Cuelgue número ¿1?

Demos la vuelta a esa cabeza, entremos por detrás. Mirá esa ventana, es la puerta que nos llama, ya desactivaste la alarma? Corto un vidrio, corto dos, siento una voz. Un vaivén de sensaciones, no te entiendo, ya te entiendo... no entres ahí. Gracias por meterte, la ves?... esa piedra, se tropieza y la patea... hacia delante, ya va a caer. Lo hace y otra vez, no entiende, no entiende por qué no entiende, entonces no aprende y vuelve a tropezar. Mirá como mira, ve por dentro y se horroriza, da la vuelta y corre, que manera de avanzar! Sigue adentrándose hacia atrás, el que ya no lo es, todo cambia con mirar, donde pisaste nunca pisaste, ya no es el mismo lugar. Una perfección que no encuentra, que estupidez, no sabés donde buscar? No la busques, no es necesario, ya ella te va a encontrar, solo hay que saber esperar y mientras tanto, solo eso, vivir, no te das cuenta? La perfección llega en manos de ella, ella es la tercera entre tres, quiénes son las otras? La primera te da el numero, la segunda te entretiene... libre albedrío? Tan libre como ella quiere, quién es ella?... ella es la segunda... y la primera?... no más que un accidente. Y más adentro escucha el mar, nada se le opone, solo flota, ya va a cruzar. Dos ventanas, son la puerta, allá está esa realidad, prestale atención que nada te va a enseñar. Y se encuentran, y la cruzan, que escena, no hay sorpresa! Den vuelta a esta cabeza si quieren volver a entrar. Un consejo, antes aprendan, no hay nada que enseñar. Ya van a entender... todo es una y otra vez.