sentimientos pero que se ocupa de su familia. Al menos eso es lo que aprendí de chico. Con los años me di cuenta que algunos aspectos de esa imagen no eran del todo ciertos en él, pero bueno, yo ya estoy formado. Pero me estoy desviando y no es la idea. La cuestión es que esas son algunas características que alguna vez yo creí que un hombre debía tener. Pero no es tan así tampoco. Dije que quería hablar sobre un rango de edades distinto, así que vamos a eso.
El hombre según la sociedad. Actualmente el mundo funciona de una forma loca, pero locos son los que creen que debería ser de otra forma. La imagen del hombre, que tiene una aceptación aberrante, es la de un sujeto materialista que a partir de los veintitantos años centra su pensamiento en el desarrollo de una carrera profesional orientada principalmente al sector empresarial, en la formación de una familia, en comprar un auto, una casa, etc. Un hombre tiene que pensar de esa manera. Pero, ¿cómo tiene que actuar? Esa es la pregunta importante y, por supuesto, tenemos una respuesta grabada. El hombre tiene que ser machito, tiene que mostrar que tiene razón, tiene que mostrar que es un tipo gracioso, tiene que mostrar que es alguien querible, tiene que mostrar que es una persona que puede asegurar un futuro apacible acorde a las necesidades que la vida actual impone. Un hombre tiene que actuar, tiene que convertir el mundo real en un teatro inmenso donde representar la obra de su vida, y esa obra le tiene que gustar a los demás. Le tiene que gustar a los hombres ya formados, para que le posibiliten el acceso a ese selecto club, le tiene que gustar a los demás proyectos de hombre para que sean sus amigos, le tiene que gustar a las mujeres, para que algunas sean sus esposas a lo largo de su vida y otras sus amantes, al menos hasta el día en que le baste con pagarles. Le tiene que gustar a todos. Pero por supuesto que eso no es suficiente; tiene que demostrar que la formación de una familia es parte de su proyecto de vida y, obviamente, tiene que tener un proyecto de vida. Es un proyecto de hombre, y la vida del hombre es un proyecto.
Y acá estoy yo escribiendo. Escúchenme bien: ¡yo digo orgulloso de mí que no soy un hombre y espero no serlo nunca! Comparto algunas de las características con los especímenes que acabo de describir, sólo algunas. Pero, ¿hacer de mi vida una obra de teatro? La vida es vida, cada quien debería vivirla a su manera. Si por este tipo de cosas no le gusto a la gente, si por esto muero solo, voy a morir felizmente solo. Y si no es felizmente, al menos va a ser a mi manera, al menos habré respetado la vida. No voy a ser la marioneta de nadie; no voy a ser feliz siempre, no voy a tener todo lo que quiero, no voy a disfrutar al 100%... y ser yo lo vale. Ustedes véndanse a quien quieran, yo no soy un hombre y no me interesa serlo. Soy yo... ¿quién más puede decir eso? Si un hombre hecho y derecho según la sociedad hace esa pregunta, la multitud alza las manos. Es lo que hay. Sigan felices!
Polonio.- ¿Cómo os va, mi buen señor? (Hamlet entra leyendo un libro.)
Hamlet.- Bien, a Dios gracias.
Polonio.- ¿Me conocéis?
Hamlet.- Perfectamente. Tú vendes peces.
Polonio.- ¿Yo? No, señor.
Hamlet.- Así fueras honrado.
Polonio.- ¿Honrado decís?
Hamlet.- Sí, señor, que lo digo. El ser honrado, según va el mundo, es lo mismo que ser escogido entre diez mil.
Polonio.- Todo eso es verdad.
Hamlet.- Si el sol engendra gusanos en un perro muerto, y aunque es un dios, alumbra benigno con sus rayos a un cádaver corrupto... ¿No tienes una hija?
Polonio.- Sí, señor, una tengo.
Hamlet.- Pues no la dejes pasear al sol. La concepción es una bendición del cielo, pero no del modo en que tu hija podrá concebir. Cuida mucho de esto, amigo.
Polonio.- Pero ¿qué queréis decir con eso? (Aparte.) Siempre está pensando en mi hija. No obstante, al principio no me conoció... Dice que vendo peces... ¡Está rematado, rematado...! Y en verdad que yo también, siendo mozo, me vi trastornado por el amor..., casi tanto como él. Quiero hablarle otra vez. (A Hamlet.) ¿Qué estáis leyendo?
Hamlet.- Palabras, palabras, todo palabras.
Polonio.- ¿Y de qué se trata?
Hamlet.- ¿Entre quién?
Polonio.- Digo que de qué se trata el libro que leéis.
Hamlet.- De calumnias. Aquí dice el malvado satírico que los viejos tienen la barba blanca, las caras con arrugas, que vierten de sus ojos ámbar abundante y goma de ciruela, que padecen de gran debilidad de piernas y mucha falta de entendimiento. Todo lo cual, señor mío, no me parece bien hallarlo afirmado en tales términos; porque al fin vos seríais sin duda tan joven como yo si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo.
Polonio.- (Aparte.) Aunque todo es mentira, no deja de observar método en lo que dice. (A Hamlet.) ¿Queréis venir, señor, a donde no os dé el aire?
Hamlet.- ¿Adónde? ¿A la sepultura?
Polonio.- Cierto que allí no da el aire. (Aparte.) ¡Con qué agudeza responde siempre! Estos golpes felices son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón y salud tal vez no se logran. Voy a dejarle y disponer al instante el careo entre él y mi hija. (A Hamlet.) Señor, si me dais licencia de que me vaya...
Hamlet.- No me puedes pedir cosa que con más gusto te conceda, exceptuando la vida, eso sí, exceptuando la vida.
Polonio.- Adiós, señor.
Hamlet.- ¡Fastidiosos y extravagantes viejos!
Polonio.- (A Guillermo y a Ricardo, que salen por donde él se va.) Si buscáis al príncipe, vedle ahí.
Hace unos cuantos años que leí Hamlet, debería volver a hacerlo. Pero la idea de esto no es hablar de Hamlet ni de Shakespeare. Solamente transcribí esa escena porque me parece representativa de los dos personajes, y los dos personajes me parecen representativos de dos tipos distintos de personas, y hacia ese lado es que apunto. No tipos de personas, sino tipos de hombres. Y en realidad tampoco tipos de hombres, sino el estereotipo de hombre. Y tampoco quiero hablar de una idealizacion del hombre, sino de la triste realidad.
Hamlet es una obra que data del año 1600, es decir, redondeando, de hace cuatro siglos. En la escena anterior Shakespeare nos presenta un diálogo entre el príncipe Hamlet, un individuo muy perturbado, y Polonio, el chambelán (usen el diccionario, no hay palabra fácil para darle título) adulador. Hoy esos personajes son tan actuales como lo eran hace cuatro siglos. Hamlet es un pobre loco, Polonio es un buen prototipo de hombre en edad madura.
Quiero salirme un poco del tema e ir más allá de estos ejemplares. Polonio es un buen modelo de futuro para la gente de la que quiero hablar, pero no es a lo que apunto. Mi interés hoy es dar lugar a una visión de los hombres jóvenes, los que aún están esculpiendo el molde de sus vidas, los que la sociedad abraza e incuba.
¿Un hombre es lo que quiere ser? Mi respuesta es no. Una persona es lo que quiere ser, pero hoy por hoy, un hombre es lo que un hombre es. La palabra hombre trae un montón de implicaciones, condiciones que se presuponen cumplidas para aquel que así desee llamarse. A mí mi papá no me enseñó a ser un hombre (no es una crítica, en realidad no se si es algo que se supone que se enseñe), pero sí me mostró algunos aspectos de lo que es un hombre. Yo aprendí de él que un hombre es un ser orgulloso, de opiniones firmes, responsable, frío, sin sentimientos pero que se ocupa de su familia. Al menos eso es lo que aprendí de chico. Con los años me di cuenta que algunos aspectos de esa imagen no eran del todo ciertos en él, pero bueno, yo ya estoy formado. Pero me estoy desviando y no es la idea. La cuestión es que esas son algunas características que alguna vez yo creí que un hombre debía tener. Pero no es tan así tampoco. Dije que quería hablar sobre un rango de edades distinto, así que vamos a eso.
El hombre según la sociedad. Actualmente el mundo funciona de una forma loca, pero locos son los que creen que debería ser de otra forma. La imagen del hombre, que tiene una aceptación aberrante, es la de un sujeto materialista que a partir de los veintitantos años centra su pensamiento en el desarrollo de una carrera profesional orientada principalmente al sector empresarial, en la formación de una familia, en comprar un auto, una casa, etc. Un hombre tiene que pensar de esa manera. Pero, ¿cómo tiene que actuar? Esa es la pregunta importante y, por supuesto, tenemos una respuesta grabada. El hombre tiene que ser machito, tiene que mostrar que tiene razón, tiene que mostrar que es un tipo gracioso, tiene que mostrar que es alguien querible, tiene que mostrar que es una persona que puede asegurar un futuro apacible acorde a las necesidades que la vida actual impone. Un hombre tiene que actuar, tiene que convertir el mundo real en un teatro inmenso donde representar la obra de su vida, y esa obra le tiene que gustar a los demás. Le tiene que gustar a los hombres ya formados, para que le posibiliten el acceso a ese selecto club, le tiene que gustar a los demás proyectos de hombre para que sean sus amigos, le tiene que gustar a las mujeres, para que algunas sean sus esposas a lo largo de su vida y otras sus amantes, al menos hasta el día en que le baste con pagarles. Le tiene que gustar a todos. Pero por supuesto que eso no es suficiente; tiene que demostrar que la formación de una familia es parte de su proyecto de vida y, obviamente, tiene que tener un proyecto de vida. Es un proyecto de hombre, y la vida del hombre es un proyecto.
Y acá estoy yo escribiendo. Escúchenme bien: ¡yo digo orgulloso de mí que no soy un hombre y espero no serlo nunca! Comparto algunas de las características con los especímenes que acabo de describir, sólo algunas. Pero, ¿hacer de mi vida una obra de teatro? La vida es vida, cada quien debería vivirla a su manera. Si por este tipo de cosas no le gusto a la gente, si por esto muero solo, voy a morir felizmente solo. Y si no es felizmente, al menos va a ser a mi manera, al menos habré respetado la vida. No voy a ser la marioneta de nadie; no voy a ser feliz siempre, no voy a tener todo lo que quiero, no voy a disfrutar al 100%... y ser yo lo vale. Ustedes véndanse a quien quieran, yo no soy un hombre y no me interesa serlo. Soy yo... ¿quién más puede decir eso? Si un hombre hecho y derecho según la sociedad hace esa pregunta, la multitud alza las manos. Es lo que hay. Sigan felices!
4 comentarios de mis fieles adeptos:
Holden Caulfield también es un hombre, así, creo.
Ahhh Hamlet.. babaaa..
Pasando al acto principal de su posteo, me parece que generaliza y su generalización peca al carecer de salvedades, (entiéndase que este posteo se va al infierno).
Su descripción de hombre actual me hace acordar a la descripción de "machito argentino" que se tenía en los '70/'80..
Pasando al final de la obra, eres libre eres libre eres libre eres libre, por más que patalees. eres libre, por más que que a veces no quisieras serlo lo eres, ya tiene una brecha en tu mente.. eres libre, lo siento mucho porque te aprecio, siento que tengas que lidiar con la libertad que muchas veces es más dura contrincante que la esclavitud..
Ohh sí, eres libre y a tu suerte con eso!
Eres libre, con todo lo que eso implica..
Hoy en día, no eres un "hombre" eres un ser libre. Si mueres y la sociedad no viste algunos individuos de negro y los envía a actuar el duelo, morirás libre, la libertad dejará caer una flor en la tierra y tarareará esa canción..
Fin.. (aplausos, abucheos, vuelan unos tomates)
Qué versión chota! Yo tengo un a más chta me parece.. Pero para mi a esta altura cualquier traducción es chota! :( Una vez que saboreás la original... ahhhh
(Yo voté por 3, en la única votación que merece mi pena ja)
Un abrazo
Yo no voté por tres, pero yo no debería votar. Igual me parece perfecto que de el ejemplo.
Tema aparte, yo debo anadar lento porque no entiendo a qué apuntan sus comentarios. Tal vez no me haya hecho entender bien en lo que escribí. Se tornó un poco personal, como todo, pero la idea era solamente dar mi visión de los hombres que uno ve constantemente por todos lados, con los que se relaciona (aunque sea cierto que yo no tanto). En fin, es mi humilde opinión. Pueden estar en desacuerdo, por supuesto, y estar equivocados! No, un poco más en serio, no tengo la verdad absoluta, solamente hablo de lo que veo.
me mató el "un poco más en serio"..
No hace falta que alcares que vos no tenés LA VERDAD ABSOLUTA.. dejá de repetirte que sos el más groso, porque vas a terminar creyéndotelo!
jaja
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