lunes, 3 de noviembre de 2008

Rubíes y esmeraldas

El cansancio llega a un punto en el cual ya no importa. De la nada a lo ideal, y de ahí al exceso. ¿Cuál es el límite?¿Cuánto es lo justo? Si supiera la respuesta...

Conmigo todo es exceso, y lo que no es exceso se queda en la nada. No conozco el punto justo de las cosas, no consigo mantener el equilibrio. Y eso a veces me confunde, me hace pensar, me hace buscar. Pero, ¿qué importa si no consigo cumplir con el ideal de las cosas? Al fin y al cabo no jodo a nadie, si para algo es que me mantengo en la posición que ocupo. O tal vez eso me obliga a mantenerme en la posición que ocupo. Así que de esto va el post.

¿Dónde está el equilibrio entre la indiferencia y el exceso?¿Por qué la gente busca mantenerse en el equilibrio?¿Por qué no vivir en el exceso de lo que nos gusta y ser indiferentes al resto de las cosas? En lo que a mi respecta, soy un desequilibrado, así que dejo la primera pregunta abierta. Ahora, la segunda, esa es la principal. Del Antiguo Testamento a la cultura actual los excesos se consideran boletos de ida a la perdición (¡viva el avance de la sociedad!). Lo cierto es que hoy por hoy todos cometemos excesos, pero pocos lo admiten. A menos que seas una estrella de rock muerta de los '60s tu vida debe estar regida por el equilibrio. Eso es ser responsable. Tener un trabajo digno, que te pague para tener cosas que te den una imagen decente; tener una familia para mantener, o al menos una pareja (y siempre la misma, no una por día); cada vez más en estos días estudiar o haber estudiado alguna carrera que te permita ocupar una posición en el sistema en la cual puedas lucirte jodiendo a los plebeyos que tenes debajo tuyo mientras alguien (seguramente más vivo que vos) usa tu culo de sacapuntas. Pero por supuesto, sos un hombre responsable totalmente capacitado para lamerle las pelotas delicadamente. Sos el hombre que la sociedad quiere ver, sos el hombre que todos eligen, sos un verdadero IDIOTA.

Ahora bien, si sos un infiel desquiciado pasado en merca que se coge una mina (o macho, para gustos colores) distinta cada noche después de bajarse media botella de tequila, deberías estar ardiendo en el infierno (suponiendo que no estés muerto ya, pero estoy caricaturizando los estereotipos). La sociedad te quiere hundido, y si no puede hundirte, te quiere lejos. No importa si durante el día te la pasas buscando la manera de superarte y te preocupas constantemente por ayudar a las personas, incluso cuando muchas de ellas te rechazarían sin pensarlo si conocieran tus hábitos, que naturalmente no pueden deducir y mucho menos imaginar con sus mentes cerradas. En pocas palabras, caes de una, víctima del prejuicio y del miedo que tienen todos del rechazo social por parte de sus iguales que, naturalmente, sienten igual, valga la redundancia.

Entonces, ¿qué es lo bueno, ser un tipo equilibrado o vivir en los excesos? Yo digo que ninguna de las dos, que lo bueno es ser uno mismo, ser feliz, sin preocuparse demasiado por cuadrar en alguna de esas categorías. Pero no todos piensan como yo. En realidad, son muy pocos los que piensan como yo, lo admitan o no. Tristemente la mayoría se ata al estereotipo del rubí. Yo, paso buena parte de mi vida en la indiferencia y otra parte importante en los excesos. Si sacamos la media casi me ajusto a los requerimienos de la sociedad, aunque si lo vemos de cerca me escapo hacia las dos puntas. No hablé de la indiferencia porque no creo que haya mucho que decir al respecto, no hay un estereotipo válido, al menos no uno solo. Además, se define por si sola.

Bueno, creo haber dejado bastante claro mi punto de vista. Supongo que no sonó muy imparcial mi descripción de los distintos tipos de personas, pero bueno, no puedo ser objetivo. Sin embargo, sería bueno tener ciertos aspectos de la gente centrada, sería más fácil mantener medianamente estable el estado anímico, sería más fácil hablar, sería más fácil evitar la soledad. Pero soy como soy, odiénme por eso, mi lado indiferente se ocupará de que no me moleste. Supongo que no soy ni rubí, ni esmeralda, ni corindón. Pero igual soy capaz de desearles que sigan felices.

4 comentarios de mis fieles adeptos:

Edu dijo...

No se maten que hay lugar para que comenten todos...

Anónimo dijo...

No es signo de buena salud, estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma

Sol dijo...

Estás enfermo, sabías?... por eso te quiero tanto.
Besos

Anónimo dijo...

Vivir en el exceso de lo que nos gusta y ser indiferentes al resto de las cosas es una posició bastante equilibrada, debo decir.

Eso sí, por favor no te pases de merca. Un beso