domingo, 11 de mayo de 2008

Tan cerca y a la vez tan lejos

Seguramente a todos nos pasó alguna vez estar a un paso de algo y sentir como si nos faltara una eternidad para alcanzarlo. Personalmente creo que es una sensación que se tiene siempre, e incluso a veces se trata más que de una sensación de un hecho, de una realidad pura... a mi en este momento me pasa. Y vamos, sean sinceros con ustedes mismos, también les pasa. ¿Se trata entonces de un mal que nos afecta a todos constantemente con situaciones de lo más diversas?¿Es nuestra imaginación creando la ilusión de una realidad que no es cierta? Son preguntas que no es raro que surjan.

Podríamos analizarlo desde distintos puntos de vista, pero al igual que todo la cuestión se reduce a los extremos. La respuesta es sí o no. Por el sí estamos los fatalistas que vemos a nuestro alrededor un mundo de posibilidades que nos fascina en muchísimas formas, se trate de estudios, trabajos, conocimiento o -diría que principalmente- personas. Y al ver este mundo tan inmenso que nos rodea, nos invade un pensamiento en la trágica forma de pregunta: ¿cómo hago para conseguirlo? Y no encontramos respuesta, así que esperamos.

Cuando los pensamientos vienen en forma de preguntas tenemos un problema, porque el hecho de preguntarse algo implica necesariamente que no conocemos la respuesta. Es cierto que preguntarnos cosas y respondérnoslas es algo muy común, pero en realidad no se trata de preguntas, sino que es más bien que optamos por plantear una cuestión que en realidad conocemos como respuesta a una pregunta que formulamos con el único fin de plantear esa cuestión. De modo que, retomando el tema, un pensamiento en forma de pregunta significa un problema, ya que al no conocer la respuesta y no tener interlocutor estamos metiéndonos en un camino sin salida.

Por otro lado seguramente estarán aquellos que digan que en realidad es todo creación de nuestra propia imaginación. Y no es un argumento tan extraño. Aquellos que digan esto plantearán que somos nosotros mismos quienes, alimentando nuestra esperanza en una situación que nos angustia, nos creamos la idea de que ese objeto de fascinación está a nuestro alcance, pero no sabemos cómo llegar a él, de modo que de alguna forma nos conformamos de momento con saber que lo tenemos cerca, aunque no lo podemos conseguir porque no sabemos cómo hacerlo, pero tal vez algún día encontremos la manera. Entonces, dirán ellos, se trata en verdad de algo que nunca estuvo a nuestro alcance, que jamás lo tuvimos cerca y que no es posible que lo tengamos ya que no somos capaces de conseguirlo, la respuesta mágina que no conocemos no va a aparecer de la nada en nuestra mente. Y allá vemos como se alejan nuestras esperanzas partidas en mil pedacitos.

Queda entonces este asunto en dos puntos de vista que se ven atractivos, el primero sin fundamento pero esperanzador, y el segundo bastante lógico pero demoledor. Sabrán ustedes con cuál prefieren vivir. Mientras tanto, sigan felices, que en una de esas...

0 comentarios de mis fieles adeptos: