martes, 17 de abril de 2007

Ocaso en el este, sobre el mar de los andenes sin vías...

Y esas cosas sin sentido que le dan sentido a uno. La imaginación, la creatividad, la trampa de la realidad, siempre presente, sentimientos, sensaciones, pensamientos... surge una pregunta, se espera una respuesta, nace una historia que mezcla la fantasía y la realidad, totalmente verídica en el interior. Y una sociedad que no necesita más idealistas reformadores ni rectos seguidores de sus normas, una sociedad que necesita menos personas y más inteligencia natural... ¿sentido común? Entre las mentiras imposibles de decir y las verdades forzadas a ocultarse, brotan respuestas parciales llenas de sinceridad, pero son sólo eso, parciales. Suena ambicioso conocer a una persona, reconoce que sí. Y ahí mezcla la lógica con la naturaleza propia. Ve la ambición, insaciable, que solamente busca paz... ¿amor?, no, no lo conoce.

El aislamiento social, producto de una mente confundida. Las opiniones cruzadas, contradictorias. Un constante desafío al autoritarismo, cierta despreocupación, pocas fantasías... hace tiempo que no pide deseos, hace tiempo que no tiene deseos, hace tiempo que no cree en ellos. Y en medio de la neblina ve una luz y la ignora, no hace caso a sus llamados, no está lejos, pero tampoco cerca, el camino a ciegas es lo que le dice que no avance... y se queda quieto, y se encierra, se refugia bajo esa coraza, escudo que nadie puede traspasar, pero... es de ambos setidos.

Y ella ve de todos lados, tiene ojos en cada objeto, en cada ser... y sufre sus propios errores. Aquello que una vez creó, mutó con el tiempo, al punto de perder toda esencia... ya no es lo que por propia voluntad creó, ni se acerca a serlo, seres irreconocibles... lo que esta sociedad necesita es menos pesonas, lo que ella necesita, y más inteligencia, y ella también estaría de acuerdo, no es lo ideal, pero es un principio en el intento de corregir lo que ya está hecho. Sabe que no hay marcha atras, pero todo retroceso es un avance.

Y él se interna en sí mismo, y busca respuestas, están todas ahí, pero no las ve, no puede verlas todas, no puede hacer caso a todas las que ve, no puede compartir todas a las que les hace caso, no puede explicar todas las que comparte y difícilmente entiendan todas las que explica. Y así es que se pierde tanto en el camino. Rescata la paz, se ve en ellos, en distintas épocas, distintos ambientes, un mismo propósito... están borrosos, pero él se ve, tal vez quiera verse, o no. Y es ahí que llega el momento y vuelve al pasado, es un rato solamente, partes buenas, partes malas, las revive, desde otra posición, ya no es el mismo, pero sigue siendo él. Esa despreocupación, esa paz, nada propio importa, no está ahí la relevancia de su vida. Y se entiende sin entenderse. Un atardecer en el este, la ambientación árabe, esas escaleras ya recorridas hacia el futuro, la paz en los viejos andenes sin vías... pero va a volver, ellos siempre se van, pero él siempre vuelve.

1 comentarios de mis fieles adeptos:

Dr. Lemon dijo...

Hacer, creo que es la palabra. No estoy seguro. Pero dale.

En realidad, no tanto. Bueh, fijate. Como todos, la idea es que seas feliz.

Te quiero mucho.