domingo, 4 de mayo de 2008

Dulce espera

Es un arte. ¿Nunca se pusieron a pensar la cantidad de tiempo que pasamos esperando? La verdad es que yo hasta ahora no me había fijado, pero me pareció un tema estúpidamente interesante para escribir algo. Así que, en resumen, de la espera y sus cualidades va este post.

Es verdad que siempre fui de llegar temprano a todos lados, de modo que la espera es algo que tengo incorporado como etapa previa para hacer cualquier cosa, pero últimamente me tocó tener que esperar en varias oportunidades, ya sea a que llegue alguien, a rendir un parcial, a que me de ganas de hacer algo, a que pase el dolor, a que sean las 16:30, a que sean las 15:00 o a nada en particular, entre otras muchas cosas. Entonces digo, ¿qué hace uno cuándo espera?¿Pierde el tiempo? Bueno, el asunto de perder el tiempo es algo bastante subjetivo, para algunos determinadas cosas es perder el tiempo mientras que para otros son actividades habituales y hasta necesarias. Para mí dormir es perder el tiempo, comer es perder el tiempo... y sin embargo me pongo a escribir sobre la espera.

No soy una persona con muy buena memoria. En realidad, tengo una memoria muy buena para algunas cosas, principalmente cumpleaños... 11 de enero, 19 de enero, 23 de febrero, 24 de febrero, 6 de marzo, 18 de junio, 7 de julio, 27 de septiembre, 15 de noviembre y muchísimos más que se me vienen a la mente y no tiene sentido escribir. Pero bueno, decía de la memoria... en general, no me acuerdo nada de mi vida, de las cosas que hice hace algunos años, meses, días. Pero hay algo que sí me acuerdo, y es de ayer. Ayer, como otras tantas veces, tuve que esperar, en este caso, como otras tantas veces, a que llegaran ustedes mis fieles lectores y no tanto. ¿Qué hice en esas horas que tenía al pedo y podría haber aprovechado para hacer el informe que tengo que entregar el martes? Bueno, una vez que ya me había bañado, cambiado, boludeado y demás, me di cuenta que no tenía "nada" para hacer, de modo que me puse a esperar. Ayer esperar significó barrer un poco, acomodar botellas, poner sillas en el comedor, sacar los vasos, ventilar la casa para eliminar la atmósfera viciada (lo cual es algo nuevo) y, especialmente, acomodar todo en torno a la mesa de la forma más simétrica posible. Debo haber pasado una hora fácilmente acomodando ocho sillas, diez vasos, dos ceniceros (que obviamente no iba a usar) y un servilletero en la mesa del comedor de modo de buscar la mayor simetría que fuera posible. Sí, ocho sillas y diez vasos... si les parece extraño eso intenten acomodar de manera simétrica diez sillas (seis de un estilo y cuatro de otro) alrededor de una mesa con capacidad para ocho personas. Bueno, cuestión que tiré una hora de mi vida acomodando cosas simétricamente en torno a una mesa, sabiendo que esa simetría iba a durar hasta que la primera persona llegara y se sentara. Igualmente no fue una total pérdida de tiempo, ya que mientras tanto seguía ventilando la casa, y una vez hecho eso acondicionando la temperatura... todo tiene su tiempo.

Así que bueno, este post creo que cae en la categoría cuelgues, y si bien sólo numeré el primero, debe ser, fácil, el décimo. Una locura esto de la espera... tanto ritual para matar el tiempo y después nos quejamos porque lo perdemos. Háganme acordar que para la próxima consiga una cuerda (cuelgue de Esperando a Godot, qué coincidencia). Bueno, no les hago perder más el tiempo, sigan felices en sus respectivas esperas que ya va a llegar la hora!

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