jueves, 16 de julio de 2009

Quod Natura non dat, Salmantica non praestat

Somos seres humanos, irracionales pero pensantes... a veces, muchas veces creo. Tal vez nuestros pensamientos no siempre parecen muy útiles porque las preguntas que nos hacemos no son las adecuadas. O tal vez las preguntas que nos hacemos son demasiado pretensiosas; después de todo, somos seres humanos.

La historia del hombre en el mundo está grabada en una larga cadena, donde cada eslabón denota un nuevo permiso que la naturaleza nos concedió. Por supuesto, deberíamos definir qué significa que sea larga. Yo creo que la cadena comenzó a ser larga en el eslabón en el cual la naturaleza nos permitió comprender que estábamos vivos, y por lo tanto, que nuestro paso por el mundo significaba para cada individuo una serie de etapas, y para el grupo en conjunto un ciclo. Hubo un eslabón en el cual la naturaleza escribió: "ustedes ya están listos para saber que hay un principio y un final, ambos inevitables; y que también hay un período en el medio, al que de ahora en más llamarán vida, y lo que hagan en esa vida determinará la continuidad del ciclo de su especie".

Una vez que el hombre supo que estaba vivo, comenzó a hacerse preguntas más profundas, cuyas respuestas no le estaban permitidas per se. Natura dijo ustedes pueden saber, no dijo ustedes pueden entender... gran diferencia. Sin embargo, con su nuevo raciocinio el hombre se volvió soberbio, y de esta soberbia empezaron a nacer doctrinas y explicaciones de las más diversas: las ciencias, la filosofía y las metaciencias, las religiones, etc. Así, las preguntas de todos comenzaron a tener respuestas que se desprendían de los axiomas de la disciplina con la cual cada individuo se sentía más cómodo.

Una frase muy famosa en su momento, y que aún hoy se utiliza explica lo que sobrevino: quod Natura non dat, Salmantica non praestat. Las mismas preguntas, formuladas por distintos individuos abocados a distintas disciplinas comenzaron a encontrar distintas respuestas, por supuesto, algunas más ad hoc que otras. En su afán por agregar eslabones a su propia cadena el hombre comenzó a inventar respuestas. Las ciencias exactas y naturales se propusieron explicar el origen, la posición y el fin del hombre en la Tierra, y no tardaron en apuntar al universo; la filosofía quiso dar cuenta de lo que las ciencias estaban haciendo, pero no se conformó y se dispuso a explicar por sí misma la razón de ser del hombre; las artes quisieron desenmascarar una suerte de espíritu dentro de cada individuo, tal vez sin ánimos de explicar, pero sí de mostrar que cada ser era un universo de pequeñas cosas, y muchas de esas pequeñas cosas podían llamarse sentimientos y éstos, más allá de las explicaciones filosóficas, tenían voz propia y podían transmitirse de las maneras menos pensadas; los artistas dijeron sin palabras "no tiene sentido desoír lo que tu propio ser te dice". Por supuesto, también estaba la religión, posiblemente la disciplina más poderosa en lo referido a influencias, que quiso abarcarlo todo desde su punto de vista. El hombre comenzó a saber demasiadas cosas, olvidó sus raíces y se hizo débil. Con la debilidad del hombre aumentó la fortaleza de dios, y por lo tanto el poder de la Iglesia, que eventualmente se materializó con las Inquisiciones, a partir del siglo XII, y con mayor o menor fuerza y cambiando de nombres, hasta el día de hoy.

Retomando, distintos individuos abocados a distintas disciplinas hallaron distintas respuestas a las mismas preguntas. En algunos casos estas diferencias se solucionaron sencillamente con hogueras y, tras la Revolución Francesa, guillotinas. En otros casos la cosa no fue tan simple y hubo que lidiar con la caída y reconstrucción de paradigmas, lo cual, por tedioso que fuera, puede pensarse que a la larga resultó bastante útil.

Algunos nombres que se volvieron bastantes famosos en estos malentendidos fueron los de Giordano Bruno y Galileo Galilei con las ideas locas sobre la teoría heliocéntrica y otras cositas más. Los dos tuvieron su estilo, al menos según se dice; el primero con su frase a los jueces "maiori forsan cum timore sententiam in me fertis quam ego accipiam", algo así como "parece mayor su temor al pronunciar esta sentencia que el mío al recibirla", aunque eso no le ayudó demasiado. El segundo con las mil idas y vueltas, al menos zafó de la hoguera y, para no ser menos, le adjudicaron la frase "eppur si muove" ("y sin embargo se mueve"), aunque dicen que nunca dijo eso. Lo importante es que, aunque muchos de sus argumentos estaban errados, al final estaban en lo cierto.

A otros, como Gottfried Leibniz, la religión le pegó por el lado de la motivación. Éste, cuando no se la estaba midiendo con Newton, que aunque los libros no lo digan seguramente era una buena parte del tiempo y seguramente le ganaba y por eso Newton sacó todo eso de la gravitación para decir "¡vos la tenés más grande pero a mí se me para más!" (el tipo no sabía perder), se dedicaba a justificar las imperfecciones del mundo matemáticamente, para mantener la idea de la perfección de dios y su creación matemática del universo. Obviamente no hubo motivo para matarlo, aunque tampoco fue muy querido en sus últimos años.

Otro que tuvo un final poco agradable fue Antoine Lavoisier, padre de la química, aunque él no se enfrentó a la Iglesia, sino que la guillotina le llegó por la política (para no hacerlo menos célebre se dice que para demostrar que la muerte no era instantánea se esforzó por seguir parpadeando después que le cortaran la cabeza). Pero me estoy desviando del tema al que apunto, aunque aún no se hayan dado cuenta cuál es ese tema (que por esta vez no es insultar al hombre ni a la religión).

La historia del hombre por el hombre resultó ser a lo largo de los años una seguidilla de situaciones desastrosas, avances y retrocesos, disputas, explicaciones y mucha, pero muchísima miseria. Ahora bien, ¿por qué?. ¿Pensar es malo? Yo no creo que pensar sea malo, tal vez la naturaleza no sea tan sabia y en algo se haya equivocado, pero no creo que fuera en algo tan grande. Pensar puede, a veces, hacer mal, pero no creo que sea malo, que dicho sea de paso es también una palabra bastante subjetiva. Yo creo que el problema es que el eslabón que la naturaleza agregó aquella vez a esa cadena resultó ser demasiado fuerte, y el hombre fue demasiado ambicioso al creer que podría agregar los siguientes por si solo. Al intentar entender la naturaleza, el hombre se olvidó de su naturaleza.

Los seres humanos piensan demasiado (no todos, ya lo se), pero lo hacen mal. Buscan motivos sin preguntarse siquiera si los hay; buscan respuestas y muchas veces no conocen las preguntas. El ser humano se olvida que es un ser irracional por naturaleza y, por lo tanto, los actos y los sentimientos no siempre se tienen que corresponder de una manera lógica. Que tal vez no siempre puedan conocer la razón de ser de las cosas y que esto no quiere decir que no exista esa razón ni que deban dejar de buscarla, pero sufrir por no hallarla es sufrir por una ilusión.

Las artes fueron las únicas que nunca se equivocaron, porque nunca quisieron explicar nada, solamente se ocuparon de divulgar, de mostrar el ser propio o la visión de cada artista, de enseñar al resto del mundo y a sí mismo la persona encerrada en ese cuerpo, su esencia, sus sentimientos. Esas cosas que, a veces, no está en nuestra naturaleza explicar. Esas cosas que a veces, para poder estar en paz, hay que aceptar y entonces seguir, simplemente seguir adelante. Conocerse a sí mismo es importante, pero esta esencia que tenemos dentro, y me incluyo ahora aunque no hablo de mí ni para mí, no tiene que ser necesariamente algo estático que va a estar siempre ahí para que lo observemos, analicemos y tomemos nota cada día, buscando en los siguientes una explicación. Creo que si se lo permitimos, con el tiempo y los sucesos que éste trae puede mutar, en algo distinto, parecido, hermoso, horrible... en algo. Y entonces, tal vez, ni siquiera tenga sentido buscar una explicación ahora, cuando el tiempo con sus jugadas puede cambiarnos las cosas. Aceptar, estar en paz y entonces seguir, seguir y ser felices. Sigan felices!


Con esto reabro el blog. Tal vez algunas personas deberían pensar un poco en los últimos párrafos.

Gracias Pehuen, tu detalle de estabilidad me inspiró

5 comentarios de mis fieles adeptos:

Anónimo dijo...

Me encanto! entre los mejores posts bebe!
Beso

David dijo...

Y respecto de tu comentario de hace unos cuantos días, el PO responde:
Que el aviso lo paguen los capitalistas!

Saludos, hermano camarada
Y que viva la santa revolución

Con las tripas del último cura, etc etc

Diuviud dijo...

Y desastrosas va con s.

Edu dijo...

Mierda, es verdad... bueno, una se puede pasar che!

Edu dijo...

Recomendale el Clarín a tu vecina, si es que te pregunta. En serio, el hombre desnudo? Supongo que la idiotez no tiene fronteras. Lo bueno es que no tengo por qué dejar plasmadas estupideces, mucho menos anónimas.