lunes, 22 de junio de 2009

Extracto de las vidas de mi vida

Bueno, la historia, que no es historia, va más o menos de la vida. De las vidas de la vida en realidad. La verdad es que eso de que vida hay una sola es una mentira atroz; hay muchísimas vidas, nos la pasamos muriendo y renaciendo. A veces agonizamos más, otras es todo más de golpe, incluso a veces morimos mientras dormimos. Yo he muerto muchas veces y renacido otras tantas.
Hoy no soy el chico que era a los 10 años, a veces alegre. Ese agonizó murió hace mucho. Pero luego de él, nació otro, que comenzó a ver las cosas de otra manera. Nunca tuvo mucho aprecio por la vida, creo que de hecho jamás disfrutó de nada. Ese nunca quizo a nadie, ese conoció los vicios y los adoptó a cada uno de ellos. Fue como una estrella de rock sin talento, viviendo rápido y muriendo pronto. No creo que haya llegado a los 15.
Pasado el tormento injustificado, nace por aquellos años un joven más alegre. Tampoco sabía querer demasiado, pero al menos sabía disfrutar un poco más. Este pretendía vivir, aunque sea un poco. Supo experimentar cosas más lindas, también supo sufrir bien, supo quererse un poco a sí mismo, supo aprender a pensar que no absolutamente todos estaban en su contra. Ese casi fue feliz. Creo que su vida terminó a los 18 o 19.
No creo poder decir que otro nació en esos años, pero siendo un poco más permisivos con los términos, voy a aceptar que sí. El nuevo sujeto anameció solo con un mundo que se le venía encima, del que nada conocía. Él simplemente remó, remó cuanto pudo sin mirar a ningún lado. Pero no tenía ayuda, y acabó por naufragar. A su suerte, en el naufragio encontró algunas compañías. Se armó una familia de papel y aprovechó las experiencias de vidas pasadas para armarse otras cosas. Los vicios ya conocidos se tornaron sus amigos y con ellos aprendió de los abusos. ¡Adelante que el mañana es una ilusión! Vivió un par de años sin sentido, esclavo del nuevo mundo con el que se topó. Sabía de cumplir horarios y sabía de olvidar fines de semana. Supo disfrutar a su manera, muchísimo, pero siempre estuvo vacío, no había un rumbo que seguir, no tenía sentido levantar la mirada. Nunca supo la diferencia entre aceptar y resignarse. Pero un día se durmió y nunca más se despertó.
En su lugar nació un pesado de 21 años. Él vino al mundo con el pan debajo del brazo, aunque en un cuerpo desgastado. Este tipo entendió que algunas cosas simplemente había que aceptarlas. Este tipo aprendió a confiar en alguien, aprendió a mirar adelante, aprendió a vivir en absoluta paz consigo mismo, con el mundo que lo rodeaba, con las cosas que pasaban. Este tipo realmente fue feliz. Se reencontró con el sentido de las cosas, lo abrazó y lo siguió. Rompió las ataduras que lo atormentaban y enfrentó lo que se le puso delante.
Hoy este último tipo no sabe si vivió demasiado. Se siente agonizar, se siente perdido y no entiende por qué. Teme que esa buena vida se le termine, teme que sus días estén contados. Teme que el próxximo en nacer no sea igual de bueno, o mejor. Pero está cansado... no quiere desaparecer, pero no sabe qué hacer. Está buscando un camino, que sabe bien que va a encontrar, pero debe dejar de temer. Si acá se termina esa vida, que así sea. Debe armar el molde para que el próximo en nacer sepa hacer las cosas mejor. Si no son estos los últimos días debe entender que el limbo no es un lugar de descanso agradable, y que nadie lo obliga a quedarse ahí. Se que sigue vivo, se que disfrutó como nadie, se que aprendió cosas de él que ningún otro había conseguido, se que se quiere, se que quiere, se que sabe confiar. Pero hoy no tiene paz, y la necesita, y no sabe dónde buscar. Veremos que sale, deséenle suerte y si alguien puede ayúdelo, todavía tiene mucho por ofrecer. Sino, al menos, esperemos que el próximo sea mejor. Sigan felices!

2 comentarios de mis fieles adeptos:

Edu dijo...

Es verdad, el final quedó re depresivo. Les juro que no me corto, no le hagan demasiado caso.

Pooly dijo...

Ah... bueno cancelo la consulta entonces! :D