lunes, 17 de noviembre de 2008

Cuento de hadas para las noches de la vida

Mágica noche de sueño inducido, o tarde de verano en plena primavera. No siempre funciona, no tiene por qué hacerlo. El cansancio lo supera y se rinde al sueño. Entonces empieza el cuento. Ya no entiende si está dormido o despierto, pero ciertamente no importa, así que se propone caminar. Llega a una pradera preciosa, el suelo cubierto por un manto verde esmeralda de monotonía interrumpida por pintitas blancas y amarillas. En ella puede ver a los unicornios danzar al son del cantar de infinidad de aves de los colores más exóticos. El sol brillante permite ver bajo el cielo celeste un arco iris doble, sobre el cual corretean despreocupados un grupo de duendecitos verdes. Se permite un trago del agua cristalina que cae por la cascada del arroyo y decide sentarse bajo la sombra del ombú que hay a unos pocos pasos de distancia. La imagen armoniosa lo llena de paz y alegría. El mundo es como debe ser.

Pasados unos pocos minutos una luciérnaga baja del frondoso árbol, da unas vueltas a su alrededor y desaparece tras el inmenso tronco. Él, mira fijamente, sin levantarse, sólo mira. Y bajo esta atenta mirada un hada comienza a asomar detrás del ombú. Ríe tímidamente. Para él, es la misma Afrodita que se presenta ante sus ojos. Su nombre no importa, los nombres no importan. Ella comienza a acercarse, él no puede apartar la mirada de sus ojos turquesas. Da unas vueltas a su alrededor y se sienta junto a él, mira profundo dentro de sus ojos y luego se levanta, tomándolo de una mano. Comienza a correr sin perder por un segundo la gracia; él, corre tras ella como si el infierno intentara tragarlo. Ambos llegan a la pradera y se arrojan al suelo, con las mariposas revoloteando a su alrededor. Los unicornios detienen su danza para observar a la nueva pareja; los duendes se alejan en el horizonte, el sol comienza a caer y con él se desvanece el arco iris.

Aquí el tiempo no existe, pero pudieron haber pasado horas. Él parpadea, y al abrir los ojos el sol ya no está, el firmamento se presenta imponente con su profunda oscuridad, apenas opacada por el relucir de las pequeñas estrellas. Hacia el este, su este, una luna llena, inmensa, brinda la luz necesaria. Las aves ya no se oyen, el silencio abrumador solo se rompe con el suave respirar de su bella hada, que yace dormida a su lado. Él teme dormir, no sabe si está dormido o despierto. Entonces se da cuenta que no importa, al final dará igual. Se duerme a su lado, tal vez no tenga otra oportunidad.

9 comentarios de mis fieles adeptos:

Edu dijo...

Me sigo sorprendiendo día a día. No lo puedo creer.

Anónimo dijo...

Sos lindo. Tratate bien, nos vemos el sábado querés?

Anónimo dijo...

AH! Está buenísimo lo que escribiste, seguí así por el amor de buda!

Edu dijo...

No se de dónde salió, estaba todo bastante oscuro y me permití delirar un rato.

Anónimo dijo...

contaste un cuento de hadas?
donde esta Edi?
que le hiciste??

zarpado... no se q fumaste pero pega de primera

espero estes bien
un beso

Anónimo dijo...

SI SIGO ENTRANDO Y VIENDO ESE HADA SENTADA EN EL ARBOLITO ... VOY A TERMINAR COLAPSANDO

DEVOLVEME A MI AMIGO

BESOS

(me termine enviciando con House... jjj)

Edu dijo...

Lo sentimos, el cerebro con el que usted quiere comunicarse no se encuentra disponible o está fuera del área de cobertura. Por favor, inténtelo de nuevo después del viernes.

Anónimo dijo...

buu

Anónimo dijo...

es viernes!!!
maldito call center, ubique ese cerebro!